DETRÁS DE LA PISTA YANQUI
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Por Andrea Rodríguez El juez federal Adolfo Bagnasco pedirá la captura internacional de los funcionarios de la casa matriz de IBM, con sede en Estados Unidos, que supervisaron la negociación del millonario contrato con el Banco Nación. Las nuevas pruebas agregadas a la causa dejan pocas dudas sobre la necesaria connivencia de la cúpula internacional de la Big Blue en el pago de las coimas a los ex directores del Nación, que --según Genaro Contartese-- fue una demostración "de la alegría de la empresa por la obtención del contrato". Al declarar ayer en la causa, el ex presidente de la filial local de IBM, Ricardo Martorana, también señaló hacia los funcionarios de la casa matriz. Las órdenes de captura amenazan con un escándalo que la Justicia de los Estados Unidos no podrá soslayar: en ese país, el pago de sobornos está penado por ley. Además del contrato con el Nación --el más grande, por 250 millones de dólares--, IBM concretó negocios, entre 1993 y 1994, con la DGI, la ANSeS, el gobierno de Mendoza, el entonces Banco Provincia de Santa Fe y los municipios de Avellaneda y Lomas de Zamora. Todos estos contratos son investigados por la Justicia bajo la misma sospecha: sobrevaluación y pago de sobornos. Sólo en el firmado con el Nación hubo un sobreprecio de 130 millones, según una pericia agregada a la causa. En 1994, la filial argentina de IBM fue la de mayor rentabilidad en todo el mundo. El contrato con la entidad bancaria constituyó uno de los mayores negocios de la multinacional en toda su historia. Y con la confesión de Contartese --que se suma a la reconstrucción de la pista que siguió el dinero sucio hasta llegar a las cuentas suizas-- se confirma que la Big Blue consiguió ese negocio con el pago de coimas. Todos estos datos eran evaluados ayer por el juez Bagnasco y sus colaboradores para concluir que los funcionarios de la casa matriz de la multinacional no pudieron desconocer el modus operandi de la filial local. Como en el proyecto de informatización del Nación, en los otros seis emprendimientos también investigados por la Justicia se repite la participación de las empresas Consad y CCR, no especificada en los pliegos de licitación, sino subcontratadas después por IBM supuestamente para aportar sistemas informáticos necesarios para los proyectos, pero que --al menos en el caso del Nación-- sirvieron para canalizar el pago de las coimas. "La central en Estados Unidos pudo no saber cuánto y a quiénes se pagaba, pero sí que semejante contrato (el firmado con el Nación) se consiguió pagando", sostienen los investigadores judiciales, en una hipótesis que terminó de tomar fuerza con la confesión de Contartese. También hacia la casa matriz apuntó ayer Martorana, en una repetición de la que fue desde siempre su estrategia defensiva: deslindar su propia responsabilidad hacia arriba (o sea los directivos con despacho en Estados Unidos) y también hacia la segunda línea de la sede local que diagramó el proyecto. Aunque en esta oportunidad, fue un poco más concreto que en las anteriores. Señaló directamente a Steve Lew, un técnico del Centro de Diseño de Soluciones de la casa central, quien se encargó de monitorear la propuesta técnica que la sede argentina presentó para la informatización del banco. "Lew vino (a Buenos Aires) a revisar y controlar un negocio de servicios", dijo Martorana. También agregó que la casa matriz tenía el poder suficiente como para decidir si el negocio con el Nación se hacía o no. Sobre su propia participación en el proyecto, dijo: "Mi función era institucional, no técnica" (ver aparte). Según dio por probado el juez Bagnasco al dictar el procesamiento de los miembros del directorio del Nación que firmaron el contrato y los máximos directivos de IBM argentina, Lew viajó a Buenos Aires y tuvo "especial participación en las horas previas a la entrega de la propuesta" de IBM a la entidad bancaria. Lew intervino en la elaboración del llamado "Hot Case", un documento que resumía la propuesta de IBM, que fue enviado después a la casa matriz para su convalidación y en el que no figuraba la subcontratación de CCR. El juez presume que a Estados Unidos "se envió para su aprobación una propuesta que no se condecía con la que en definitiva fue presentada" al Nación. Junto a Peter Rowley, Robert Libero y Marcio Kaiser --otros tres directivos de la cúpula internacional de la Big Blue--, Lew ya fue citado a declarar en la causa porteña en tres oportunidades. Nunca se presentaron. Ya antes de viajar a Suiza en marzo último, el juez Bagnasco admitió públicamente que estudiaba la posibilidad de librar un pedido de captura internacional en su contra. La Fiscalía reiteró el martes último un pedido en ese sentido, después de escuchar la confesión de Contartese. Y Bagnasco considera ahora, de nuevo y con mayor convicción, esa posibilidad, para lo cual está analizando los tratados de extradición y Asistencia Jurídica Recíproca entre Estados Unidos y Argentina. "Los directivos de la casa matriz deben convencerse de que tienen que colaborar con la justicia argentina. Si no, se ordenará su captura", admitió ayer el juez. Así, el escándalo IBM-Banco Nación amenaza con trasladarse a los Estados Unidos, con todo lo que esto implica. IBM es una de las más grandes multinacionales de origen norteamericano.
