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Por Maximiliano Montenegro No es sólo la burocracia lo que demora la ejecución de los créditos del Banco Mundial para las provincias que administra el Ministerio del Interior. Carlos Corach los utiliza también para negociar políticamente con gobernadores de distinto signo partidario. Un ejemplo es el préstamo 3877-AR, del año pasado, destinado a "fortalecimiento institucional" en la ciudad de Buenos Aires: pese a que el gobierno radical cumplió con todos los requisitos legales, el secretario de Asistencia Financiera a las Provincias, Rodolfo Vacchiano, mantuvo durante siete meses retenido el convenio entre Interior y la ciudad, imprescindible para destrabar los desembolsos del Banco Mundial. Página/12 reveló la semana pasada que se habían ejecutado sólo 1,2 millones de dólares de un crédito del Banco Mundial y del Eximbank por 320 millones, aprobado en diciembre de 1996, para "protección contra inundaciones" en las provincias hoy bajo el agua. Entonces, Asis Faiz, el funcionario del Banco Mundial en Buenos Aires encargado del área de infraestructura, le dijo a este diario que las demoras eran "un problema de la burocracia del Ministerio del Interior. Ellos necesitan de 10 a 12 meses para hacer efectivos los préstamos (desde la aprobación por el Banco)". Sin embargo, en los atrasos en la ejecución de los préstamos del Banco Mundial hay otros condimentos. El control de la caja de los préstamos del Banco Mundial es un formidable instrumento de negociación con los gobernadores ideado por Cavallo (ver aparte) y --paradójicamente-- usufructuado por su archienemigo, Carlos Corach. Los créditos del Banco Mundial dirigidos a las provincias funcionan de la siguiente manera. El Estado, a través del Ministerio del Interior, solicita el préstamo y actúa como codeudor y garante del mismo. Tras aprobarlo el director del BM las provincias, a su turno, deben cumplir dos pasos. Uno, dictar una ley provincial que autorice el endeudamiento, y el otro, firmar un "convenio de préstamo subsidiario" con el Estado, garantizando la devolución del crédito mediante la coparticipación de impuestos. Cuando se trata de la oposición, estos convenios suelen ser retenidos por Corach y sólo los aprueba después de negociar políticamente con el gobernador en cuestión. En marzo del año pasado, la ciudad de Buenos Aires cumplimentó todas las exigencias para gestionar un crédito del Banco Mundial (el 3877-AR) para "fortalecimiento institucional" (reforma tributaria y planes para mejorar la situación fiscal) por 3 millones de dólares en el marco del programa Provincias II que maneja Interior. El convenio con la firma de Fernando de la Rúa fue girado al despacho de Rodolfo Vacchiano. Pero fue cajoneado durante siete meses. Los insistentes llamados del secretario de Hacienda porteño, Adalberto Rodríguez Giavarini, a Vacchiano no alcanzaron para destrabarlo. Sólo después de que De la Rúa incluyó el tema en dos reuniones personales con Corach, Interior le puso la firma. "Esta práctica la hacen con todas las provincias: a una amiga se lo firman enseguida, si no te cajonean el expediente y negocian otros temas. Los que están ahogados financieramente aceptan cualquier cosa", le dijo a este diario un funcionario que trabajó durante cuatro años en el área. Tres millones de dólares para la ciudad de Buenos Aires no son significativos. Muy distinta es la situación de la mayoría de las provincias, que pagan tasas elevadísimas (entre el 15 y 20 por ciento anual) a los bancos locales por montos mucho menores a los que ofrece el BM. Por caso, el préstamo para inundaciones por 320 millones (el 4117-AR) que todavía no se desembolsó está pactado a "tasa Libor más un margen de entre 0,5 y 1 punto anual". Es decir, a lo sumo 6,7 por ciento anual, una tasa similar a la mejor colocación del Estado nacional en el mercado internacional. En tanto, los 52 millones de dólares que gestionó Corrientes por esa vía multiplican --según los expertos-- por cinco los recursos que estaría en condiciones de obtener la provincia de un banco privado de primera línea. Durante el almuerzo que compartieron hace un mes en Buenos Aires los ministros de Hacienda de los seis distritos radicales, saltó el tema de los créditos del Banco Mundial y el de los ATN como paradigmas de la discrecionalidad con que actúa Interior. Rodríguez Giavarini contó la historia del crédito que le congeló Corach, que hoy revela Página/12. El ministro cordobés lo consoló diciéndole que el propio Ramón Mestre había tenido que entrevistarse en persona con Vacchiano para destrabar fondos, para lo cual tuvo que aguardar más de media hora en la antesala de la oficina del funcionario. Alguien acotó que, en tiempos del cavallista Juan Antonio Zapata (el predecesor de Vacchiano), el anciano caudillo del justicialismo santiagueño, Carlos Juárez, había recibido el mismo trato. Pero ninguno narró una anécdota más divertida que Carlos Soporski, el ministro de Economía de Angel Rozas en Chaco, quien hizo llorar de risa a los comensales. Según Soporski, a poco de asumir como ministro viajó a Buenos Aires para negociar con Zapata la ejecución de los préstamos del BM que la provincia había gestionado, pero no se desembolsaban. Padeció más de 30 minutos de una sofocante espera, en una oficinita contigua a la de Zapata, sin aire acondicionado y cerrada por una puerta automática de vidrio similar a las de los aeropuertos. Entonces apareció Daniel Pastor, quien había sido ministro de Economía de Horacio Massaccesi en Río Negro, y un habitué en los despachos de Interior. "Estoy acá hace más de media hora, muerto de calor, ni me quiero imaginar cómo me van a tratar cuando me reciban", le espetó Soporski. "Te voy a enseñar algo --le retrucó Pastor--, levantate de ese sillón". Ahí nomás, sacó debajo de un almohadón un taquito de madera que trabó justo en el puerta automática, que permaneció abierta. "Volvé a ponerlo donde estaba cuando te vayas", le ordenó. Apenas asumió, Roque Fernández propuso una relación más directa entre las provincias y los organismos internacionales para --según palabras de sus colaboradores-- "despolitizar el manejo de los créditos". Pero Corach se negó a resignar el rol de intermediario. Sólo dos gobiernos lograron hasta hoy saltar la valla de Interior para negociar con los organismos multilaterales: la provincia de Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires. No casualmente, son las únicas jurisdicciones que ya habían logrado independizarse, dado que se financian en el mercado de capitales internacional.
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