LOS FONDOS PRESTADOS SE HICIERON AGUA
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POR MAXIMILIANO MONTENEGRO Mientras el presidente Carlos Menem promete fondos por mil millones de dólares para los inundados, aparecen nuevos ejemplos de la imprevisión con que se manejó el gobierno frente a una catástrofe anunciada. Ya en enero, el Banco Mundial había advertido que las inundaciones en el Paraná serían "las segundas más fuertes del siglo" y que su "impacto social podría ser peor" que otras anteriores, dado el crecimiento de la población a orillas del río. Por eso, el 20 de enero su directorio aprobó, en un trámite muy expeditivo, el denominado "Proyecto de Emergencia de Inundaciones El Niño para Argentina", consistente en un crédito de 42 millones de dólares. Recién el martes pasado, 28 de abril, fue publicado en el Boletín Oficial el decreto 430/98 que aprueba ese "convenio de préstamo" con el Banco Mundial. Los tres meses que tardó Menem en estampar la firma, imprescindible para darle curso al préstamo, representan un cuarto del tiempo previsto para la construcción de obras de protección durante la primera etapa del plan de emergencia. Un funcionario del Banco en Buenos Aires le dijo a Página/12 que "normalmente en la Argentina hay un proceso de trámites bastante lento". En perfecto castellano, con marcado acento extranjero, agregó que "éste es un problema que existe acá con todos los proyectos y éste (Emergencia El Niño) se manejó dentro del tiempo normal para el contexto del país". Es decir, nadie en el Gabinete Nacional lo barajó como un tema de emergencia, pese a que así lo había entendido el Banco Mundial al aprobar en tiempo récord para lo que son los estándares del organismo. El 17 de noviembre de 1997 ingresó el proyecto al Banco Mundial, y el 20 de enero de este año fue tratado por el directorio. Así, el crédito (4273-AR) fue aprobado en apenas dos meses, cuando en general el trámite puede demorar alrededor de un año. Aunque los canales de televisión aún no habían calentado las pantallas con el tema, ya había razones suficientes para que el gobierno actuara también con los tiempos propios de una emergencia. Basta considerar los fundamentos del Banco Mundial al aprobar el crédito en enero para darse cuenta de que ya entonces se tenía conciencia de la magnitud de la "emergencia". "Las señales que presentó El Niño en los últimos meses en el Paraná hacen que el fenómeno (de la inundación) que se avecina esté ahora mensurado como el segundo más fuerte del siglo", sólo después de las inundaciones de 1982/83, anticipaba la entidad. "Sin embargo, su impacto puede ser peor que inundaciones anteriores debido al crecimiento de la población y la industria en la ribera del Paraná", se advierte en la carpeta que trató el directorio del Banco. El mismo documento cuantificaba, además, las pérdidas ocasionadas por inundaciones previas. "En 1982-1983, las inundaciones tuvieron un costo económico estimado de 1800 millones de dólares. En una escala menor, la inundación de 1992 también tuvo un impacto tremendo con pérdidas económicas de 905 millones de dólares y 3,1 millones de personas afectadas". En 1992 el Banco Mundial otorgó un programa de emergencia para afrontar las inundaciones de ese año que la Argentina ya ejecutó. En diciembre del `96, el Banco Mundial junto al Eximbank japonés, aprobaron otro préstamo por 320 millones de dólares del que, como reveló Página/12 la semana pasada, hasta abril del '98 se habían desembolsado apenas 1,2 millones. El préstamo para "Emergencias El Niño", aprobado en enero del '98, es la otra línea de crédito que tiene abierta el país con el Banco Mundial para utilizar en estas inundaciones (ver recuadro). En realidad, el proyecto de "El Niño" no sólo estaba previsto para atender a las provincias del Litoral, sino también para las del Noroeste (Catamarca, Jujuy, La Rioja, Salta y Tucumán) y las de la región cuyana (Mendoza, San Juan y San Luis). El programa comprende dos fases. Una, de un año, para la "construcción de obras de protección", principalmente --aunque no exclusivamente-- en las provincias del Nordeste: "compra de equipos para trabajos de emergencia en el control del cauce de ríos, y protección de infraestructura como puentes, centros de salud y escuelas". La otra, llamada de "rehabilitación", que insumiría hasta tres años, para la "reconstrucción de infraestructura de transporte, sistema de drenajes, defensas ribereñas, hospitales y escuelas". Como dijo el funcionario del Banco Mundial, tres meses para que el Presidente firme el decreto necesario para darle curso a un crédito internacional no está fuera de los tiempos normales con que operó en los últimos años el gobierno. Pero la experiencia también indica que cuando hay voluntad política, y conciencia de que la situación es de emergencia, los trámites pueden ser mucho más expeditivos. En 1995, durante plena crisis del Tequila, los decretos aprobando los créditos otorgados por el Banco Mundial y otros organismos internacionales para sanear el sistema financiero local, "en algunos casos salían al otro día" y en otros, a lo sumo, dentro de la misma semana de concedidos, recordó la misma fuente.
