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JOHN MONKS, LIDER SINDICAL BRITANICO, HABLA DE LAS REFORMAS

EL "TODO O NADA" DE LA FLEXIBILIDAD

En Europa, como en la Argentina, se habla de flexibilizar el mercado laboral. En esta nota, algunas ideas que están circulando.

Los desempleados de la película "Todo o nada" tuvieron que dedicarse a ser strippers.

Pero John Monks, de la central obrera británica TUC, cree que hay otras posibilidades.

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PAGINA/12 EN GRAN BRETAÑA

Por Marcelo Justo  desde Londres

t.gif (67 bytes) "Hay una mala y una buena flexibilidad. Como con el estrés. La derecha se ha apropiado del concepto y ha reducido la flexibilidad a la libertad de echar gente." John Monks, secretario general de la Central Obrera Británica, la TUC, representa la tendencia más moderna del sindicalismo británico, la que surge después del vendaval thatcherista de los '80 y de la mano de la renovación laborista liderada por Tony Blair. Monks opina que los sindicatos deben replantear su estrategia reconociendo los cambios que han ocurrido en las relaciones laborales a nivel mundial. "Eso no significa rendir pleitesía al neoliberalismo. Pero sí comprender que se requiere una mayor adaptabilidad. La `buena' flexibilidad y la seguridad laboral no son incompatibles", indicó a Página/12.

--Durante 19 años el thatcherismo desreguló el mercado laboral británico. Hoy el gobierno de Tony Blair no propone revertir esos cambios. ¿Quiere decir que la flexibilización laboral era necesaria o inevitable?

--El mundo ha cambiado. En Gran Bretaña hay hoy 4 millones de obreros industriales menos que en 1979, cuando Margaret Thatcher llegó al poder. Es el cambio ocupacional más grande desde 1800 cuando se produjo esa gran migración laboral del campo a las fábricas y ciudades que llamamos Revolución Industrial. Hoy estamos ante un cambio de esa dimensión: la era posindustrial. La migración laboral actual es de las grandes fábricas a los servicios. Todos estos cambios han afectado profundamente el mercado laboral. Ahora bien, siempre se pone el acento en el aspecto económico del thatcherismo. En realidad, hubo en el fondo un fenómeno de naturaleza política: una lucha por el poder. Margaret Thatcher no olvidó jamás que en 1974 una huelga obrera derrumbó al gobierno conservador de Ted Heath. De modo que dio una batalla sin cuartel que culminó con su victoria durante la huelga de mineros en 1984-85. El gran interrogante ahora es si el gobierno quiere volver a dar participación a los sindicatos o dejarlos donde los puso Thatcher.

--Pero más allá de las peculiaridades del proceso británico, la flexibilización del mercado laboral se ha dado en mayor o menor medida en todo Occidente. Para muchos es una consecuencia inevitable de la globalización y es equivalente a la libertad de contratar y despedir.

--No hay una definición única de flexibilidad. Recientemente la Universidad de Oxford hizo un trabajo al respecto y encontró que bajo ese concepto se encuadraban de hecho prácticas laborales muy diversas. La flexibilidad como libertad de contratar y despedir a empleados es la acepción preferida de la derecha. Si la entendemos en este sentido, Gran Bretaña está a la cabeza de la flexibilidad en Europa occidental. Pero si tomamos otros criterios, como la adaptabilidad de una empresa en su conjunto a nuevos desafíos, la cosa se invierte. Por ejemplo, Alemania, a la que se acusa de tener un mercado laboral rígido, es el primero en Europa cuando se mide el tiempo en que tarda para introducir un nuevo producto en el mercado. Y Japón, que no sigue el modelo de flexibilidad anglosajón, es el primero en el mundo. Esto se consigue mediante una flexibilidad interna de la empresa: una flexibilidad de la práctica laboral. Lo mismo sucede cuando se trata de los niveles de capacitación de su fuerza de trabajo. Ahora bien, las dos cosas están relacionadas. Si se es flexible para contratar o despedir, no hay capacitación, y el compromiso de los trabajadores con la empresa es bajo. En este sentido hay una buena y una mala flexibilidad. Como con el estrés. Las grandes compañías automotrices ofrecen más seguridad laboral y más capacitación. A cambio de flexibilidad interna de los trabajadores dan seguridad laboral. Es posible combinar ambas cosas.

--Sin embargo, muchos señalan que Alemania y Francia tienen un porcentaje más alto de desempleo que Gran Bretaña debido a que tienen un mercado laboral más rígido.

