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LA AMENAZA SECRETA La recibió hace siete meses en un celular que casi nadie conocía. Empalideció. Y decidió mantener la amenaza en reserva. Fue la primera vez que Eduardo Duhalde escuchó una intimidación contra sus hijas.
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Por Miguel Bonasso  El dato se mantuvo en riguroso
secreto hasta este momento: en setiembre pasado, en plena campaña electoral, el
gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, recibió un llamado telefónico anónimo en el que
le describían --con lujo de detalles-- dónde estaban y qué actividades habían
realizado sus hijas. "Yo sé dónde están sus hijas", escuchó aterrorizado. La
amenaza se acaba de actualizar, siete meses más tarde, con el sangriento ataque a los
custodios de una de ellas, Analía.
El llamado le llegó a Duhalde a través de un celular absolutamente nuevo, cuyo número era desconocido por sus colaboradores más cercanos. En el momento de recibir la tenebrosa comunicación, Duhalde estaba acompañado por tres o cuatro personas de su "entourage", ninguna de las cuales conocía el número en cuestión. Por suerte para el gobernador, no estaba allí su esposa "Chiche", que entonces cumplía una de sus múltiples obligaciones como candidata a diputada. Los pocos hombres de "fierro" que presenciaron la escena lo vieron palidecer mientras escuchaba la advertencia. Cuando apagó el botón que marca end les contó lo que acababa de pasar y exigió que no dijeran nada a nadie, incluyendo a su mujer. "Si Chiche se entera, deja la candidatura, agarra a los pibes y no para hasta Nueva York", dijo el aspirante a la sucesión presidencial, convertido justificadamente en un padre espantado. Duhalde, que es a su vez muy familiero, no ignoraba que su esposa albergaba más de una reticencia respecto a su inmersión protagónica en la política activa y que, ante cualquier riesgo que pudieran correr sus hijos --Juliana (26 años), Analía (24), María Eva (22), Agustina (16) y Tomás (14)--, era capaz de abandonar con ellos la escena. Es probable que algún tiempo más tarde haya terminado por confiárselo a Chiche, porque anteayer --en una entrevista televisiva-- reveló que alguna vez recibió amenazas contra su familia, sin entrar en detalles ni referirse específicamente al episodio que hoy hace público Página/12. Horas después, sin embargo, prefirió regresar a la tesis de los "delincuentes comunes" que habrían querido robar el auto que transportaba a su hija Analía. Tesis reiteradamente difundida en las últimas hora del jueves por sus voceros, según los cuales los propios policías agredidos consideraban que habían sido atacados a balazos por simples ladrones. Suposición que, a la luz de este antecedente del llamado que se silenció y de otros hechos que tomaron estado público, resulta difícil de creer. Desde que empezó la campaña de Hilda "Chiche" González de Duhalde, en agosto del año pasado, fue evidente que el gobernador y su esposa tenían serios problemas de seguridad. Esa suposición comenzó a tomar visos de realidad cuando trascendió que habían arrojado una granada de juguete sobre el techo de la camioneta de Duhalde, desde un auto que marchaba en sentido contrario, a unos 120 kilómetros por hora. Pero se confirmó plenamente en setiembre pasado, cuando Duhalde relevó al director general de la custodia, comisario general "en retiro convocado" Enrique Joaquín Mármol y designó en su reemplazo al comisario inspector Alberto Rodríguez. un cambio de guarda realizado sotto voce que Página/12 destapó en exclusiva. En rigor la disconformidad del mandatario bonaerense y algunos de sus adláteres con la custodia es un tema añejo, que arranca probablemente de aquel 25 de enero fatal en que asesinaron a José Luis Cabezas, un hecho que Duhalde consideró, siempre, como un tiro por elevación contra él mismo. En aquel entonces el comisario Luis Vicat, que era la mano derecha del ex secretario de Seguridad Eduardo De Lázzari, alimentó serias sospechas contra algunos custodios del gobernador que a su juicio podían haber intervenido en