Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ASEGURO QUE NO VE A OYARBIDE DESDE HACE UN MES, PERO SE REUNIO CON EL HACE ONCE DIAS

CORACH TIENE MALA MEMORIA

Tal como afirmó Página/12 el lunes pasado, el ministro del Interior le prometió ayuda al juez Norberto Oyarbide, asustado por las repercusiones que podía provocar la difusión de un video íntimo. Corach tenía sus razones, el acorralado juez le resultó más que útil en algunas de las principales causas que implicaron a funcionarios del Gobierno.

 

Adolfo Vázquez, juez de la Corte Suprema.


Se sumó a las dudas de Granillo sobre la homosexualidad.

na03fo01.jpg (6547 bytes)


Por Román Lejtman

t.gif (67 bytes) A Carlos Corach no le pasó inadvertido que su invitado estaba nervioso y ajado por la tensión que estaba soportando en los últimos días. Lo vio acomodarse por enésima vez su corbata de seda italiana y jugar con su pulsera de plata labrada, un modelo exclusivo de Bulgary, mientras él explicaba que había un sistema de seguridad montado por la Policía Federal para evitar que la información del video privadísimo llegara a los medios de comunicación. Corach parecía seguro y sonreía para tranquilizar a su amigo de tanto tiempo, un oscuro funcionario de Tribunales que había colocado en la justicia federal para cerrar las causas que afectaban a ciertos amigos del Presidente. Después de tratarlo durante cinco años Norberto Oyarbide sabía de memoria cuando el Ministro del Interior consideraba terminada una reunión fuera de protocolo. Tomó uno de los ascensores del hotel Alvear, que segundos antes había llamado un asesor ministerial, y se perdió entre la gente que paseaba esa tarde del 23 de abril de 1998.

Patas cortas

El Ministro no pudo cumplir con su palabra porque el escándalo que pretendió ocultar fue publicado en Página/12 pese a la información tergiversada que se ofreció en su ministerio, la cúpula de la Policía Federal y la SIDE. Estos organismos públicos negaron las relaciones entre Oyarbide y el gobierno, relativizaron el nivel de gastos que exhibe este juez federal e intentaron desviar la atención periodística sobre el contenido de un video clandestino que, por ahora, sólo implica una acción privada que, conforme al artículo 19 de la Constitución Nacional, está reservada a Dios y exenta de la autoridad de los magistrados.

Once días después de su encuentro clandestino con Oyarbide, el 4 de mayo de 1998, Corach enfrentó a los movileros que todas las mañanas hacen guardia en la puerta de su casa. El Ministro pretendió hablar únicamente de las inundaciones pero un cronista de radio le salió al cruce con Página/12 en al mano cuando se dirigía hacia el auto oficial.

 

--¿El gobierno intentó proteger al juez Oyarbide?

--Absolutamente falso. No sé absolutamente nada más que lo que salió en los diarios.

 

--¿La Policía Federal sabía de este asunto?, insistió otro periodista.

--La Policía Federal no me informó absolutamente nada sobre este tema en ningún momento, ni existió un pedido de protección.

 

--¿Qué tipo de relación tiene con el juez Oyarbide?

--Tengo con él una relación como tengo con cualquier otro juez.

 

--¿Hace cuánto que no habla con este magistrado?

--No recuerdo bien, pero a Oyarbide hace que no lo veo cerca de uno o dos meses.

Adelina y Yabrán

Tiempo antes de que Corach niegue su relación con el juez, Oyarbide había demostrado con amplitud su utilidad para el Ministro. Cuando Domingo Cavallo denunció a Alfredo Yabrán en la Cámara de Diputados, Carlos Menem le juró a su entorno que el ex ministro de Economía viviría en el Palacio de Tribunales contestando denuncias y explicando que era inocente. Corach escuchó las pretensiones del Presidente y puso en marcha una estrategia destinada a cumplir las aspiraciones del jefe de Estado. El Ministro llamó al celular de Oyarbide y acordó una reunión en el hotel Alvear, donde llegó a bordo de un Peugeot 405 blanco.

