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MULTITUDINARIO CIERRE DE CAMPAÑA EN PARAGUAY

ESPERANDO AL GENERAL CARISMÁTICO

Fue un acto presidido por Oviedo, aunque éste sigue en prisión, y sus asistentes fueron más que en el cierre opositor.

Mucho oviedismo y euforia popular en el cierre de campaña colorado, la noche del martes.
Los cerca de 100 mil concurrentes estaban furiosos por la detención de su líder.

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PAGINA/12 EN PARAGUAY

Por Darío Pignotti   desde Asunción

t.gif (67 bytes) Doña Roberta, su hijo Expedito y su nieta María remojan pan casero en el locro espeso que ya va por su tercera recalentada. Ña Roberta lo cocinó el lunes por la tarde antes de subir al colectivo que los trajo de Santani, pueblito del departamento de San Pedro al norte de Asunción.

Cuenta Expedito: "Salimos el lunes a las 8 de la noche y llegamos a las 3 de la madrugada y acampamos aquí nomás (en la Plaza de la República) y nos vamos después del acto...". El muchacho suspende el relato para reventar en un sapucai "Ayyyy, Ahhhhh, Ayyyyy". Acá abajo, en las tres plazas que enmarcan al Congreso Nacional, son decenas de miles los que junto al joven campesino celebran otra de las provocaciones que desde el palco uno de los oradores dedicó al sujeto más vapuleado del acto de clausura del Partido Colorado en Asunción: el presidente Juan Carlos Wasmosy. "No sé si lo invitaron", le dijo a Página/12 Raúl Cubas Grau, candidato presidencial colorado y principal orador.

Desde arriba, en lo alto del escenario, Enrique González Quintana pronuncia su discurso en guaraní. El hombre es candidato a senador por el departamento de Paraguai, se presentó disfrazado para la ocasión: pañuelo colorado, pantalón, camisa y sombrero blancos. Como lo hicieron con algún eufemismo desde Cubas hasta Raquel Oviedo (esposa del general). El personaje promete a sus correligionarios que van a echar del gobierno al "Mbataraz (gallina de color cambiante) Wasmosy".

La puesta en escena sigue con unos compases de polca y la multitud, abajo, corea el nombre del jefe ausente "Lino-oo (Oviedo), Lino-oo". Probablemente el general los veía por TV desde su celda en la primera división de infantería del II Cuerpo de Ejército asunceño donde está detenido desde el 12 de diciembre y donde debería permanecer los próximos 10 años si el fallo de la Corte Suprema de Justicia se cumpliera --pero los tiempos verbales se vuelven potenciales y subjuntivos cuando se habla del tema--. Los cerca de 100 mil concurrentes alzan sus estandartes rojos en son de desafío. Están furiosos por la detención del líder. "El es un hombre decente que quiere a su pueblo y que va a perseguir a los corruptos", explica Expedito, que ya dejó el locro. "Nosotros lo vamos a sacar de la cárcel cuando ganemos el domingo", promete/amenaza Expedito, que ya dejó el locro y se prendió al "Lino-oo, Lino-oo".

Asunción es una ciudad menuda, sus calles angostas y una población algo superior a los 550.000 habitantes. En otoño la brisa del Paraguay hace las noches amablemente frescas. La explosión colorada del miércoles por la noche frente al Palacio Legislativo recientemente pintado de rosa (tras larga polémica nacional al respecto) sobresaltó el pulso de una ciudad ajena a la algarabía política desde hace medio siglo. La magnitud de la convocatoria colorada también quitó el sueño de los opositores de la Alianza Democrática, que una semana atrás habían reunido un gentío importante pero no tan numeroso como el Colorado. La ley electoral prohíbe la divulgación de encuestas en esta fecha y cada acto público es tomado como medida para develar cuál es la tendencia en un final que promete ser cerrado.

Esteban y su mujer Margarita vinieron de Caaguazú hace años, se ganan la vida vendiendo chipá en los estadios de fútbol y la semana pasada también lo hicieron en el acto de la Alianza. En la esquina de Paraguayo Independiente y Alberdi, frente a la comandancia de la Policía Nacional, el matrimonio instaló su puesto, un canasto de mimbre soportado por una mesa de madera.

--¿Vendieron bien?

