"EL ROBO BANCARIO DEL SIGLO"
|
La defraudación con tarjetas de crédito apócrifas o de terceros "es el robo bancario de fin de siglo", se planteó ayer en las IV Jornadas Internacionales sobre Prevención del Fraude que organizó la Fundación Veraz. Sólo en Estados Unidos, esta modalidad de delito les cuesta a los bancos emisores de tres mil a cuatro mil millones de dólares anuales, con tendencia creciente. Distintos expositores, locales y norteamericanos, coincidieron en que las fallas en los mecanismos de control de las entidades financieras tienen la mayor responsabilidad por las maniobras que implementan los hackers --piratas informáticos-- y los falsificadores de dinero plástico. "Los robos a través de tarjetas de crédito son más beneficiosos y menos riesgosos que el robo a mano armada", comentó Xavier Morales, a cargo de investigaciones de fraudes bancarios en el Servicio Secreto de Miami. Planteó que en su país existen grupos organizados dedicados al hurto y emisión de tarjetas apócrifas, así como la falsificación de cheques de viajeros y de corporaciones empresarias. Morales señaló que la mayor organización criminal identificada en Estados Unidos es de origen asiático y adoptó el estado de California como su centro de operaciones, pero alertó que también cuenta con una difundida red en Latinoamérica. "El potencial de lavado de dinero mediante transferencias electrónicas es enorme, a través de transacciones anónimas de un país a otro que sería muy dificultoso detectar", agregó. Carlos Gesto, subcomisario de la Policía Federal, caracterizó al crimen económico como "una gama delictiva no violenta, de carácter inteligente, frente a la cual la fuerza policial no cuenta con herramientas legales suficientes para actuar". Se quejó de que "organismos como la Inspección General de Justicia o los registros provinciales no cumplan su función de ir a las asambleas de accionistas de las empresas para verificar qué pasa", y que la excesiva competencia entre bancos haya desvirtuado las exigencias respecto de conocer al cliente. "Una norma básica de buena gestión bancaria es no abrirle una cuenta al primero que pasa por la puerta, y sin embargo hoy parece un concepto antiguo", apuntó. Gesto refirió que las organizaciones criminales se identifican por "lazos étnicos, códigos de silencio y de conducta, cuentan con una máscara de legalidad bien estructurada, con asesoramiento jurídico, contable y vinculaciones con policías, legisladores y funcionarios de gobierno". Señaló que el aflojamiento de los controles bancarios facilita la tarea del crimen organizado. "Cada vez que un banco lanza una promoción, crece su número de clientes y bajan los controles", afirmó. En su exposición, el representante de la Policía Federal subrayó que es usual que los delitos perpetrados por organizaciones criminales se manifiestan a la luz pública. "Semanalmente, se ofrece a través de una revista la venta de CD con el padrón electoral, que es una buena base para fabricar titulares de cuentas o de tarjetas, o se ofrece en los clasificados de todos los días la compraventa de garantías fraudulentas, pero la Policía Federal no tiene instrumentos para actuar preventivamente", aseguró ante más de 200 participantes, en su mayoría asesores jurídicos y asistentes financieros de empresas. Gesto recriminó la actitud de los directores de entidades "que prefieren invertir en marketing antes que en mecanismos de seguridad". Y advirtió que "el mercado conoce las entidades que carecen de seguridad, y los delincuentes seleccionan dónde hacer sus operaciones de acuerdo con ello".
|