AL JUEZ BAGNASCO HABER RECIBIDO LA COIMA DE IBM
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Por Andrea Rodríguez Fue "una forma de participar de la alegría de la empresa por la obtención del contrato": por eso IBM le pagó al ex director del Banco Nación Genaro Contartese 1.499.978 pesos, y por eso él aceptó la plata. Con esta explicación, Contartese se convirtió ayer en el primer ex funcionario que confiesa frente a un juez haber cobrado un soborno, en el mayor de los escándalos por corrupción de la administración menemista. En 1993, cuando recibió el dinero sucio, Contartese era amigo personal de Carlos Menem. Con él jugaba al golf habitualmente. Y el hombre que le ofreció compartir "la alegría" y le pidió una cuenta en el exterior adonde depositarle la coima fue Marcelo Cattáneo, hermano de Juan Carlos, por entonces ex subsecretario general de la Presidencia y mano derecha de Alberto Kohan, uno de los principales operadores del Presidente. Juan Carlos Cattáneo está procesado en la causa, acusado de ser quien le abrió a IBM las puertas para alzarse con el multimillonario contrato con el Nación. La confesión de Contartese constituye uno de los hitos más importantes de la causa IBM-Banco Nación. Confirma el cohecho, es decir que hubo negociación de coimas. Confirma que hubo una defraudación al Estado, es decir, que el contrato fue sobrevaluado. Confirma que IBM aumentó su lucro ilegalmente, a través del pago de las coimas. Desbarata la estrategia defensiva de la Big Blue, que siempre negó estar enterada del pago de coimas y deslindó las responsabilidades en la ex cúpula de la filial local que negoció el contrato. Esa fue la evaluación que realizaron los investigadores judiciales poco después de escuchar la confesión. Y la confirmación de todos estos ilícitos llegó nada menos que de boca de uno de los negociadores del contrato. La reconstrucción de la pista que siguió el dinero sucio y la confirmación de los nombres de al menos tres de los depositarios de la coima que arrojó el levantamiento del secreto bancario en Suiza constituía ya una prueba fundamental para encuadrar el caso como negociación de sobornos. Pero la confesión de Contartese suma una prueba contundente, como nunca logró la Justicia argentina en un caso de corrupción. Se confirma también la defraudación al Estado porque --tal como entienden el juez Adolfo Bagnasco y sus colaboradores-- sólo de la sobrevaluación del contrato pudo haber salido la plata para la coima. "Sería más que ingenuo pensar que IBM tiene una caja chica destinada a las 'alegrías' de sus clientes", ironizó uno de los investigadores judiciales. Según una pericia existente en la causa, la sobrevaluación del contrato fue de 130 millones de pesos. Y el total de la coima está estimado en 37 millones. Los mismos funcionarios judiciales afirmaron que la confesión pone en jaque la estrategia defensiva de la multinacional: el contrato de IBM con el Nación constituyó uno de los mayores negocios de la Big Blue en toda su historia, en todo el mundo. Y lo consiguió con el pago de la coima. "La casa matriz pudo no saber cuánto y a quiénes concretamente se les pagaba, pero sí que semejante contrato se consiguió pagando", coincidieron los investigadores. El proyecto informático, conocido bajo el nombre de Centenario, se cerró por un monto total de 250 millones de dólares. Ayer mismo los fiscales del caso reiteraron a Bagnasco un pedido para que libre la captura internacional de los cuatro altos ejecutivos de la casa matriz de la Big Blue que monitorearon el contrato con el Nación y que desoyeron varias citaciones del juez para que se presentaran a declarar en la causa. "Gratificación", "reconocimiento", "obsequio". Esos fueron los términos que eligió Contartese para referirse al dinero que recibió y que le fue depositado directamente en una cuenta bancaria en Suiza. Nunca coima. Y eso no fue sólo una cuestión de pudor: formó parte de su estrategia defensiva, para lograr una condena menor, sin cumplimiento efectivo de prisión (ver aparte). Primero reconoció que la cuenta número 976.208 en el Banco Rothschild de Ginebra era suya. Después Contartese contó que "a fines de abril o primeros días de 1994, una vez que el contrato ya había sido firmado, Marcelo Cattáneo me solicitó una entrevista", y en esa ocasión "me explicó que IBM estaba interesada en hacer un reconocimiento a algunos directores, tres o cuatro, del banco, que habían actuado en el contrato". Dijo que Cattáneo "me sugirió que le informara de alguna cuenta en el extranjero" para que le fuera depositado "el reconocimiento". Y a continuación llegó la explicación sobre "la alegría compartida". Fue cuando el juez quiso saber si él había preguntado un reconocimiento a