el asesinato del fotógrafo. La disconformidad se convertiría en verdadera alarma en febrero pasado, cuando los desconocidos de siempre entraron al chalet de la familia Duhalde en Pinamar y, mientras los guardianes dormían, se llevaron un fusil Fal y dos escopetas. Episodio caracterizado como hurto por la justicia local, a pesar de que se parece mucho más a una intimidación. Los supuestos cacos entraron en la casa donde roncaban plácidamente los custodios sin romper ventana o puerta alguna y sin llevarse ningún objeto de valor. Por si fuera poco luego dejaron parte de las armas secuestradas abandonadas en un baldío. En un claro mensaje para el dueño de casa: "Hacemos lo que queremos y nos vamos tranquilamente". Con la cautela que lo caracteriza, el agredido se limitó a poner en disponibilidad a los vigilantes del sueño pesado, encabezados por el subcomisario Walter Wilde, pero guardó un prudente silencio y no quiso abonar la suspicacia de algunos de sus segundos, para quienes se trató de un claro desafío al cada vez más devaluado precandidato presidencial. La prensa consignó en aquel momento un dato importante que luego parece haber sido olvidado. Los Duhalde iban a viajar a Pinamar y cambiaron a último momento el itinerario dirigiéndose al sur. Por poco no estuvieron presentes cuando sus desprolijos guardianes fueron despojados de su armamento. Una coincidencia que también estuvo a punto de producirse en el supuesto asalto de estos días: Analía Duhalde estuvo a cinco minutos de tropezarse con quienes balearon a sus custodios. Por otra curiosa casualidad el subcomisario Wilde era uno de los custodios que estaban de guardia la noche en que fue secuestrado José Luis Cabezas. Para más casualidades, o causalidades, el chalet de los Duhalde está a escasos metros de la casa de Andreani, donde fue visto por última vez el fotógrafo de Noticias. Los custodios de Duhalde, entre los que se encontraba Wilde, percibieron movimientos extraños en torno del chalet del empresario postal y llegaron a efectuar recorridos circulares en torno a la residencia confiada a su vigilancia pero no tomaron otras medidas que, posiblemente, hubieran impedido el crimen. Son, como se ve, demasiadas conductas anómalas para quienes se supone profesionales de primera, a los que se confía la vida de uno de los principales políticos del país y su familia. Son, también, demasiadas coincidencias como para considerar que el ataque de anteayer es producto del azar. Hace algunos años un veterano conspirador solía decir que tres "casualidades" marcan una tendencia. En este caso ya hay más de tres.
UN TESTIGO DICE QUE CONTRA LOS CUSTODIOS SÓLO HUBO BALAZOS La hipótesis de que el ataque a la custodia de la hija del gobernador fue parte de un intento de robo podría desmoronarse con la afirmación de un vecino: dijo que los atacantes se acercaron a la camioneta y comenzaron a disparar sin cruzar palabra alguna con los policías. Por Raúl Kollmann
Al cierre de esta edición, seguía sin aparecer el coche con el que se movieron los desconocidos, una camioneta Corsa color violeta. Algunas versiones indican que sería robado, pero insólitamente los investigadores policiales no podían determinar hasta anoche quién es el dueño, aunque hay muy pocas camionetas de ese tipo y color. Para reforzar su versión del robo, los hombres de la Bonaerense también buscaban anoche a testigos de un asalto perpetrado en la zona de Temperley, minutos antes del tiroteo frente a la casa de la madre del gobernador. Hasta ahora, la búsqueda no tuvo ningún resultado positivo. Durante toda la jornada, el mandatario bonaerense y el ministro de Justicia y Seguridad, León Arslanian, aseguraron que en principio el ataque provino de delincuentes comunes que querían robarse el auto, pero ninguno de los dos descartó la hipótesis del atentado. Arslanian sostuvo que es habitual que los ladrones anden en auto y se bajen cuando ven una oportunidad. "Uno de los custodios se había bajado para sacar algo del baúl y esto lo aprovecharon los ladrones, porque agarraron distraídos a los dos policías. Por eso, para nosotros