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JAIME ROOS PLANEA EL CD QUE SUCEDERA A "CONCIERTO ANIVERSARIO"

"BUSCO LOS SONIDOS DEL 2000"

El uruguayo recurrirá el 23 de mayo al viejo truco de presentar aquí en vivo... un compact grabado en vivo, un homenaje a sus veinte años de trayectoria. En Montevideo, contó a Página/12 cómo prepara el que vendrá, porque no le gustó el anterior y cómo podría haber un film de "La Margarita".

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Jaime Roos, que es uruguayo hasta los tuétanos, dice que se siente local en la Argentina y que eso, a esta altura, le resulta un alivio.


Por Esteban Pintos
Desde Montevideo

t.gif (67 bytes)  El hombre que posiblemente sea el artista popular uruguayo más importante de los últimos 20 años sonríe con picardía al explicar, con lujo de detalles, cuál considera uno de sus mayores orgullos. La explicación de la sonrisa es que el hecho poco tiene que ver con su carrera, aunque sí está relacionado con una forma de arte popular que suele llenar estadios. "Yo le pregunté algo a Obdulio Varela que nadie le había preguntado", se jacta. Tal vez no haga falta hablar más de Varela --"El negro jefe" de su canción "Cuando juega Uruguay"--, pero debería mencionarse, al menos, que se trata del capitán de la selección uruguaya que ganó el campeonato del mundo de 1950 en el estadio Maracaná frente a Brasil por 2 a 1, levantando un 1 a 0 en contra. Hace 48 años de eso y en el Uruguay el relato de la hazaña se ha trasladado, por supuesto, de generación en generación como una fábula de guerra que sobrevive a los siglos en una tribu. Incluso con la ayuda de las imágenes.

Roos cuenta lo que sigue con delectación de recolector de pequeñas historias futboleras. "Estaba viendo el video de ese partido y en el final, ya cuando había ganado Uruguay y el estadio todavía no podía creer lo que había pasado. Había un gran amontonamiento de gente y en eso se distinguía a Jules Rimet, el presidente de la FIFA, que caminaba rodeado de policías con la copa en la mano para entregársela a Obdulio. Rimet llegó, se planta frente a él, en medio de los empujones, y le dijo casi al oído el discurso de felicitación, o algo así. Pero en la imagen se ve que en un momento Obdulio le saca la copa de la mano y sale corriendo. Una vez que estuve con él me animé a preguntarle qué había pasado. Me daba un poco de vergüenza, hay miles de personas que siempre le preguntan por algo del Maracaná. Pero le dije: ¿Le puedo preguntar algo del 50. "Pregunte nomás...", me respondió. ¿Por qué le sacó la copa a Jules Rimet cuando todavía le estaba haciendo el discurso? Varela se sonrió, ¡nadie le había preguntado por eso! Y me contó: "¿Sabés qué pasa? Era tanto el despelote que el francés este me hablaba y me hablaba, y en un momento se la saqué... ¡Me quería ir de ahí! Si todavía no sabíamos cómo íbamos a hacer para salir de ahí y el tipo no me daba la copa...".

La anécdota se llevó un buen rato de un encuentro que sirvió de excusa para la presentación uruguaya del CD en vivo Concierto aniversario, un documento sonoro de los shows realizados por Jaime Roos los días 10, 11 y 12 de junio de 1997 en el Teatro Solís de su ciudad natal. Aquello, la celebración de 20 años de carrera, es hoy el nuevo disco de Roos. Un disco que defiende con la serena pasión de su tono uruguayo, pausado, solemne y cálido a la vez. Dice Jaime que éste es como el fin de algo, el comienzo de una nueva etapa de experimentación sonora y que, de aquí en más, intentará que sus canciones sean "flores de otros colores, salidas de una rama del mismo árbol de hace 20 años". Concierto aniversario le llevó buena parte de la vida en los últimos seis meses al songwriter del barrio Sur de Montevideo. "Me dijeron que era, por decirlo elegantemente, obsesivo. Y algo de razón deben tener..., me llevó un mes mezclar la primera canción", acota. El resultado es un potente y balanceado show de Roos y su banda La Doble, un poderoso combinado de varios de los mejores músicos y cantantes uruguayos del momento, balanceado como el equipo de fútbol ideal: juventud, virtuosismo, garra y experiencia. "Como el Enzo con la Sub-20", se le ocurre a alguien y Jaime asiente satisfecho.