qué era el dinero. "Cattáneo sólo me dijo que estaba todo bien y que era una forma de participar de la alegría de la empresa por la obtención del contrato". Contartese, en cambio, no quiso decir quiénes eran los otros ex directores del Nación que también recibieron una oferta similar. "Por el momento, como no hablé todavía del tema con ellos, prefiero reservarme los nombres", dijo (ver aparte). La confesión de Contartese se suma a la de otro de los destinatarios de la coima, Alfredo Aldaco, ocurrida anteayer, pero ante la prensa, cuando dijo "No soy inocente", un hecho que ante el juez Bagnasco había admitido, pero tácitamente. Con fuerza de prueba para la causa, la declaración de Contartese acorraló a Marcelo Cattáneo, titular de CCR, la empresa subcontratada por IBM para participar del Proyecto Centenario, que desde siempre estuvo sospechada de haber actuado como pantalla para el pago de la coima. Su participación en el negocio --no pautada en los pliegos de la licitación-- nunca encontró otra explicación. También constituyó, en forma indirecta, un tiro de gracia a la postura de los camaristas federales Luisa Riva Aramayo y Horacio Vigliani, quienes dictaron la falta de mérito de Contartese al revisar el procesamiento que Bagnasco le dictó primero bajo el cargo de defraudación al Estado; y después anularon un segundo procesamiento en su contra, bajo la acusación de cohecho. De este modo, el ahora confeso depositario de una parte de la coima llegó a esta instancia prácticamente sin ligazón formal alguna con el expediente. Finalmente, la confesión de Contartese centra nuevamente todas las sospechas sobre el ex presidente del Nación, Aldo Dadone, y su hermano Mario, ex director de la entidad. El ex vicepresidente del banco, Hugo Gaggero, declaró ante el juez que durante la tramitación del contrato él había actuado de hecho como presidente de la entidad porque "Aldo Dadone estaba dedicado exclusivamente a la negociación con IBM". Fue Dadone también quien trabajó con la consultora Deloitte para la elaboración de los pliegos de licitación, hechos a la medida de la multinacional. "Si Contartese, que intervino mucho más tangencialmente en la negociación del contrato, recibió plata, cómo no van a haber recibido los Dadone", fue otra de las conclusiones de los investigadores judiciales. Los Dadone están sospechados de ser los titulares de otra de las cuentas en Suiza, todavía bajo investigación.
UNO DE LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE "GENARO ES TROPA PROPIA" Por A. R. "Sí, claro que es cierto que el presidente Menem venía seguido los fines de semana a jugar al golf con Contartese. ¡Nosotros lo veíamos! Llegaba en su helicóptero y aterrizaba dentro del predio del country", aseguró a este diario un vecino de Las Praderas, el country de Open Door donde el ex director del Nación vive desde hace años. Este dato, confirmado por otros vecinos del country, revela el grado de intimidad de la relación de Contartese con Carlos Menem. Según aseguró el ex ministro Domingo Cavallo, fue el mismísimo Presidente quien salió en defensa de Contartese no bien su nombre apareció ligado al escándalo de las coimas. Menem habría utilizado la frase: "Es tropa propia". Desde que estalló el escándalo IBM-Banco Nación, Contartese apareció siempre como uno de los destinatarios de la coima pagada en el caso. Y debido a aquella amistad sellada en los links de golf, su nombre fue también el que rozó más directamente al presidente Menem. Pero aún antes, cuando el contrato con el Nación estaba en plena negociación y nada hacía sospechar los ilícitos, Contartese ya era señalado, dentro y fuera del equipo económico de Cavallo, como "el hombre de Menem en el Nación", al igual que otro de los ex directores Alfonso Millán. Los demás eran "de Cavallo", como los hermanos Mario y Aldo Dadone, sindicados como otros de los destinatarios de la coima. El de Contartese fue uno de los nombres que dio el ex ministro Cavallo cuando, al declarar como testigo ante el juez Bagnasco en octubre de 1996, señaló a los hombres de quienes sospechaba. Ya antes, en declaraciones públicas y aún siendo titular de Economía, Cavallo había vinculado las renuncias al Nación de Alfredo Aldaco (el otro depositario confeso del dinero sucio) y Contartese con el caso: "Dispuse sus alejamientos por todo el runruneo (sic)" que rodeaba el tema, dijo. Y confesó que esa decisión respondía a información que le proveyó "gente que está ligada o que se dice ligada a Cattáneo". En noviembre del '96, Cavallo volvió sobre Contartese: "Estoy convencido de que es uno de los que recibió las coimas", señaló y recordó que en una ocasión Menem había defendido al director del Nación con esta definición: "Es tropa propia".