--Es un falso análisis. Los altos niveles de desempleo en Alemania y Francia fueron causados por el contexto macroeconómico en que debieron actuar en los últimos años. Ambos países tuvieron que realizar una política muy restrictiva para adaptarse a la introducción de una moneda única europea, a lo que, en el caso alemán se añadió el fabuloso costo de la reunificación. Además la comparación se hace en diferentes momentos del ciclo económico. Mientras Gran Bretaña se encuentra en la fase expansiva, Alemania y Francia recién empiezan a salir de la fase recesiva. A pesar de ello ambos países tienen un PBI per cápita mayor que el británico. Esto no quiere decir que no haya aspectos del mercado que podrían flexibilizarse, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas. En el mercado laboral francés por ejemplo consideramos que el salario mínimo para los jóvenes es muy alto y que esto puede complicar la situación de empleo.

--¿Cómo ve el rol de los sindicatos en este mundo moderno globalizado?

--El mercado laboral ha cambiado por razones económicas y sociales. Hace 20 o 30 años las negociaciones colectivas de trabajo cubrían el 80 por ciento del mercado laboral. Ahora es el 50 por ciento. Hay mucha más gente con trabajos part-time o con contratos por un tiempo determinado. La proporción de gente que trabaja de lunes a viernes disminuyó. La migración laboral al área de servicios implica que cada vez hay más gente que trabaja de noche, los fines de semana. Hace 20 años un argentino que viniera a Londres no hubiera encontrado tantos negocios abiertos ni hasta tan tarde. No hay marcha atrás en estos cambios que además nos afectan muy de cerca porque el sindicalismo nació y creció junto al proceso de industrialización. No es casualidad por lo tanto que haya habido una gran caída en Gran Bretaña en el número de afiliados a los sindicatos que de 12 millones en 1979 bajaron a 7 millones hoy en día. Ahí se encuentra el primer desafío para los sindicatos: cómo organizar este nuevo tipo de empleo. Una forma de ganar relevancia para estos sectores es ofreciendo asistencia a la entrada y salida del mercado laboral: por un lado capacitación laboral y por el otro asesoramiento sobre planes jubilatorios. Otro gran desafío es la globalización. Las empresas tienen mayor movilidad que los trabajadores, quienes todavía debemos articular una estrategia global. En este sentido las organizaciones supranacionales como la Unión Europea, o la Organización Internacional del Trabajo, son una buena plataforma para promover los derechos de los trabajadores. Nosotros impulsamos una carta social universal en la OIT para que se cumplan las condiciones laborales básicas: que haya libertad de negociación colectiva y que se prohíba el trabajo infantil y el trabajo esclavo.

 


 

EL LABORISMO CAMBIA DE RUMBO

TONY BLAIR ANTE LOS SINDICATOS

Por M.J.

--El sindicalismo fue tradicionalmente la columna vertebral del laborismo. Esto ha cambiado con Tony Blair. ¿Cómo evalúa la gestión laborista hasta ahora?

--Tony Blair se propuso gobernar para toda Gran Bretaña. Es decir, para ningún grupo en particular. No tenemos ningún problema con eso. A veces nos gustaría que reconociera más los cambios que hemos realizado. En el congreso general de la TUC en setiembre, Blair dijo que los sindicatos debíamos modernizarnos o morir, formar parte del mundo real o perecer. Creo que el hecho de que era el primer congreso sindical con un gobierno laborista en 19 años, endureció un poco su discurso, porque quería dejar en claro que la relación entre el laborismo y los sindicatos había cambiado. Pero no puedo negar que me sentí, si no traicionado, sí herido.

--¿No es demasiado parecida la política laboral del gobierno y la de los conservadores? A fin de cuentas Tony Blair no propone revertir la legislación introducida por el thatcherismo.

--Hay claras diferencias. El gobierno está introduciendo una serie de derechos básicos, como el salario mínimo, la adopción del capítulo social europeo y nuevas leyes para el reconocimiento de los sindicatos en las empresas. También es importante destacar que convirtió, desde un comienzo, al desempleo en una prioridad. Hay importantes iniciativas fiscales para combatir el desempleo juvenil y a largo plazo.

--¿Qué relación debe haber entre gobierno y sindicatos?

--Yo favorezco una relación consensuada como la que tienen países muy exitosos como Alemania. Debe ser una relación de cooperación y no conflictiva, como la que predominó acá con el thatcherismo. No es revolucionario y romántico pero creo que es un modo razonable de hacer las cosas.


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