Lo que se escucha en este el segundo disco de Roos editado por una compañía multinacional es un extenso recorrido por el preciado repertorio de un ex joven devenido en artista total. El no habla de metamorfosis, igualmente, prefiere la palabra fusión. "Tengo una cabeza de rock, que es buena parte de la cultura de este siglo. Pero también están las raíces, que nos llevan a comunicarnos con precisión entre todos. Es como al hablar, todos entendemos que es lo que estamos diciendo", teoriza. Entonces, en el show está casi todo aquello que quien ama las canciones de Roos quisiera tener, también es una guía práctica --"corregida y aumentada", menciona-- para el iniciado en esta original, cautivante, sentida combinación de "rock and roll y bandoneón" -- cita de "Cuando juega Uruguay"--, hecha por un hombre de 44 años que puede jactarse de haber encontrado un equilibrio cercano a la perfección entre las líneas troncales de la tradición musical-poética de la región del Río de la Plata. Será por eso que es local en Montevideo pero también en Buenos Aires. "Allá me siento como en mi casa y esto no es ninguna frase hecha", dice y hay que creerle. A dos años del 2000, sostiene Roos que "argentinos y uruguayos hemos encontrado una sensibilidad en común que nos hace olvidar, por ahí, los rencores de antaño. Si cada vez nos conocemos más, ya por el turismo desde allá para acá o por la inmigración desde acá para allá". Un nuevo momento para comprobar tal comunión sucederá el próximo 23 de mayo, cuando suba al escenario de Obras para presentar, en vivo, su disco en vivo, viejo truco del negocio.

El hombre de la calle que escribe canciones sobre el hombre de la calle no para. Está por empezar a darles forma a las canciones que irían a parar a su nuevo disco, el de la nueva etapa ("se está escribiendo", dice). Ahí quiere llevar adelante y concretar un sonido nuevo que le da vueltas en la cabeza en los últimos tiempos. "Con otra dimensión. Me está sonando una música más acústica y al mismo tiempo sofisticada electrónicamente. Busco el sonido del año 2000, que va a revalorizar lo estrictamente acústico pero con un desarrollo electrónico más refinado que el que se ha hecho hasta ahora, a veces muy burdamente manejado." Y anticipa que es más fuerte ahora la posibilidad de llevar al cine la cantata "La Margarita", en que le puso música a una serie de poemas de Mauricio Rosenkoff, sobre una historia de amor barrial. El guión, sin estar filmado, se llevó un premio en el último festival de cine de La Habana y de allí habría nacido el interés para filmarla, en Argentina y con capitales argentinos. Y también expresa el deseo de hacer un show sin hits tal vez, un pequeño encuentro acústico y con nuevas canciones. O más: tener dos shows, "para pubs y para estadios".

Tanta actividad no se da de bruces con un proyecto atípico que quiere encarar antes de fin de año. La remezcla de su anterior disco, "Si me voy antes que vos", editado apenas hace dos años. Ese disco que, a pesar de algunas buenas canciones, dejaba gusto a poco tratándose de Roos. A él tampoco le gustó tanto, pero tal vez por otra razón. "Quiero remezclarlo todo. Es un disco que no me gustó, por mi responsabilidad, asumo toda la responsabilidad. Y voy a agregar dos temas, como bonus track, 'Sin saber por qué' y 'Milonga de Gauna'." Recuerda que "en el momento en que entregué la mezcla, contra reloj, estaba sintiendo como una puñalada. Ojo, era consciente que, aunque fuera una mala mezcla, estaba la música. Y que la gente no podía comparar con el sonido que yo sí conocía". Aquí vuelve la teoría del escritor que re-escribe y mejora sus obras. "Es totalmente lícito eso de la versión corregida y aumentada, no es típico pero se puede hacer." Y anuncia que no hará "el escándalo" promocional de la salida de un nuevo disco, sino que será, más que nada, un gusto que servirá para saldar una deuda del artista para con el artista.

 



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