LUIS FERREIRA ASUMIO COMO SECRETARIO DE ETICA PUBLICA "NO VOY A FISCALIZAR NI INVESTIGAR"
Por Diego Schurman "¿Si un necio grita acaso te pones a gritar? ¿Si un perro ladra acaso te pones a ladrar?". Carlos Menem no buscaba ninguna respuesta. Simplemente recurrió al proverbio árabe para proteger de las críticas a su amigo Luis Nicolás Ferreira. El ex decano de la Facultad de Medicina y menemista confeso acababa de asumir como director de la Oficina Nacional de Etica Pública. Es decir, como titular del organismo que se encargará de evitar actos de corrupción en la actual administración. Pero ya en su primera declaración pública como flamante funcionario abrió la polémica al aclarar cuál será, o más bien cuál no será, su tarea. "Yo no voy a fiscalizar ni investigar a funcionarios", dijo. Ferreira asumió en un acto sobrio, sin el ruido ni los colores que acompañaron dos semanas atrás la coronación de Ramón Ortega en la Secretaría de Desarrollo Social. Hasta la ministra de Educación, Susana Decibe, se vistió para la ocasión, abandonando sus habituales tailleurs por un saco oscuro y una corbata al tono. En ese marco, más de uno se aventuró a comparar el Salón Blanco de la Casa Rosada con un ámbito académico. Y no fue tan descabellado: un silencio sepulcral, como el que ofrecen los alumnos cuando habla el profesor, se apoderó de la concurrencia en el momento en que la puerta espejada se entornó para abrir paso a Menem y sus ministros. No se escuchó el bombo de Tula. Ni se lo vio a Armando Gostanian repartiendo souvenirs menemistas, como aquellos encendedores de la leyenda "Menem 99". La gente apenas se dio permiso para aprobar con un cerrado aplauso el "sí juro" de Ferreira y la flamante subdirectora del organismo, Amalia Matio de Macías. Lejos de sus frases rimbombantes ("a los chicos hay que apretarle los dedos para que entiendan", "los homosexuales son enfermos"....), el propio ex decano se mostró medido, y hasta cohibido, en ese reducto que lo colocaba en el centro de las miradas. Si hasta se puso colorado cuando Menem lo envolvió en un caluroso abrazo y le estampó un beso ruidoso en la mejilla. El Presidente no se cansó de ensalzar al hombre que de ahora en más accederá a su declaración jurada, uno de los más valiosos secretos de la Casa Rosada. "Nadie lo puede criticar", dijo, terminante, al hacer un balance del paso de "Don Ferreira" por el decanato de Medicina, la intervención del Hospital de Clínicas y el asesoramiento técnico en el PAMI. A esa altura se percibía un rictus en la boca del funcionario, que a cada rato movía disimuladamente sus ojos para encontrar caras conocidas entre la nutrida concurrencia. En contraste, los labios de Alberto Mazza se mostraban entumecidos y su mirada alienada. Con un poco de maldad y mucho de sensatez, alguien murmuró lo que estaba en la cabeza de todos: que el sueño de Ferreira es reemplazar a Mazza en el Ministerio de Salud. No fue la única persona que ventiló los deseos del ex decano. --La verdad, yo hubiese preferido otra cosa --confió una emperifollada Carmen Fernández a una amiga. Carmen Fernández es bioquímica y docente de la Universidad de Buenos Aires. Pero su frase cobró mayor fuerza por ser, además, la esposa de Ferreira. El propio funcionario admitió, durante una rueda de prensa celebrada minutos después, que el nombramiento fue "toda una sorpresa". Pero rápidamente se apuró en aclarar que, a la vez, le producía "un profundo honor". En rigor, muchos especulan con que la Oficina de Etica Pública será el trampolín para acceder a un ministerio. El "pingüino" --como los estudiantes de Franja Morada le dicen maliciosamente a Ferreira, no sólo por su parecido físico al personaje de Batman sino también por su forma de hablar-- reemplazará a José María Castiñeira de Dios. Menem recordó que el escritor renunció por "razones de salud" pero que continuará ligado al Gobierno "cumpliendo funciones ad honorem". Ferreira saludó afectuosamente a Castiñeira de Dios. Pero fue