Oyarbide reemplazaba al juez federal Branca, acusado de participar en una banda de contrabandistas y en ese despacho tramitaba una denuncia en contra de Cavallo presentada por Alejandro Barassi, por entonces titular de Ocasa y empleado de Yabrán. Barassi aseguró que el ex ministro de Economía había presionado a los directivos del Banco Hipotecario Nacional (BHN) para que rechazara una licitación que fue ganada por la firma Ocasa.

Sin eufemismos, Corach le sugirió a Oyarbide que dictara el procesamiento y ordenara la detención de Cavallo por haber incurrido en el delito de negociaciones incompatibles con la función pública, tras comprobarse que anuló un contrato obtenido por Ocasa para distribuir por correo las chequeras del pago del BHN. Al momento de la anulación del contrato, que Cavallo hizo con facultades propias, Adelina Dalesio de Viola era presidenta del Banco Hipotecario y aún aspiraba a ser primera dama.

Con la sugerencia de Corach en sus oídos, Oyarbide decidió reunirse con Dalesio de Viola para ajustar una estrategia común. Durante cincuenta minutos, en una casa de modas americana, el juez federal escuchó a la ex funcionaria que aún hacía favores a su ex jefe político. Adelina abandonó caminando el local de ropa carísima que suelen publicitar Demi Moore y Bruce Willis, mientras que Oyarbide se subió a un auto que manejaba un amigo personal.

El testimonio de Dalesio fue clave para Oyarbide, pese a las explicaciones de Cavallo en la causa. El ex ministro había sostenido que el Hipotecario le pagaba a Ocasa 1,82 pesos por cada cheque que repartía y que algunos de ellos eran enviados por Encotesa a 0,40 centavos, lo que implicaba una diferencia de costos muy importante. Para Oyarbide esta información no fue importante y decidió seguir con las actuaciones.

--Prepare un borrador para calificar la situación de Cavallo en la causa del Hipotecario, solicitó el juez federal a uno de sus empleados de confianza.

--Aquí está-- le dijo el empleado a Oyarbide, horas más tarde.

--Pero no. Aquí le estás dando la falta de mérito.

--Y sí. No hay para más.

--No, no. Me voy a ver a Corach.

Cuando las sombras ya invadían el viejo edificio de Comodoro Py, el juez federal llegó al despacho y ordenó al empleado que hiciera lo posible para redactar un borrador que justificara un procesamiento a Cavallo por negociaciones incompatibles con la función pública. El escriba hizo su trabajo y, avergonzado, entregó el borrador a su jefe.

El fallo de Oyarbide tuvo tres meses de vigencia, ya que la Cámara Federal consideró que el ex ministro de Economía no había incurrido en ningún delito. A principios de 1998, con el juzgado de Branca en manos de Gabriel Cavallo (sin parentesco con el ahora diputado opositor) cerró la causa por falta de mérito, una decisión que fue muy criticada por Corach y su magistrado funcional.

 


ACUSAN AL JUEZ DE AVALAR UNA CAUSA INVENTADA POR LA POLICIA


UNA AYUDITA PARA LA FEDERAL

 

Por José Natanson

t.gif (67 bytes) "Oyarbide me dijo que con la Policía no me meta y avaló una causa inventada por la policía para que me deje de joder" --aseguró ayer a este diario Carlos Eduardo Rossi, quien le inició al cuestionado juez una causa (B 1052) en el Juzgado Federal número 1, a cargo de María Servini de Cubría, en la que lo denunció por la presunta comisión de los delitos de privación ilegítima de la libertad, asociación ilícita y encubrimiento, entre otros cargos. Rossi agregó que el magistrado lo acusó sin pruebas en una causa de la que luego fue sobreseído por el mismo Norberto Oyarbide. El objetivo habría sido que Rossi no llevara adelante una denuncia contra un policía que lo amenazó e intentó asesinarlo. La acusación coincide con las afirmaciones del ex ministro Domingo Cavallo, quien había asegurado que el juez era controlado por el ministro del Interior Carlos Corach "vía Policía Federal".

