ASESINARON AL JEFE MILITAR DEL PAPA
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Ni un día le duró la designación al último jefe de la Guardia Suiza que custodia al Papa, Alois Estermann, asesinado ayer por la noche en su domicilio junto a su esposa. En apariencia el culpable sería el cabo Cedric Tornay, quien les habría disparado en un rapto de locura y después se habría suicidado en el lugar del crimen. El Papa Juan Pablo II había nombrado ayer mismo al coronel Estermann, de 43 años, como nuevo "Capitán Comandante" de los 100 guardias que forman la custodia papal en Ciudad del Vaticano, poniendo fin a cinco meses de vacancia en el cargo y de especulaciones sobre su sucesor. Estermann se había destacado en 1981, cuando saltó al papamóvil en plena marcha en la plaza del Vaticano después de que el turco Alí Agca disparara contra Juan Pablo II. La Guardia Suiza del Vaticano que no llegó a presidir por mucho tiempo es el ejército más pequeño del mundo en el Estado más pequeño del mundo, y el de uniforme más colorido. El cadáver de Estermann fue encontrado junto al de su esposa venezolana Gladys Meza y al del cabo Tornay, de 23 años. Fueron descubiertos por una mujer que vive en una residencia vecina, tras escuchar disparos, pocos minutos después de las 21.00 hora local. El portavoz del Vaticano, el español Joaquín Navarro-Valls, dijo que había indicios para creer que Tornay era el responsable de la muerte de Estermann y de su esposa, heridos de bala. Después, Tornay se habría disparado con su revólver reglamentario, que fue hallado bajo su propio cadáver en el mismo apartamento de los Estermann en el Vaticano. Esto fue establecido después de un primer y muy sumario reconocimiento policial. Se cree que es la primera vez que ocurre una muerte violenta en el Vaticano en los tiempos modernos. Al menos, ésta es la opinión que sostuvo firmemente Navarro-Valls. En 1978, la especulación periodística planteó la hipótesis de un crimen para la muerte súbita de Juan Pablo I. La coincidencia entre las muy pocas horas que median desde que la designación al cargo honorífico fuera conocida hasta la muerte violenta invitan a las mismas especulaciones. O a pensar que la hipótesis tan conveniente de asesinato con suicidio incluido sea una especulación posible, pero que todavía hay que probar. En todo caso, si no se trata de un asesinato en familia, la capacidad de defensa para repeler a extraños del comandante de este cuerpo de elite queda bajo la sombra de la duda. Y si se trató del ataque de un guardia desequilibrado, los estrictos criterios de selección de católicos romanos suizos para este cuerpo honorífico demuestran tener sus fisuras. Jean Luigi Marrone, único juez del estado de la Ciudad del Vaticano, ordenó que la autopsia de los tres cuerpos fuera realizada hoy martes por la mañana. Pero éstas serán realizadas por médicos legales del Vaticano, los profesores Piero Fucci y Giovanni Arcudi, consejeros de la dirección vaticana de servicios sanitarios. El nuevo comandante Estermann había sido designado horas antes como jefe de las tropas de elite por Juan Pablo II. El papa puso fin así a los cinco meses en que el cargo había estado vacante desde la renuncia de Ronald Buchs, quien había renunciado para tomar un puesto, mejor retribuido, en la seguridad del Parlamento Suizo. Al no encontrarse candidatos aptos provenientes de afuera, Estermann, entonces segundo de la Guardia, quedó finalmente a cargo de la tropa de elite de sólo 100 hombres. En los últimos cinco meses la había comandado en forma interina, y había sido su subjefe desde 1989. Con su breve ingreso de ayer, interrumpido por el egreso sangriento, había entrado automáticamente en la "familia vaticana". Hasta entonces, Estermann recibía el título de "gentilhombre de Su Santidad". El Papa habría preferido que el nuevo comandante hubiese surgido de entre las filas de la aristocracia suiza, tal como había sucedido a menudo en el pasado que añora, informaron fuentes vaticanas después de la designación. La prensa italiana había señalado con reiteración esta preferencia papal a lo largo de los meses de una espera que ahora se ha reabierto. Estermann no tenía sangre azul, sino el mérito menor de haber protegido con su cuerpo al papa segundos después del disparo del turco Alí Agca en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981. Vestido de civil, Estermann saltó al papamóvil en plena marcha, lo cubrió frente a cualquier otro ataque, y ayudó a sostenerlo hasta que buscaran y encontraran una ambulancia. Estermann era oriundo de Lucerna y había ingresado a la Guardia Suiza en 1980, en la que permaneció con una fidelidad que faltó a su ex jefe Ronald Buchs. Después de frecuentar una escuela de negocios y cumplir el servicio militar suizo, Estermann estudió teología en Roma.
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