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NOVENTA ARGENTINOS PROBARAN YA LA PILDORA DE LA IMPOTENCIA

PARA LEVANTARSE EL ÁNIMO

Noventa voluntarios están siendo reclutados en diez centros médicos para probar la pastilla contra la impotencia que hace furor en Estados Unidos. Mientras se tramita la autorización de venta, los médicos reciben cientos de pedidos.

Así se vende el remedio en EE.UU.

Aquí tendrá otro nombre: Sildefil.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (67 bytes) A partir del mes próximo, un grupo de noventa argentinos con problemas de erección probarán en el país la efectividad de la píldora para el tratamiento de la impotencia sexual masculina, que está batiendo record de ventas en los Estados Unidos. Los voluntarios están siendo reclutados en 7 centros médicos de la ciudad de Buenos Aires y otros 3 del interior del país. Los elegidos recibirán la pócima mágica antes de que llegue a las farmacias. Aunque la pastilla desembarcará en el mercado local recién después de julio --una vez que la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) apruebe su comercialización--, ya hay muestras de que el furor que despertó en EE.UU. se repetirá aquí: los urólogos y andrólogos porteños no dejan de recibir pacientes desesperados por conseguir la droga e, incluso, el mismo laboratorio que la importará recibe cada día entre diez y doce llamados de hombres que quieren la píldora ya.

La píldora será importada por la filial local del laboratorio Pfizer que la sintetizó y desarrolló en Estados Unidos. En los primeros días de abril solicitó al ANMAT la autorización para comercializarla en el país. Un trámite de este tipo demora alrededor de tres meses, explicó a este diario el jefe del departamento de Evaluaciones de Medicamentos y Afines del organismo, Martín Seoane.

La pastilla tiene como principio activo la droga "sildenafil". En la Argentina se lanzará a la venta con un nombre distinto al que la hizo famosa en las principales ciudades norteamericanas. Aquí se llamará Sildefil y no Viagra, para evitar confusiones con otro medicamento cuyo nombre de fantasía es Vagran. El precio todavía es una incógnita. "Esperamos que no cueste mucho más que en los Estados Unidos, cuyo valor unitario es de unos 10 dólares", dijo ayer a Página/12 el médico Enrique Comesaña, asesor en el área de Urología del laboratorio Pfizer Argentina. Es probable que la distribución de la píldora quede en manos de Bagó u otro laboratorio bien posicionado localmente, con quien Pfizer estaría por firmar un acuerdo.

Se buscan impotentes

El ensayo clínico con la píldora que se llevará a cabo en el país lo impulsa el mismo laboratorio. "No es obligatorio para el registro del producto, pero nos parece importante que investigadores argentinos puedan determinar la eficacia de la droga", señaló Comesaña. En realidad, se trata de un ensayo regional con 140 pacientes: 90 de Argentina y el resto de Perú, Chile y Uruguay. Según informó Comesaña, los voluntarios están siendo reclutados por especialistas de tres centros del interior del país (en Bahía Blanca, Rosario y un tercer lugar que aún no se determinó) y de siete centros médicos de la ciudad de Buenos Aires. Edgardo Becher, urólogo del Hospital de Clínicas y presidente de la Sociedad Latinoamericana para el Estudio de la Impotencia (SLAI), es uno de los médicos que están seleccionando a los argentinos que probarán la pastilla. Junto a él están trabajando Amado Bechara, encargado del sector de Disfunciones Sexuales del Hospital Durand, Guillermo Gueglio del Hospital Italiano y Adolfo Casabé del CEMIC, entre otros.

El estudio durará 16 semanas. "Durante el primer mes se evaluarán la características de base en cuanto a la función eréctil de los pacientes. Recién al segundo mes se les comenzará a dar la droga pero sólo a la mitad de los voluntarios, el resto recibirá un placebo", señaló Bechara. Pero ni el paciente ni el médico sabrán quién recibe el medicamento y quién el placebo hasta que finalice la prueba.

La quiero ya

Aunque faltan al menos un par de meses para que el Sildefil se pueda comprar en el país, la expectativa ya es muy alta. "Los pacientes vienen al consultorio con los artículos que salieron en los diarios (sobre la droga) y nos piden que se las recetemos", contó a Página/12 José Vázquez, jefe de la sección Andrología y Sexología del Hospital de Clínicas. Los más ansiosos están reclamando la píldora directamente en el laboratorio. "Hace varios meses que estamos recibiendo de 10 a 12 llamados por día de hombres que quieren comprarla", precisó Comesaña, de Pfizer Argentina.

Bechara aclaró que no se trata de un afrodisíaco. La píldora no despierta el deseo ni mejora el rendimiento sexual. "La gente no debe olvidar que éste es un producto de venta bajo receta, que merece una consulta y una prescripción médica previa y que sólo es efectivo en aquellos pacientes que experimentan algún tipo de disfunción eréctil", indicó Becher, presidente de la SLAI. ¿Cómo actúa la píldora? "La droga bloquea temporalmente una enzima (conocida como PDE 5) que el hombre produce naturalmente y que provoca la disminución de la erección o la impotencia", indicó Bechara. La píldora debe tomarse por lo menos una hora antes del acto sexual.

A diferencia de otros tratamientos para combatir la impotencia, no causa erección a menos que el hombre esté estimulado sexualmente. Vázquez se mostró más cauto que sus colegas. "No creo que pueda resolver todos los problemas de impotencia", opinó. Según el laboratorio, entre los 4000 pacientes estadounidenses en que fue probada, la droga en general fue muy bien tolerada. Los principales efectos secundarios fueron cefaleas, enrojecimiento, congestión nasal y cambios ocasionales en la percepción del color, especialmente el azul. "El medicamento tiene una sola contraindicación absoluta y es el uso concomitante con nitratos, nitritos y otros dadores de óxido nítrico, presentes en algunos vasodilatadores", dijo Bechara.

 


 

UNOS POCOS BUSCAN AYUDA

Por M.C.

t.gif (67 bytes) "Calculamos que hay dos millones de argentinos en edad sexualmente activa con algún problema de erección", indicó a Página/12 Enrique Comesaña, asesor médico del laboratorio Pfizer Argentina. La cifra surge al extrapolar los resultados de un estudio epidemiológico realizado sobre 1200 pacientes, entre el '87 y el '89 en Massachusetts, Estados Unidos. "En una población masculina de 40 a 70 años, el 52 por ciento de los hombres reconoció padecer algún grado de disfunción eréctil", dijo Comesaña. De ese total, el 17 por ciento sufría una disfunción leve, es decir, si bien en algún momento tenía problemas para lograr o mantener una erección suficiente para un desempeño sexual satisfactorio, en la mayoría de las veces lo lograba. En el 25,2 por ciento, el cuadro era moderado (algunas veces no conseguía una erección) y 9,6 por ciento severo (nunca podía).

Comesaña señaló que de acuerdo con los estudios internacionales, sólo buscan ayuda médica entre el 5 y el 8 por ciento de los hombres que tienen problemas de impotencia. "Más del 90 por ciento lo está padeciendo en silencio y por pudor o vergüenza no buscan tratamiento", agregó. El suministro oral del Sildefil, una hora antes del acto sexual, sería su mayor atractivo. Hasta ahora los tratamientos disponibles para la disfunción eréctil son inyecciones peneanas y prótesis.

 

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