La denuncia se suma al escándalo en el que quedó implicado Oyarbide luego de una información publicada por Página/12 el lunes pasado. En la nota se reveló que un ex amigo de Oyarbide filmó un video con escenas íntimas protagonizadas por el juez. Este ex amigo, un empresario relacionado con la prostitución, sufrió presiones de la Policía Federal y fue víctima de un atentado, del que salió con cuatro heridas de bala. Además, un adicionista del restaurante El Mirasol, de origen argelino y de apellido Zinnedine, denunció ante la Justicia que Oyarbide lo amenazó de muerte para que no revelara la existencia del video. El escándalo cobró proporciones aún mayores cuando la Corte Suprema de Justicia ordenó al cuerpo de auditores que investigue a Oyarbide.

Este diario tuvo acceso ayer a una denuncia que, de ser probada, mancharía aún más el legajo del cuestionado juez Norberto Oyarbide.

Carlos Eduardo Rossi, un taxista de 37 años, aseguró que el 13 de febrero de 1996 fue emboscado por un sargento de policía, a quien había denunciado previamente por amenazas. Según su testimonio, el sargento Rodolfo Alberto Tarruela lo cercó con su coche y le efectuó varios disparos con una pistola Magnum 357. Rossi inició una causa por tentativa de homicidio que recayó en el Juzgado de Instrucción número 19, a cargo del Dr. Alberto Seijas.

Seis meses después, el 29 de agosto del mismo año, Rossi estaba estudiando en su casa cuando sonó el timbre. "Una cantidad desproporcionada de policías pertenecientes a las comisarías 34ª y 47ª entraron con una orden de allanamiento del juzgado de Norberto Oyarbide" --aseguró a este diario. Rossi agregó que lo esposaron delante de sus hijos y se lo llevaron detenido.

Según afirmó Rossi, el disparador de la causa fue una denuncia anónima registrada en la comisaría 39ª, en donde se buscaba a los autores de la quema de 15 autos en la zona de Villa Urquiza. La persona que efectuó el llamado aseguró que cerca del lugar había visto un taxi Peugeot 504, con patente terminada en 459. El taxi que conducía Rossi coincidía con esa numeración. Pero el juez no previó que el auto había sido repatentado cuatro meses antes: en el momento del allanamiento el número había cambiado.

"Lo que Oyarbide no tuvo en cuenta al dictar la orden de allanamiento fue que, en ese momento, circulaban por la Capital Federal 46 autos con la misma terminación" --aseguró Rossi, quien agregó que el domicilio que correspondía a la chapa buscada por el juez no fue el que allanó sino otro, del que se había mudado diez años antes.

¿Por qué el juez allanó la casa de Rossi y no la perteneciente al dueño de alguno de los 46 coches con el mismo número? ¿Por qué allanó el nuevo domicilio y no el que figuraba en los registros?

Según Rossi, la respuesta se encuentra en la vinculación entre ambas causas: debido a su estrecha relación con la Policía Federal, Oyarbide habría avalado las irregularidades cometidas por la policía en la instrucción para inculparlo en una causa en la que no tenía nada que ver, con el objetivo de amedrentarlo para que frenara sus denuncias contra policías. Estas acusaciones coinciden con las denuncias de Cavallo, quien había asegurado que Oyarbide figuraba en la célebre servilleta de Corach y recordó que éste "lo controlaba vía Policía Federal".

Rossi aclaró que, después de 5 meses y ante la inexistencia de pruebas en su contra, Oyarbide se vio obligado a dictar su sobreseimiento definitivo. El testimonio agrega un diálogo que mantuvo con el magistrado en la lujosa sala del juzgado.

--"No es conveniente tener asperezas con la policía, hay que cuidarse --dijo Rossi que le advirtió Oyarbide.

Rossi inició otra causa, la B 1052, ante el Juzgado Federal de María Servini de Cubría por encubrimiento, omisión de denuncia, privación ilegal de la libertad, prevaricato, asociación ilícita y encubrimiento contra el juez de la Nación Norberto Oyarbide.

