CÓMO RECONOCER A UN ADICTO A LA PANTALLA
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Por Raquel Roberti El intenso y sostenido desarrollo de Internet a nivel mundial comenzó a mostrar que las ventajas de la red también pueden actuar como cualquier droga social: Tonino Cantelmi, psiquiatra italiano, presentó ayer los primeros veinte net-adictos de su país que requirieron su terapia. El anuncio no hizo más que poner en relieve una problemática que crece al mismo ritmo de la red: a la hora de elegir entre las dificultades y exigencias de una relación frente a frente, mucha gente prefiere escudarse en la pantalla de una computadora y opta por la garantía de la comodidad y la soledad del hogar. El fenómeno alcanzó tal magnitud que hay grupos de autoayuda y profesionales de la salud que ofrecen sus terapias on-line. Cantelmi, de la Universidad Católica Gregoriana de Roma, reseñó durante el Congreso de la Asociación para la Investigación de las Ciencias Neuropsiquiátricas, que se realiza en la capital italiana, los síntomas que caracterizan a una "intoxicación de Internet": pasar cerca de diez horas diarias navegando, comer y dormir poco, obsesionarse con la verificación del correo electrónico, abandonar las relaciones sociales y afectivas, e incluso el trabajo. El especialista comenzó su investigación hace dos años y para entender las verdaderas razones de la enfermedad y las posibles curas recurrió a los antecedentes norteamericanos, "que proponen terapias de grupo a través de la misma computadora", contó. Pero en el proceso, los adictos sufren crisis de abstinencia que se demuestran a través de una agitación motriz: mueven permanentemente los dedos con los que controlan el ratón, tienen fantasías y obsesiones con la red. Los casos más graves, de acuerdo con la exposición del italiano, son los que padecen de "Internet Addiction Disorder (IAD)": se conectan con la red y permanecen en absoluto silencio sin intentar un click. La desesperación por salir de esa situación, sostuvo el psiquiatra, llevó a algunos enfermos a encerrar la computadora en un armario con llave o a suicidarse on-line. Los pacientes de Cantelmi tienen entre 27 y 38 años, un nivel de educación medio-alto y fueron tratados con psicoterapia. Pero el moderno mal no afecta sólo a los italianos: los hackers son los primeros exponentes de esta enfermedad que afecta a usuarios de todo el mundo. A punto tal que los mismos navegantes se aplican los test --disponibles en la red-- para autoevaluar su grado de dependencia (ver aparte). Y como toda enfermedad, la net-adicción generó un grupo de autoayuda, donde a través de charlas los adictos se comprenden y apoyan entre sí para superar la dependencia. El fenómeno adictivo también logró que se instalara en Internet el Primer Centro para las Adicciones On-Line, donde se ofrece ayuda, consejos, terapias apropiadas para los diversos grados de adicción y hasta entrenamiento para curar. Lejos de la red y en el mundo físico, los hospitales públicos o privados brindan servicios de recuperación para adictos, como por ejemplo, los norteamericanos Mc Lean, Massachusetts y Proctor. Esto marca las dos tendencias preponderantes en el mundo de los médicos: los que no conocen --y por lo tanto no comprenden-- Internet, y aquellos que intentan la curación a través de la red. En esta última vertiente, las líneas de acción van desde un alejamiento progresivo de la red que lleve a usarla con moderación hasta la drástica abstinencia total, a la que se recurrirá sólo en los casos más graves. Una primera consigna es que tirar la computadora por la ventana no constituye el único camino a la salvación: después de todo, Internet es una excelente herramienta cuando se usa apropiadamente. Los terapeutas on-line proponen reconocer la adicción, estar decidido a superarla y tener en claro que no se logrará de un día para otro. En general, son los mismos pacientes quienes elaboran un nuevo cronograma de uso de la red: Si, por ejemplo, estaban diez horas ante la pantalla, la propuesta es reducir a ocho la primera semana, a seis la segunda, etcétera, y ocupar las horas restantes en actividades familiares, deportivas o de recreación.
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