--Sí, 250 chipás a 1000 guaraníes (50 centavos de peso).

--Más que la semana pasada.

--Ah sí, con los liberales vendimos 220.

--¿Qué votan el domingo?

--Oviedo.

Las estimaciones sobre cuántos fueron al acto son tan sesgadas como los consultados, pero un promedio de las fuentes a las que apeló Página/12 permite estimar en 100.000 los colorados que se dieron cita el miércoles. Más allá de la cifra hay un dato cierto: fueron más que los liberales.

Entre locro, polca y chipá, la euforia de arriba y de abajo llegó a su techo cuando "La leona blanca" hizo su entrada. Raquel Marín de Oviedo saludando con gesto acaso inspirado en Eva Perón ("La admiro mucho. He leído sus obras completas", le dijo textualmente a este diario en 1997.) La señora pasó por alto sutilezas y convocó al corazón conservador de su "amado pueblo". "No queremos un país nuevo, queremos un país como antes, que respete a sus héroes y a sus tradiciones." La cosa llegó a clímax cuando la mujer confesó su gran "amor" a sus "queridas Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales". Entonces vinieron los otros sapucais y el cielo se incendió de fuegos artificiales... colorados.

 


 

"VAMOS A LIBERAR A OVIEDO"

Cubas (izq.) con su candidato a vice, Luis Argaña.
Pero todos coinciden en que el acto se lo robó Oviedo.

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Por D.P.   desde Asunción 

t.gif (67 bytes) Un día después del acto de cierre de la campaña colorada, Raúl Cubas, candidato presidencial oficialista, recibió a un grupo de corresponsales internacionales. Cubas, que en la fórmula original encabezada por Lino Oviedo era candidato a la vicepresidencia, no es un hombre expresivo ni muy buen orador: se ve que no está demasiado acostumbrado a la política y que le cuesta el papel en que lo precipitó la maniobra de Juan Carlos Wasmosy que desembocó en los 10 años de cárcel para el general carismático. Estas son las respuestas de Cubas a las preguntas formuladas por Página/12 durante la reunión con la prensa extranjera.

--¿No le llegó la invitación al presidente Wasmosy?

--(Ríe.) No sé si lo invitaron. El ingeniero Wasmosy culmina su mandato el 15 de agosto y entonces él no está participando en la campaña. Y evidentemente hay un sentimiento de la gente que sigue a Oviedo de que la responsabilidad de su prisión es el presidente de la República, entonces nosotros no vamos a arriesgarnos a perder votos invitando al señor presidente.

 

--¿Comparte esa creencia?

--No sólo la comparto sino que no me cabe la menor duda. Primero tenemos que ganar la elección y después tenemos que liberar a Oviedo. El puede ser de mucha utilidad, es un interlocutor válido con el pueblo, los líderes políticos no necesariamente están en el Poder Ejecutivo.

 

--Cuando llegó al gobierno, Wasmosy era amigo de Oviedo, tres años después el general le organizó un golpe. ¿Teme que pueda ocurrir lo mismo con usted?

--Mire ... al salir a la calle nos podemos morir. Si pensamos así nunca vamos a hacer nada. Yo pienso que tenemos que cumplir con nuestro compromiso, con nuestro programa de gobierno que elaboramos junto con Oviedo, no veo por qué él va a querer derribar un gobierno que hace lo que planeamos juntos.

 

--No descarta por completo la hipótesis del golpe.

--Yo respondo por lo que voy a hacer, si usted quiere saber lo que Oviedo piensa le piden autorización al presidente de la República y se lo preguntan a él. Si el general Oviedo quiere ser presidente deberá presentarse a las elecciones del 2003.

 

--¿Oviedo es imprevisible?

--Es una persona con la que se puede conversar. El problema es que hay mucha gente acostumbrada a decirle que sí siempre al que tiene el poder. Nadie es dueño de la verdad.

 

--Usted saltó de la expresión "indulto" a "vamos a hacer justicia" en el caso Oviedo. Es un cambio importante.

--Si hablamos de indulto estamos asumiendo que él sí está condenado. Pensamos que la condena es injusta por eso hablamos de justicia. O sea que si el indulto forma parte del proceso también será utilizado. Pero dentro del proceso.


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