 

UN MIEMBRO DE LA CORTE QUIERE JUECES NORMALES

 

t.gif (67 bytes) Al comentar la conducta del juez federal Norberto Oyarbide, que la Corte Suprema tratará recién mañana, el miembro del alto tribunal Adolfo Vázquez advirtió que la inclinación sexual "no puede ser un impedimento" para ejercer el cargo de juez de la Nación. "Pero --dijo Vázquez-- en lo personal tengo una condición normal y a mí me gustaría para mí, para mis hijos, para todos que tuvieran esa condición normal". "A mí jamás se me ocurriría preguntar qué hace alguien cuando está encerrado en un cuarto con otra persona", respondió ayer el juez Norberto Oyarbide cuando fue abordado por los periodistas.

El caso del juez generó una polémica nacional sobre las relaciones non sanctas que algunos jueces mantienen con sectores del poder político y sobre la sexualidad de la Justicia. Ayer, Oyarbide expresó que "a todas las preguntas puntuales, las respuestas serán dadas a quien corresponda". Además de la denuncia por amenazas, la Corte Suprema inició un sumario administrativo por su caso y en Diputados se presentaron ayer tres pedidos de juicio político al magistrado.

Vázquez indicó que "lo de ser homosexual no puede convertirse en un impedimento por ley. De ahí a que la persona que lo tenga que proponer lo evalúe, es otra cosa". Su colega Enrique Petracchi puntualizó que el supremo tribunal sólo podría aplicarle una multa por la vía del sumario administrativo.

"Estoy deseando, como cualquier ciudadano, tener la posibilidad de recurrir a la instancia y no sólo brindar información, sino acompañar pruebas que hagan fortalecer mi posición", dijo Oyarbide al salir de su domicilio. "En lo que hace al delito de amenazas que se me está atribuyendo --agregó--, quiero señalar que, con unos cuantos años en la Justicia conozco medianamente bien cuándo una conducta es social y cuándo es antisocial y merecedora de castigo". Con respecto a la acusación de haber mandado matar a una persona, el juez dijo a los periodistas que acudieran al juzgado en cuestión para analizar las pruebas en su contra.

El ministro de Justicia, Raúl Granillo Ocampo desató el lunes un escándalo sobre la sexualidad de los magistrados. En sus declaraciones iniciales expresó que no daría su voto a un homosexual para que ocupe una magistratura, pero más tarde difundió una declaración donde apuntó que eso era válido cuando "se traspasa la frontera de la intimidad y lo privado se hace público".

"Sé conducirme, creo hacerlo con toda corrección", se defendió ayer el juez.

El secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, se negó a comentar la situación del juez y se limitó a expresar que había que esperar la resolución en el ámbito de la Justicia. Una respuesta similar dio el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez, quien indicó que "cada persona es dueña de sus actos privados" y que el tema no fue analizado en la reunión de ministros. El ministro del Interior, Carlos Corach, puntualizó que las acciones privadas de los hombres "están exentas de la honorabilidad que deben tener los cargos públicos".

El titular de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Rubén Beraja, recordó que Oyarbide había ordenado la detención del abogado Mariano Cúneo Libarona acusado de intento de extorsión del juez Juan José Galeano, quien investigaba el atentado contra la AMIA. Beraja recordó que en ese momento "se escuchó que se iban a cobrar la actitud que había tenido Oyarbide". La suposición de Beraja encajaría en ese sentido con la hipótesis que plantea el juego de intereses encontrados entre la Policía Federal y la SIDE.

En la Cámara de Diputados, la legisladora de la Alianza Elisa Carrió, junto con Alfredo Bravo y Margarita Stolbizer, presentó un pedido de juicio político a Oyarbide por "mal desempeño de sus funciones y posible comisión de delito". Otro pedido de juicio político fue presentado por la diputada Marcela Bordenave, también de la Alianza. El tercero fue presentado por el legislador Guillermo Francos, del Bloque Acción por la República.


CLAVES

* Oyarbide fue una pieza central en la estrategia judicial de Carlos Corach, lo ayudó a procesar a Cavallo y a desprocesar a Lestelle.

* Carlos Corach se reunió el 23 de abril con Oyarbide para discutir su situación y buscar un modo de evitarle problemas

* Ayer se presentaron tres pedidos de juicio político contra el juez, dos de la Alianza y uno de Acción por la República.

* En un planteo discriminatorio similar al de Granillo Ocampo el juez de la Corte Adolfo Vázquez dijo que él prefiere "jueces que sean normales".

 


PRINCIPAL