CATTÁNEO, PROCESADO Y SORPRENDIDO
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POR ANDRÉS ROODRÍGUEZ "Estoy sorprendido. No alcanzo a ver las razones por las cuales se me vincula con esta prueba (las coimas depositadas en las cuentas suizas)", dijo Juan Carlos Cattáneo al declarar ayer en la causa IBM-Banco Nación. Pero no agregó detalle alguno que derribe las pruebas acumuladas en su contra. Y el empeño que no puso en ese sentido lo volcó, en cambio, a otra tarea: la de quejarse por lo que consideró la "explotación incorrecta de la información" que hacen los medios de prensa al reflejar su situación en el expediente. Juan Carlos Cattáneo está procesado bajo el cargo de haber sido el hombre que, desde la función pública, como subsecretario general de la Presidencia, le abrió a IBM las puertas de uno de los negocios más importantes de toda su historia: el millonario contrato con el Nación, en el que constituye el más grande de los escándalos por corrupción durante el gobierno menemista, en el que él se desempeñó también como interventor en Somisa. La escasa media hora que duró su indagatoria fue volcada en cuatro carillas y media. Y exactamente la mitad de esas carillas se fue en los lamentos de Cattáneo por "los perjuicios personales, familiares, profesionales y económicos que me producen la difusión de todo lo vinculado a la causa". El ex funcionario, que supo ser hombre de extrema confianza de Alberto Kohan, se había ido preparado para el alegato: cuando llegó el momento sacó un papel del bolsillo de su saco y leyó citas de dos teóricos de la comunicación, Noel Neuman y Mauro Wolff, sobre la formación de tendencias en la opinión pública. También se amparó en la Constitución Nacional y en los pactos internacionales. "No quiero que de ninguna manera esto se interprete como un intento por coartar la libertad de prensa", aseguró ante todo Cattáneo. Pero a renglón seguido señaló que "es evidente que la explotación de todo lo vinculado a la causa lesiona mis derechos constitucionales. Basta con ver cómo se vulnera la presunción de inocencia y todos los derechos humanos que están garantizados por la Carta Magna y una serie de acuerdos con rango constitucional". Después, Cattáneo se tomó la licencia de recomendarle al juez Bagnasco que "debiera evitarse la curiosidad del público e impedir toda clase de publicidad derivada de los convenios firmados por la Argentina para el tratamiento de reclusos, así como el respeto al derecho a la integridad personal, a las garantías judiciales referidas a la presunción de inocencia, la protección de la honra y la dignidad, entre muchos otros derechos que se han vulnerado permanentemente". Entonces después sacó el papel, para leer párrafos textuales de los teóricos de la comunicación. Sobre los delitos que se le achacan --defraudación al Estado y cohecho-- y las pruebas que demuestran que sus empresas, Consad y CCR, fueron subcontratadas por IBM para canalizar el pago de las coimas a los ex directores del Banco Nación, fue poco lo que dijo Cattáneo. Aseguró que "no hay nada que me vincule con los movimientos de cuentas, transferencias y depósitos" del dinero del soborno y que "nunca tuve reunión alguna con directores del Nación vinculada al contrato en cuestión; pero, eventualmente, puedo haber coincidido con alguno en algún evento social". Después Cattáneo se ocupó de defender a su hermano Marcelo, señalado por Genaro
Contartese como el hombre que le ofreció, en representación de IBM, la coima de
1.499.978 pesos, una forma de compartir la alegría de la empresa" por la obtención
del millonario contrato. "Quiero ser muy enfático en afirmar que considero imposible
que mi hermano Marcelo haya participado de una situación como la descripta (por
Contartese). Por lo que conozco a mi hermano, él no puede haber concebido por sí mismo o
siguiendo el mandato o indicación de persona alguna participar en una situación como
esa", dijo. |