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DOS AGENTES QUISIERON GRABAR LAS HABITACIONES DE SPARTACUS, DONDE IBA OYARBIDE

LA SIDE EN MEDIO DEL ESPIONAJE SEXUAL

Este diario pudo establecer que un espía y un agente inorgánico de la itneligencia oficial buscaron un acuerdo para accedera a todos los videos clandestinos filmados por Luciano Garbellano, el antiguo amigo del juez.

 

 

Norberto Oyarbide, el juez filmado en una situación privadísima, y a punto de enfrentar la Comisión de Juicio Político.

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Por Román Lejtman

t.gif (67 bytes)  Dos agentes de contrainteligencia de la SIDE pretendieron colocar un circuito cerrado de televisión en todas las habitaciones de Spartacus con la presunta intención de realizar un negocio multimillonario basado en la extorsión a los clientes que concurrían a ese hotel de famosos homosexuales protegido por la Policía Federal. Las negociaciones fueron emprendidas por el espía oficial Jaime Stiuso y el agente inorgánico part time Mario Naldi, quienes en varias oportunidades se entrevistaron con Luciano Garbellano para cerrar en nombre de la SIDE un acuerdo comercial que implicara acceder a todos los videos clandestinos filmados por el ex amigo de Norberto Oyarbide.

Garbellano estuvo a punto de aceptar las condiciones de Stiuso y Naldi, pero la Policía Federal aseguró al propietario de Spartacus que esa operación comercial terminaba con la protección de la comisaría 19ª al hotel que regenteaba. Frente a esta posibilidad, el ex amigo del juez federal rechazó las dos ofertas presentadas por Stiuso y Naldi, quienes sólo llevaron a la SIDE la confirmación de la existencia del video que colocó al Gobierno en medio de un nuevo escándalo institucional. Es que la aparición de la cinta clandestina puso al descubierto la relación de subordinación que Oyarbide mantiene con Carlos Corach y los excesivos gastos que Su Señoría realizaba a diario, exhibiendo un nivel de vida que no podría sostener con su sueldo de magistrado.

Dos buenos muchachos

Stiuso y Naldi se conocen desde hace más de quince años, y juntos diseñaron las operaciones Café Blanco y Strawberry, en donde se presentaron como verdaderos gladiadores de la lucha contra el narcotráfico internacional. Stiuso, de profesión ingeniero especialista en electrónica, trabaja oficialmente para la SIDE y ocupa una oficina que esta secretaría tiene en la calle Estados Unidos. Naldi fue comisario de la Policía Bonaerense y debió pasar a retiro cuando su amigo del alma, el ex secretario Alberto Piotti, estaba a punto de renunciar por su deliberada inoperancia para investigar la conexión de la policía provincial en el atentado de la AMIA. Sin trabajo fijo, aunque él señala que hace auditorías con compañías de seguros, Naldi pasó a integrar la lista de agentes inorgánicos que trabajan clandestinamente para la SIDE.

Estos dos funcionarios se presentaron ante Garbellano y le ofrecieron comprar toda su colección de videos, que ahora por haber iniciado una línea de negociación política y comercial con asesores del Ministerio del Interior, el ex amigo de Oyarbide no se cansa de desmentir.

Naldi y Stiuso conocen la calle y saben olfatear un buen negocio. Entonces, no sólo cumplieron con las órdenes de su jefe directo, sino que también aprovecharon la oportunidad para hacer negocios en paralelo. "Ellos, al principio, quisieron comprarme el video para la SIDE, pero después empezaron a hablar de otras cosas más complicadas", señaló Garbellano a este periodista, durante una conversación que tuvo lugar en el bar del Plaza Hotel. Así fue el diálogo, ocurrido días antes que Garbellano decidiera negociar con la Casa Rosada:

--¿Naldi y Stiuso se identificaron como pertenecientes a la SIDE?

--Sí. Me propusieron comprar el video de Oyarbide.

--¿Hicieron una oferta completa?

--Todo fue muy confuso. Al principio hablaron sólo de Oyarbide, luego yo les conté que había otros videos, y ellos quisieron comprarme toda la colección.

--¿Naldi y Stiuso vieron algún video?

--Sí, vieron casi todos. Cuando miraba un video muy particular, vinculado a un político de la oposición, Naldi se mostró muy eufórico, muy entusiasmado.

--¿Por qué?

--Bueno, inmediatamente me ofreció por esa cinta 50.000 dólares. Yo no lo podía creer.

--¿Por qué no lo podía creer?

--El gritaba: con esto pierde la Alianza y Menem logra la reelección. Con esto ganamos.

--¿Y después qué pasó?

--Yo me asusté y decidí consultar a mis amigos de la Policía Federal.

--¿Con quién, específicamente?