EL BANCO MUNDIAL ADMITE LA DESIDIA OFICIAL "PUDIERON RESOLVERLO ANTES" POR M.M. Uno de los expertos del Banco Mundial, con sede permanente en Buenos Aires, accedió a un diálogo exclusivo con Página/12. Solicitó reserva de su nombre, aunque aclaró que sus dichos podían interpretarse como "comentarios oficiales" de la institución. El especialista, a cargo de todas las operaciones crediticias con Argentina, señaló su parecer sobre el tratamiento oficial que mereció la tramitación del préstamo de 42 millones de dólares denominado "Emergencias El Niño". -- ¿El préstamo para "Inundaciones El Niño" aprobado por el Banco Mundial el 20 de enero pasado era o no un crédito de "emergencia"? -- Sí. La palabra "emergencia" es lo que hizo que el crédito se aprobase muy rápido en el directorio del Banco. Pero el crédito no es para "donaciones" en el sentido tradicional de una emergencia: alimentación, medicamentos, etcétera. El préstamo es para inversiones, una parte para protección contra inundaciones, sobre todo en la región andina, y otra para reconstrucción de caminos, puentes e infraestructura en las áreas afectadas. -- ¿Qué reflexión le merece que el Gobierno haya demorado tres meses para firmar un decreto que destraba un préstamo para una emergencia? -- Normalmente, en Argentina hay un proceso de trámites bastante lento. Este es un problema que ocurre con todos los proyectos acá y este caso se manejó dentro del tiempo normal para el contexto de Argentina. -- Pero "normal" es distinto de "emergencia". -- Sí, es verdad. Es posible firmar estas cosas mucho más rápido. -- En tiempos del efecto Tequila, tengo entendido que los decretos salían sin demoras para aprobar los créditos que otorgó el Banco y otros organismos a Argentina para sanear su sistema financiero. -- Es cierto. En algunos casos, al día siguiente y en otros, dentro de la misma semana. -- ¿No le da la sensación que a este crédito el Gobierno lo tenía en el cajón y se acordaron que había que firmar el decreto justo cuando apareció el tema de las inundaciones en toda su dimensión? -- (Risas.) En los casos de proyecto de inversión hay mucho menos reacción para apurar las cosas. De todos modos, quiero aclarar que en este caso, en términos generales, no me parece que haya una gran diferencia en los resultados. ¿Se tardó mucho tiempo? Sí. Pero es difícil de decir que esto tenga daños reales. -- ¿Cuándo van a estar disponibles los fondos? -- Todavía falta que se firme el convenio con el Gobierno, pero tengo entendido que se va a hacer, a lo sumo, la semana próxima (la que se inicia hoy). Los fondos en las provincias del Litoral se podrán usar, recién después de que bajen las aguas, en obras de rehabilitación. Donde sí es posible comenzar a aplicarlos en el corto plazo es en las provincias andinas, para hacer obras de protección sobre los ríos.
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