EL DÍA QUE EL BAMBINO SE FUE DE BOCA
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Por F. M. Héctor Veira se fue de boca cuando aprovechó el entrenamiento de ayer para recriminarles a sus jugadores la falta de espíritu que vienen demostrando en los últimos partidos. Y puede irse de Boca esta noche, de acuerdo a una versión que asegura que presentará su renuncia después del partido que el equipo juegue en Chaco a beneficio de los inundados del Litoral, luego de que la comisión directiva tratara, en una reunión secreta el domingo a la noche, el mecanismo de rescisión del contrato del técnico. "No puede ser que después de 15 días (Veira toma como base la actitud del equipo frente a River) Boca no juegue a nada", los criticó de viva voz. "No tienen que bajar los brazos", comentó después ciertamente ofuscado, antes de darse cuenta de que era observado por un grupo de periodistas y verse obligado a bajar los decibeles de sus retos. Pero esos gritos, sus simulaciones y su pase de facturas son un verdadero boomerang lanzado al espacio. Pese a que el oficialismo del club sostiene que el entrenador seguirá al frente del plantel hasta que termine su contrato, o por lo menos, hasta que termine este Torneo Clausura, hay quienes dicen que Veira renunciaría esta noche o, a más tardar, el jueves. A través de su portavoz, Mauricio Macri desmintió ayer los rumores acerca de una reunión del número uno de Boca con el técnico Miguel Brindisi, llevada a cabo al mediodía, en la que se habría tratado el acercamiento del ex jugador a la dirección técnica del plantel de fútbol. Macri también negó que se hubiera designado a Abel Aníbal Alves como posible sustituto interino en caso de que se haga efectiva la renuncia de Veira. De todas formas, una fuente consultada por Página/12 insistió en que Alves, actual colaborador en las divisiones inferiores del club, sería el reemplazante de Veira una vez que éste negocie su salida: el problema sería económico, porque el cuerpo técnico no querría perder el dinero estipulado en un contrato que vence recién a fin de año. Alves se mantendría al frente hasta después del Mundial, cuando se destraben las situaciones de Carlos Bianchi y Daniel Passarella, quienes siguen siendo los candidatos más firmes a ocupar el cargo. Alves posee una larga historia en el club. Formó parte del plantel que le dio el título a Boca en el '81 --fue compañero de Diego Maradona-- y se lo recuerda por un gol conquistado en una gloriosa victoria 2-1 sobre River, en 1976. Oriundo de Olavarría, el ex volante es miembro de los Atletas de Cristo, y alguna vez se autodenominó "un heredero de Jorge Griffa", por lo que es considerado por sus pares como un buen técnico. El oficialismo xeneixe insiste en que Veira seguirá en el club hasta que se termine su contrato. "Tiene contrato hasta fin de año y se le va a respetar", mandó decir ayer Macri. La frase podría despertar varias lecturas. Porque también está contemplada la rescisión siempre que haya acuerdo entre las partes. "La rescisión del contrato fue el tema que se tocó anoche (por el domingo) en una reunión secreta que realizó parte de la comisión directiva después de la derrota ante Ferro", comentó un alto dirigente de club, que prefirió no dar su nombre. Así es como todo es contradicción en Boca. No sólo en el juego del equipo, de un individualismo exacerbado, sino también en la apreciación que los dirigentes tienen sobre los hechos. Mientras unos insisten en que Veira se irá recién a fin de este torneo, otros ansían una retirada más rápida y menos dolorosa.
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