LA ETA QUE VOS MATASTEIS ...
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La ETA volvió a la carga: la organización terrorista vasca mató ayer al concejal de Pamplona Tomás Caballero, portavoz del partido Unión del Pueblo Navarro (UPN) y uno de los más fuertes enemigos del Herri Batasuna (HB, brazo político de la ETA) en la ciudad. Luego del encarcelamiento de la cúpula de HB y de la disolución de los comandos Vizcaya y Andalucía, la ETA parecía estar más debilitada que nunca y algunos nacionalistas vascos moderados llegaron a proponer un diálogo para lograr la paz, como se hizo con el IRA en Irlanda del Norte; pero, de acuerdo con las suposiciones de la policía, los dos asesinos del edil pertenecerían al comando Donosti, demostrando que éste aún está operando y que, como dijo ayer el ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, "si en los últimos cien días no ha habido ningún atentado mortal, es porque no han podido hacerlo". Justamente, fuentes de su ministerio informaron ayer que la ETA planeaba un atentado contra el rey Juan Carlos I en San Sebastián en los próximos meses. "Ustedes lo que quieren es matar y seguir matando para que de esta forma nos aterroricemos y nos vayamos", había dicho Caballero hace unas semanas en el pleno del Ayuntamiento de Pamplona, dirigiéndose a sus colegas de HB. Tal como prescribe su modus operandi en los últimos atentados, los dos presuntos criminales esperaron que el concejal saliera de su domicilio para dispararle dos tiros en la cabeza. Caballero fue trasladado al Hospital de Navarra, donde murió por las graves lesiones cerebrales provocadas por los impactos de bala. El edil no estaba directamente amenazado por la ETA, pero sí otros miembros de la UPN: luego de hablar por teléfono con un compañero del partido, había revisado antes de ser asesinado el chasis de su auto para asegurarse de que no hubiera ninguna bomba. Los miembros del partido navarro saben que son un blanco de la ETA: están coaligados con el gobernante Partido Popular (PP) en el Ayuntamiento de Pamplona y en el Congreso nacional --los cinco concejales asesinados por la ETA desde 1995 eran populares-- y desde que se formó, en 1979, la UPN intenta afirmar la identidad navarra frente a ciertos sectores nacionalistas vascos que consideran a Navarra como una parte del País Vasco. El atentado también parece significar, según fuentes policiales, la venganza por la detención de seis etarras vinculados con el comando Donosti el fin de semana pasado. "Quiero saber dónde están las voces que apuntaban que se estaba produciendo un cambio" en la ETA y en el HB, se preguntó indignado Mayor Oreja, refiriéndose a los políticos vascos que habían dicho que era posible acercarse a su entorno para proponer un "diálogo sin condiciones" para terminar con el conflicto. El portavoz de HB, Arnoldo Otegui, afirmó que su partido efectivamente está "apostando por una solución dialogada y negociada al conflicto", por lo que "los hombres y mujeres de HB están conmocionados por el drama que ha tenido lugar en Pamplona". Del mismo modo en que el crimen del concejal vasco Miguel Angel Blanco, cometido en julio pasado, unió a muchos sectores del mismo nacionalismo vasco contra la ETA en multitudinarias manifestaciones de repudio, ahora la muerte de Caballero parece haber convencido a la clase política española de que la posibilidad de emular los acuerdos de Irlanda del Norte es inexistente. Si bien algunas versiones indicaban la existencia de reuniones secretas entre las cúpulas del IRA y la ETA en Montevideo para trasladar la situación de Irlanda a España, la muerte del edil navarro "es la prueba de que ETA no quiere negociar", según Julio Anguita, líder de Izquierda Unida (IU), la segunda fuerza de oposición al PP. En Navarra se declararon tres días de luto total, mientras 15.000 personas salieron a las calles de Pamplona para protestar en absoluto silencio --como viene ocurriendo desde la muerte del concejal Blanco cada vez que hay un atentado fatal--, y otras tantas miles de personas hicieron lo mismo en otras ciudades a lo largo del territorio español. La sensación es que no se soporta más su accionar y que, a pesar de que éste se pueda reducir, no hace falta disponer de una gran organización para matar a un ser humano, como lamentó ayer Anguita.
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