Por Ernesto Tenembaum Juan Carlos Cattáneo se siente solo. Ya no es un personaje respetado en ninguno de sus dos mundos: ni en el de la política ni en el de la informática. En el Gobierno saben que está en tratamiento psicológico y que, alternativamente, reacciona con enojo o desesperanza ante la actitud de los viejos amigos que no le devuelven los llamados o se resisten a pasarle informes sobre la evolución de la causa IBM-Banco Nación, que por alguna razón extraña varios funcionarios poseen en la Casa Rosada. Su situación no es nueva. Los así llamados "códigos" entre funcionarios no incluyen reclamos por una conducta deshonesta pero aíslan y castigan a quien es descubierto con las manos en la masa o, al menos, señalado por la Justicia. Alguna vez, en reunión de amigos, Oscar Camilión, otro caído en desgracia, sostuvo: "Soy inocente. Pero si el Código Penal incluyera la figura del gil, yo merecería cadena perpetua". La posibilidad de que Cattáneo abra la boca es particularmente delicada para el Gobierno porque es el único que, cuando estalló el escándalo, cumplía funciones en la Casa Rosada, a las órdenes de Alberto Kohan. El secretario general de la Presidencia explicó que, de haber existido, el delito no se cometió cuando ambos cumplían funciones y que, además, antes de atribuir responsabilidades hay que esperar el dictamen final de la Justicia. Sin embargo, le pidió la renuncia. Desde entonces Cattáneo es un paria. Ayer Kohan sostuvo que no conoce a Marcelo Cattáneo, "aunque puedo haberlo visto alguna vez". La situación del ex subsecretario general de la Presidencia es similar a la de personalidades de muy distinto perfil, como Mario Caserta, Omar Fassi Lavalle o el mismo Camilión, que en algún momento se sintieron utilizados como chivos expiatorios. Sienten que no tienen escapatoria: si hablan sobre los cómplices, el Gobierno presionará para que la Justicia los destruya; si no hablan, perderán su libertad, su prestigio, su futuro. Ellos dudan. En general, la primera línea del Gobierno está convencida de que muy pocas veces huyen hacia adelante. Por eso la sorpresa que generaron en estos días, en círculos oficiales, las declaraciones de Alfredo Aldaco y Genaro Contartese. Gente del palo que rompe códigos. ¿Qué pasaría si Cattáneo cuenta todas su historia política, o realiza referencias sobre la noción del bien y del mal que lo rodeaba en la Casa Rosada y en el mundillo de los empresarios argentinos? A algo de eso se refería ayer Contartese, cuando definió la coima recibida como su forma de "participar de la alegría de la empresa por la obtención del contrato". Un funcionario de nivel medio de la Casa Rosada se sinceró ayer ante este diario. "Nosotros siempre tuvimos ambivalencias sobre qué hacer con la causa IBM-Banco Nación. Si la causa avanzó fue porque se privilegió la intención de poner a Cavallo a la defensiva. Ahora hay algunos enojados, porque ya en su momento sostuvieron que destapar cualquier olla termina salpicando a todos. Es lo mismo que pasó en el período electoral con la operación Maquillaje. El tema ético es un punto débil para el Gobierno y no nos conviene ponerlo a nosotros en primer plano". "Confesiones fuera del expediente tienen un valor prácticamente nulo", evaluó el ministro del Interior, Carlos Corach, cuando lo consultaron por las declaraciones de Alfredo Aldaco sobre la coima. "Hay que ver qué dijo ante el juez y qué valor le da él".
CONSEJO DE LA MAGISTRATURA SE VIENEN LAS ELECCIONES El 29 de junio próximo los jueces de la Nación concurrirán por primera vez a las urnas para elegir a sus representantes en el Consejo de la Magistratura y en el Jurado de Enjuiciamiento. Así lo dispusieron por unanimidad los ministros de la Corte Suprema de Justicia durante su acordada de ayer. Tanto los jueces nacionales, como los federales, tendrán ese día la posibilidad de votar a los cuatro hombres del Poder Judicial --uno de ellos deberá necesariamente ser miembro de un tribunal federal del interior del país-- que integrarán ambos órganos que derivan de la reforma de la Constitución nacional de 1994. La votación será voluntaria, individual y secreta. En la elección de los representantes de los jueces que integrarán el Consejo de la Magistratura podrá presentarse como candidato cualquier magistrado. Para postularse a un cargo en el Jurado de Enjuiciamiento, en cambio, es obligatorio tener rango de camarista. Además de los cuatro magistrados que resulten electos el 29 de junio próximo, el Poder Judicial tendrá en el Consejo de la Magistratura la representación del presidente de la Corte Suprema de Justicia --que actualmente ostenta el riojano Julio Nazareno--, quien ejercerá la titularidad del cuerpo. |