mucho más efusivo al enredarse en un abrazo con el médico presidencial Alejandro Tfeli, el hombre que le abrió las puertas al menemismo. Fue breve. Pero alcanzó para que sonrieran y se desearan suerte. A sus espaldas se había formado una hilera de colegas, amigos y familiares para estrechar manos y regalar besos. El ex decano se armó de paciencia y comenzó a esquivar las elegantes sillas tapizadas del salón para no dejar a nadie sin su saludo. En el ranking de las palabras más mencionadas pelearon cabeza a cabeza el "felicitaciones" con el "muchas gracias". Por allí se vieron a distintas personalidades del mundo académico y político. Desde el prestigioso profesor de Fisiología y secretario de Relaciones Internacionales de la Facultad de Medicina, Jaime Mogilevsky, hasta el controvertido titular del PAMI, Víctor Alderete, todos acercaron su aliento. Cuando finalizó la extenuante ronda de saludos, Ferreira pasó raudamente por la sala de periodistas de la Casa Rosada y luego partió hacia su oficina. Su misión, como se ocupó de informar en gacetillas, será de ahora en más elaborar el Reglamento Nacional de Etica Pública. Es decir, crear el marco jurídico para hacer lo que ya dijo que no piensa hacer: fiscalizar e investigar a los funcionarios menemistas.
CON LOS DOS TERCIOS IMPRESCINDIBLES Pese a las objeciones formuladas por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y algunos de sus propios subordinados, el Senado aprobó sobre tablas los pliegos del riojano Miguel Angel Romero para el cargo de defensor general, una de las dos jefaturas del ministerio público. Las bajas (apenas 51 senadores presentes de los 70 en ejercicio) permitieron que Romero obtuviera, con 39 votos positivos del oficialismo y los partidos provinciales, los dos tercios imprescindibles para permanecer en el cargo hasta los 75 años. Si bien aliancistas e integrantes del Frente Cívico de Catamarca votaron contra la ratificación de Romero, tampoco ellos tuvieron asistencia completa. Simón Lázara, como integrante de la APDH, había presentado las razones por las que el organismo consideraba inconveniente la continuidad de Romero al frente de la Defensoría. Por lo pronto, pesaba en sus antecedentes el carácter de asesor de la policía de La Rioja y fiscal en esa misma provincia durante la última dictadura militar. Tampoco parecían adecuados el fuerte tono autoritario de su gestión y su perfil escasamente defensista y garantista. El riojano había hecho saber a los defensores oficiales que debían consultar con él sus estrategias, una indicación que éstos consideraban improcedente ya que sólo están obligados a recibir directivas de sus defendidos. Como corolario a las quejas por sobrecarga de tareas, el defensor dispuso reducir las visitas obligatorias a los detenidos que pasaron de una por mes a una trimestral. Lázara había resaltado también en su informe la orden impartida para que los defensores siguieran un curso de interrogatorio en el Escuela de Inteligencia, una ocurrencia "más propia de un asesor de la policía --sostuvo el ex vocero de Raúl Alfonsín-- que de un defensor". La de la APDH no fue una oposición solitaria. Terció en el mismo sentido el defensor de Cámara Hilario Lagos quien, además de reiterar algunos de aquellos argumentos, agregó que ante la insistencia de los defensores para encontrar una salida a la poca disposición de la Cámara de Casación a abrir recursos presentados por los defensores de "pobres, menores y ausentes", Romero excusó a los magistrados diciendo que "no quieren recargarse de trabajo y hacen bien". Luego les aconsejó hacer lo propio: "a los testigos unas preguntitas y ya está y en los alegatos cuatro pavadas. Total, ya vienen condenados". Romero tiene como respaldos políticos al secretario privado del Presidente, Ramón Hernández (al que conoció durante su paso por la policía riojana) y al presidente de la Corte Suprema, el igualmente riojano Julio Nazareno.
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