es un robo y así lo indican los partes oficiales", sentenció el ministro. Los hombres del comisario Andrés Honorato, jefe departamental de Lomas de Zamora, tienen orden de no dar ningún dato que pueda alterar la versión oficial, aunque en privado manifiestan sus dudas. El testimonio del vecino, que presenció los hechos y dijo que los atacantes no abrieron la boca, ya está incorporado a la causa judicial. El hombre dijo que los desconocidos se acercaron al auto, agarraron distraídos a los custodios y directamente empezaron a disparar. Debe recordarse que los guardaespaldas de Analía Duhalde no alcanzaron a utilizar sus armas: sorprendido, uno perdió su pistola y el otro quedó con el cargador completo sin usar. La cuestión de la camioneta Corsa también era anoche motivo de preocupación. En primer lugar, porque no está individualizada. Un altísimo funcionario policial le dijo a Página/12 que los Corsa de ese modelo y color son muy escasos y que ya deberían estar claros el nombre del dueño y el domicilio. Algunos de los investigadores que están trabajando en el caso señalaron que se trata de un auto robado, pero la verdad es que no había certeza alguna. "Si es robado, para qué van a robar otro auto. Además lo hubieran dejado tirado a diez cuadras. Es llamativo que lo estén escondiendo", razonaba un subcomisario de Lomas de Zamora, sugiriendo que puede tratarse de un auto oficial. El día del ataque, media hora después de los hechos, varios helicópteros sobrevolaron la zona, pero la vistosa camioneta violeta no apareció por ningún lado. Ayer quedó confirmado que los disparos fueron realizados con una pistola calibre 45 y otra 9 milímetros. Ambas armas son poderosas, de un efecto devastador, y raramente usadas en asaltos menores. "Son fierros que tienen los que hacen bancos o los que integran superbandas. Difícil que los utilice uno que va a robar autos", explicó a este diario uno de los investigadores. Para respaldar la teoría de que el tiroteo fue obra de delincuentes comunes, la Bonaerense trataba de identificar a varios testigos que habrían visto a los hombres de la camioneta un rato antes del tiroteo en Lomas de Zamora. Los individuos aparentemente participaron de un robo, pero en la jefatura departamental de la zona no habían encontrado anoche ni los testigos ni el lugar --en Temperley-- donde dicen que se produjo el asalto. Por la mañana, Magdalena Ruiz Guiñazú dialogó con Duhalde. Este fue el resumen que hizo el gobernador: "Mi esposa estuvo con el policía baleado y él dice que cree que se trató de un hecho común. Pero éste es el tercero que tengo. Hace un año le metieron seis balazos a un custodio que estaba conmigo. Después le robaron las armas a mi custodia. Y ahora esto. Quiero creer que son casualidades y espero que no se repitan".
DUHALDE ESTA EN CONTRA DE LA FLEXIBILIZACION "EL PUEBLO NO ESTÁ CONTENTO" El gobernador, en un acto sindical, endureció su discurso sobre la política económica del Gobierno. Críticas a los senadores menemistas. Por Fernando Almirón
Al día siguiente de la derrota que sufrió en el Senado después que el bloque justicialista resolviera votar en contra de la Ley del Arrepentido, un proyecto personal del gobernador, Duhalde apareció ayer distendido y sonriente --vaya a saber por qué--, en la inauguración de un salón de actos en el edificio del Sindicato de Peones de Taxi que conduce Jorge Viviani. "Hoy, en la conmemoración del natalicio de Eva Perón, es un honor para mí estar en el sindicato que inauguró la mujer más importante de la historia argentina", dijo Duhalde que también consideró oportuno recordar ante un auditorio plagado de gremialistas que "no llegué a mi primera intendencia desde la rama política del peronismo, sino desde las 62 Organizaciones Peronistas. También fui el primer gobernador de Buenos Aires que surge del movimiento obrero", dijo y se secó las gotas de transpiración que bajaban por su amplia frente cuando escuchó los primeros aplausos de una concurrencia prácticamente vacía de dirigentes políticos y sindicales de peso, salvo Hugo Curto y el camionero Hugo Moyano del Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA). En un discurso de tono declaradamente opositor al gobierno nacional, el gobernador bonaerense afirmó que "el pueblo argentino no está contento, nuestra gente está triste". De inmediato explicó que "la globalización también globaliza la pobreza y la exclusión. Hoy la concentración económica hace que cada día sectores mas pequeños se queden con la porción más grande de la riqueza", dijo. Duhalde también fijó su posición respecto a la reforma laboral: "A los que hablan de flexibilización, les vamos a decir que los justicialistas trabajaremos para lograr la estabilidad laboral, las utopías no han muerto". En otro párrafo de un discurso sin apuntes, Duhalde repitió lo que ya había afirmado la semana pasada durante un acto en Ingeniero Budge: "El justicialismo nunca será furgón de cola del liberalismo", en clara alusión a la política económica impuesta por el gobierno nacional. En lo que aparece como una nueva estrategia del duhaldismo para definir el territorio desde el cual Duhalde se enfrentará a Menem en las próximas internas partidarias, que el oficialismo quiere convocar para dentro de noventa días, el gobernador remató su discurso con una intencionada presunción: "Dios quiera que nunca se presente un conflicto entre los poderosos que manejan el capital y los trabajadores, pero si ese día llegara les pido que no tengan ninguna duda de en qué lado va a estar este compañero". Pese a la ausencia del líder de las 62 Organizaciones, Lorenzo Miguel, quien había anticipado su presencia en el acto, hicieron llegar su adhesión los dirigentes Gerardo Martínez, Luis Barrionuevo, Carlos Ruckauf y el ministro de Justicia Raúl Granillo Ocampo. Mañana, el gobernador tiene previsto viajar a Córdoba invitado por la peña El Ombú, que integran los más influyentes dirigentes de la política y la economía cordobesa.
ARSLANIAN PLANEA CAMBIOS EN INVESTIGACIONES PURGA EN LA EX BONAERENSE
A pesar de la reforma, en las últimas semanas varios policías vinculados con el ex jefe de Policía bonaerense, Pedro Klodczyk, y oficiales acusados en causas penales, están logrando ubicarse dentro las DDI. Un allegado a Arslanian dijo a este diario que van a estudiar esos casos y, además de Miniscarco, "es probable que haya gente removida" en los próximos días. "Todo es lo mismo: sigue habiendo bolsones muy profundos de corrupción en la Bonaerense y Duhalde lo único que quiere hacer es un maquillaje", criticó el domingo delante de Página/12 el ex juez Juan Ramos Padilla, obligado a renunciar a su cargo en la Subsecretaría de Investigaciones cinco días después de haber sido designado. Paradójicamente, algunos oficiales vuelven a puestos de responsabilidad. Uno de ellos es el jefe de operaciones de la DDI de Morón, Eduardo Gómez, un policía acusado de haber participado en la Masacre de Wilde, que estaba "congelado" desde hace un tiempo. En ese episodio, Gómez y otros nueve policías de la Unidad Regional de Lanús acribillaron a balazos a cuatro personas, confundiéndolas con delincuentes. Tiempo después la Justicia los relevó de responsabilidades, pero ahora se cree que el ex comisario Juan José Ribelli, detenido por el atentado al AMIA, tuvo que ver con su absolución. Gómez fue nombrado como segundo de la unidad por el jefe de la DDI de Morón, el Comisario Oscar Troncoso, un amigo íntimo de Ribelli y ex secretario de Oscar "Coco" Rossi, ambos pertenecientes al riñón de Klodczyk. Pero Gómez no es el único jefe de las DDI con antecedentes penales, el titular de la DDI de La Matanza, comisario inspector Ferruccio de Laurentis, tiene abierta una causa abierta, junto a otros veintisiete policías de la Unidad Regional de San Martín, por el presunto manejo irregular de fondos destinados a la comida de los presos de esa localidad. La preocupación por los grupos operativos de la ex Bonaerense reaparece con cada hecho que afecta la seguridad del gobernador (ver sus declaraciones en esta misma página), leído como un mensaje a Duhalde por varios de sus colaboradores.
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