EL AÑO DEL "EFECTO DEL NIÑO"
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POR CECILIA BEMBIBRE "En la industria editorial había otra expectativa: es un negocio que oscila entre la depresión y la euforia." La apreciación de Horacio Zabaljáuregui, responsable del stand del Fondo de Cultura Económica, sintetiza el ánimo con que los expositores de la Feria del Libro iniciaron el último fin de semana de la edición 1998: con el antecedente eufórico del año pasado, en el que las ventas subieron un 40 por ciento y el número de visitantes llegó al millón, las primeras radiografías de la exposición, previas a la clausura y a las cifras oficiales, están por debajo de lo esperado. "La Feria empezó muy floja, aunque en estos últimos cuatro días vino mucha gente. No se puede comparar con la del año pasado, porque en 1997 se abarcó Semana Santa. Lo que veo es que quien en la Feria anterior compraba 10 libros, hoy compra 6. Con un 10 por ciento menos de ventas que el año pasado, yo me considero muy satisfecho" expuso por su parte Aldo Ventura, responsable de las editoriales Sudamericana y Plaza & Janés. Los feriados de las Pascuas, que este año quedaron fuera de la Feria, fueron para varios de los consultados una de las claves del boom de público y ventas de 1997. Y repercutieron sobre los asistentes: pocos extranjeros de países limítrofes, y menos gente de las provincias llegaron a curiosear las góndolas del predio. Hay, sin embargo, un motivo más obvio de la ausencia de visitantes del interior: las inundaciones. Cuando se creían previstas todas sus consecuencias, El Niño desató su furia sobre los libros: quienes acuden a la exposición desde hace varios años, señalan la falta de micros llenos de visitantes del Litoral, del norte y del sur. "La ausencia de ventas a las provincias se va a notar aún fuera de la exposición. Lo que nos queda es esperar que no esté lindo el tiempo este fin de semana largo, así la gente se queda y nos beneficiamos todos", reflexionó ante Página/12 Isidro González, a cargo del stand de El Ateneo. Claudio Sabadín, de Editorial Planeta, analizó: "Puedo especular que la merma se debe en parte a un `efecto tristeza' en el país, por todo lo que está pasando. La gente no tiene el ánimo necesario para venir a comprar libros". Miguel López, de las editoriales Alfaguara, Santillana y Aguilar, ensayó una hipótesis alternativa. "Contrariamente a lo que se esperaba, hay mucha menos gente que el año pasado, y un 30 por ciento menos de ventas. Quizá tenga que ver con la enorme cantidad de robos de carteras; eso acobarda a los visitantes. Después de recorrer la Feria durante los primeros días, el público compra esta última semana", apuntó. Sin embargo, hace unos días aumentó repentinamente la asistencia a la Feria. Los pasillos centrales se volvieron, como es costumbre, intransitables en las horas nocturnas, las colas para entrar a los actos se extendieron, y las ventas aumentaron significativamente. La concurrencia masiva a las presentaciones de libros ha sido notable en lo que va de la exposición, aunque probablemente haya incidido la fuerte presencia de figuras mediáticas en los eventos anunciados: dan la pauta las mil cien personas que escucharon la charla de Alejandro Dolina el fin de semana pasado. Anteayer, por ejemplo, casi una sala completa de adolescentes que aguardaban la lectura de poemas en la sala Rosario Vera Peñaloza salió antes de que comenzara el acto, dejando el recinto casi vacío, al anunciarse que el joven galán televisivo Pablo Echarri, figura convocante, no estaría presente. En parte, la llegada de muchedumbres corresponde con la tradición de aglomeramiento de visitantes que deambula por los pasillos el último fin de semana de la exposición. Hubo quienes, no obstante, especularon con un repunte de último momento que permita alcanzar el record de 1997. "El jueves empezó a venderse bien: no pudimos salir a cenar. Este fin de semana largo va a mejorar, aunque no sé si va a salvar la Feria. Yo diría que se vende un 13 por ciento menos, pero hay que tener en cuenta que el año pasado fue espectacular", razonó José Mejica, de Emecé. Hay, finalmente, quienes no se dejaron contagiar por la oleada de decepción que generó el conocimiento de las cifras parciales. "Tenemos aproximadamente los mismos valores totales de ventas que el año anterior. Si sigue así hasta el lunes, estaremos encantados a la hora del balance", comentó a su turno el responsable de la firma Riverside.
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