--No le puedo decir. (N. de la R.: Garbellano es muy amigo del comisario Roberto Rosa, jefe de la División Seguridad de la Policía Federal. El comisario recibió varias veces en su despacho a Garbellano y fue su asesor en esta operación política y comercial. Rosa recibió varios regalos de Garbellano, entre ellos una computadora de última generación. Rosa, aunque sus jefes ahora lo nieguen, mantuvo informada a la cúpula de la Policía Federal acerca de las negociaciones que Garbellano mantenía con la SIDE. Baltasar García, titular de la Policía Federal, le dijo a este periodista que desconocía las gestiones de Rosa, pero aseguró que si cometió alguna irregularidad lo sancionaría sin dilaciones. Rosa teme que el hilo se corte por él, que en definitiva sólo cumplía órdenes de la superioridad. Además de mantener controlado a Garbellano, Rosa también hacía de contacto con Oyarbide, con quien supuestamente lo uniría una relación comercial.)

--¿Este oficial qué le recomendó?

--Me dijo que no me metiera, que iba a perder.

--¿Y usted qué hizo?

--Yo lo pensé. Era mucha plata, muchísima.

--¿Cuánta plata?

--Yo pedí un millón de dólares para dejar que instalaran el circuito cerrado de televisión, y una cuota de 70.000 dólares al mes. Además de la plata por cada uno de los videos.

--¿Y qué pasó?

--Bueno, ellos contraofertaron 750.000 dólares. Ahí se paró todo.

--¿Por qué se paró?

--Cuando le conté a la Policía Federal de este negocio, ellos me dijeron que sacaban la protección, y yo decidí jugar con ellos.

--¿Quién lo protegía?

--La comisaría 19ª. (N. de la R.: esta conversación ocurrió antes que un taxi boy, durante el programa de Mariano Grondona, asegurara que Spartacus era protegido por esa misma comisaría y que uno de sus colegas llevaba todos los meses el dinero a ese lugar).

--Cuando usted habla de un circuito cerrado de televisión, ¿a qué se refiere específicamente?

--Stiuso, que era el experto, me dijo que en un día montaba todo el sistema.

--¿Qué significa montar el sistema?

--Yo tenía cámaras en la entrada y en el salón VIP. El iba a poner cámaras mejores y en todos los salones. Todo iba a estar controlado por la SIDE.

--¿Y le dijo cómo lo iba a hacer?

--No con muchos detalles. Pero me dijo que venía con una camioneta y lo terminaba en un día.

--¿El circuito cerrado sería utilizado por la SIDE o por Stiuso y Naldi?

--A mí me quedó la impresión de que ellos llevarían los videos ya filmados a la SIDE y que con los nuevos harían su propio negocio.

--¿Extorsionarían a sus clientes?

--Sí, creo que era para eso.

--¿Usted al final dijo que no?

--Sí, por indicación de la Policía Federal. Prefería tener un negocio por años. Si Stiuso y Naldi hacían su jugada, yo me quedaba sin clientes a los seis meses.

--¿Estas conversaciones cuándo ocurrieron?

--En marzo y abril de este año, antes y después de que me balearan.

--¿Los volvió a ver?

--No, pero me siguen llamando al celular.

No sabe, no contesta

Hugo Anzorreguy vive en un edificio señorial a pocas cuadras de la estación Retiro. En la noche del miércoles pasado recibió a este periodista en su estudio, una habitación de escasas dimensiones, amueblada con gusto aristocrático y repleta de recuerdos personales, fotografías de personajes famosos y los típicos regalos oficiales que funcionarios de su nivel reciben cuando viajan oficialmente alrededor del mundo. Se lo veía cansado, molesto por la crisis de Oyarbide y hambriento. Mientras intentaba explicar su papel en esta crisis, en segundos devoró dos sandwichs de lomo, acompañados por un largo vaso de jugo de tomate que lucía muy tentador.

El jefe de la SIDE dijo no conocer la operación de Stiuso y Naldi, repitió hasta el cansancio que este ex policía no forma parte de su secretaría y aseguró que haría una investigación interna para deslindar responsabilidades. Tres días más tarde, ayer a la noche, su habitual vocero familiar explicó que la SIDE ya no tenía nada que decir, que acompañaba la posición del Gobierno consistente en negar la existencia del video y que más adelante tomaría las medidas del caso en referencia a Stiuso y la supuesta presencia de Naldi en la plantilla de agentes inorgánicos de la SIDE.

En rigor, Anzorreguy se encuentra en una encrucijada: si reconoce que envió a Stiuso y Naldi a negociar con Garbellano, quiebra la estrategia diseñada por Corach para proteger a Oyarbide y evitar su segura caída política. Si no toma medidas respecto de Stiuso y no averigua quién le paga el sueldo a Naldi, aparece como un secretario que no sabe lo que pasa en su propio despacho, una imagen poco saludable para un funcionario que debería ufanarse de la información secreta que maneja.

