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LA FELICIDAD DE ESTAR ALLÍ

Por Eugenia Bunger *

t.gif (67 bytes)  Para mí la creación del Estado de Israel significó el revivir los momentos de la muerte de una forma muy emocionante. Ese día fue para todos nosotros, los sobrevivientes, un hecho glorioso, sobre todo porque implicaba para los que vienen después de nosotros la posibilidad de vivir sin sufrir lo que nosotros sufrimos: el destierro, la certeza de haberlo perdido todo. En la guerra, yo estuve en el ghetto de Varsovia y pasé por seis campos de concentración, entre los cuales estaba Auschwitz; perdí a toda mi familia en manos de los nazis. Cuando pienso en que ellos no vivieron y yo sí, me pregunto si mi vida será un castigo o un perdón de Dios y si lo que les pasó a los seis millones de judíos era algo que debía ocurrir por los pecados cometidos. Tengo que preguntarme todo esto porque de otra manera es imposible pensar tanto horror. Yo me siento marcada hasta en lo más íntimo por este dolor.

Cuando pude escapar, no tuve a dónde ir. En ningún lugar me dejaban entrar. Fui vagando como los gitanos por Italia, Brasil, Paraguay y no sé cuántos lugares más y no había modo de que pudiera quedarme en algún sitio. Vine a parar aquí, a la Argentina, de manera ilegal. Y es por eso que amo a este país: yo tengo un hijo nacido aquí y es la tierra que en definitiva me cobijó. Pero todos los judíos también amamos profundamente a Israel porque significa que ya no estamos abandonados en el mundo, que tenemos un lugar a donde ir. Es más: si Israel hubiera existido en aquellos tiempos, probablemente el Holocausto no habría ocurrido. Si no tuviéramos a Israel, no sé qué sería hoy de nosotros. La felicidad que se siente al estar allí, a pesar de que muchos judíos tuvimos que afincarnos en otro lugar, es tan grande que es lo único que puede llegar a consolarnos de todas las cosas terribles que vivimos.

Ojalá que Israel pueda lograr la paz definitiva, porque ningún judío quiere otra guerra después de todas las cosas que nos pasaron. Lo único que queremos es vivir en paz y tener un lugar en el mundo para que nunca más tengamos que huir. Y ojalá que la existencia de Israel sirva para todos los seres humanos como un recuerdo de todo lo que pasó y así, también, ayudar para que nunca más existan las persecuciones contra ningún pueblo de la tierra. A veces me pregunto cómo es que se pudo seguir después del Holocausto, cómo es que pudimos luchar, pero al pensar en Israel pareciera que todo tuvo un sentido, al menos por un instante: saber que no vamos a permitir que ocurra algo siquiera parecido a lo que pasó.

* Sobreviviente del Holocausto.

 

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