"Nos vamos a comer este sapo. Y aún no sabemos si vamos a desmentir su información", aseguró ayer en la tarde el vocero de la SIDE. Dos horas después de esta comunicación, Naldi desmintió a este periodista que hubiera mantenido conversaciones con Garbellano para hacer negocios oficiales o personales. "Es mentira, yo no trabajo para la SIDE y jamás hablé con ese señor", dijo el ex comisario a través de su celular.

Anzorreguy y Naldi no saben que Garbellano tiene una excelente memoria y puede contar con lujo de detalles todas las conversaciones mantenidas entre marzo y abril de este año. Claro, el Gobierno tiene una chance a su favor: el ex amigo de Oyarbide está pidiendo mucho dinero por su silencio o una desmentida oportuna, y en la Casa Rosada piensan pagar lo necesario para terminar con esta crisis, que puede arrastrar al ministro Corach y acabar con el manejo político de ciertos magistrados del fuero federal. Las negociaciones aún no están cerradas y el valor del acuerdo dependería del papel que protagonice Oyarbide durante su visita, mañana, a la Comisión de Juicio Político de la Cámara baja, donde el justicialismo tiene la orden de proteger a Su Señoría cueste lo que cueste. Eso es lo que pidió Corach a los diputados oficialistas, y ninguno de ellos se negó, aunque en la intimidad estos legisladores afirmen que Oyarbide debió haber renunciado cuando el propio ministro del Interior le aseguró que la información del video clandestino estaba a punto de llegar a la opinión pública.

 

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Hugo Anzorreguy, secretario de Inteligencia del Estado.


Debe decidir si se desprende de los agente o los banca.

Fortuna: "Pedí un millón de dólares para dejar que instalaran el circuito cerrado de televisión, y un cuota de 70.000 dólares al mes", dijo Luciano.

Stop: Luciano también dijo que "cuando le conté a la Policía Federal de este negocio, me dijeron que sacaban la protección, y yo decidí jugar con ellos".


CRUCHAGA, VICE DE LA COMISIÓN DE JUICIO POLÍTICO

CONTRA LOS PARACAIDISTAS


t.gif (67 bytes) El Gobierno acaba de perder una esperanza: un día después de que Página/12 publicara que el juez Juan José Galeano hizo lobbying en favor de Norberto Oyarbide ante Melchor Cruchaga, miembro de la Alianza y vice de la Comisión de Juicio Político, el diputado criticó así a Oyarbide: "Tuvo protección política y una fuerte relación con el oficialismo". Según Cruchaga, Oyarbide es de "los denominados paracaidistas, es decir aquellos que llegaron al Poder Judicial imprevistamente por el apoyo político: Trovato, Wove, Ramos, Ragosky Tapia y una larga lista de personas que no tenían capacidad ni idoneidad técnica".

Cruchaga, vicepresidente de la Comisión de Juicio Político de la Cámara, indagará al magistrado mañana a las 17, junto a otros integrantes del cuerpo legislativo, con el fin de reunir elementos y determinar si corresponde iniciarle un proceso político.

"La crisis en el Poder Judicial se agudizó con la designación de jueces fundamentada exclusivamente en el amiguismo", dijo Cruchaga, al opinar sobre el escándalo que protagoniza el juez Norberto Oyarbide, en el que convergen denuncias de amenazas, presuntas extorsiones y supuestos videos con escenas de la vida íntima del magistrado. A pesar de que sus antecedentes no lo convencen, aclaró que "nuestra competencia es examinar la conducta de un juez, no tenemos competencia como la de los jueces para investigar si hay delito, ni para investigar la vida privada de nadie".

El diputado explicó que su pliego "fue enviado por el Poder Ejecutivo y el voto fue exclusivamente de la bancada del justicialismo. Los senadores de la oposición, de la UCR, en 1994 rechazaron el pliego porque no tenían antecedentes. El mismo colocaba como única carrera docente la que se refiere al dictado de una cátedra en la escuela de la policía".

Consultado sobre la relación del juez con la Policía Federal, Cruchaga dijo que él "mismo ha reconocido públicamente" esa vinculación "y habló que quiere mucho a la institución y que tiene una relación excepcional o formidable". Sin embargo explicó que "yo no tengo observación que hacer respecto de la admiración que puede tener un ciudadano de una institución como la Policía Federal. Lo que nos llama la atención es que aparentemente habría servido esto de cobertura política para el nombramiento. También lo extraño que hay que tener en cuenta es que la Policía Federal es un cuerpo auxiliar de la Justicia, depende de la Justicia, y no puede ser al revés".

De todas maneras, Cruchaga prefiere esperar antes de sacar otras conclusiones, "hasta ahora hemos votado por unanimidad, efectuar las diligencias preliminares y citar al juez para el día lunes" --afirmó Cruchaga-- "una vez que tengamos los primeros elementos, vamos a ir observando cuál es la conducta de las distintas fuerzas políticas y creo que no van a pasar muchos días para que esto se pueda observar, porque hay que tomar la decisión y es ahí donde se va a notar francamente si existe protección política o no a favor del magistrado".



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