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EL PRIMERO VA A SER OVIEDO, EL SEGUNDO NADA MENOS QUE EL SUPREMO

TODO VUELVE EN DEMOCRACIA NARANJERA

El regreso de Alfredo Stroessner está siendo considerado en Paraguay, bajo un eventual régimen oviedista.

Inquietud: De momento, los jefes de Ejército, Aeronáutica y Armada no abrieron la boca en público, pero en ámbitos reservados hicieron saber su inquietud por Oviedo.

¿Se acuerdan de aquel candidato carismático que ofrecía sus respetos a Stroessner?
Bueno, es el mismo que ahora apoyó a otro general carismático, a punto de arrasar con todo.

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 PAGINA/12 EN PARAGUAY

Por Darío Pignotti  desde Asunción

t.gif (67 bytes) "Opa Rei", ésa es la expresión guaraní para "impunidad". En dos días de presidente electo, el ingeniero Raúl Cubas ha redondeado una agenda de declaraciones, gestos y señales cuya clave, si bien no excluyente, puede resolverse en tres palabras: consagrar la impunidad.

En la mañana del lunes Cubas visitó al presidente en funciones, si así puede llamarse al también ingeniero Juan Carlos Wasmosy, en la sede gubernamental, el Palacio de López. Luego de poner sonrisa de foto junto al mandatario, su sucesor fue a los hechos: le hizo saber que continuaría ejerciendo el cargo si obedecía todo lo que él (Cubas) le dictaba. De lo contrario, debería renunciar antes del 15 de agosto, de forma que la presidencia quede en Angel Seifart, un oviedista declarado. A todo esto, a Oviedo ya se le ha levantado la incomunicación y puede ser visitado, aunque aún no por la prensa.

Claro que a Cubas también le dictan hasta cómo tomar la sopa: Lino Oviedo le manda reportarse regularmente en la unidad castrense donde aún permanece recluido. La libertad del ex general es hoy el principal asunto de Estado y la modalidad como se alcance ese objetivo es la discusión dominante de la agenda nacional. Amnistía, indulto o disolución del tribunal militar que lo condenó son los atajos legales más probables.

Hay otra cuestión: ¿quién o qué institución pagará la quemazón política de ejecutar la medida?

Se trata de excarcelar a un condenado por "insubordinación y amenaza al orden de las Fuerzas Armadas" en ocasión del intento golpista del 23 de abril de 1996. El objetivo de máxima que persigue el oviedismo es hacer firmar al indulto al mismo presidente que ordenó su detención. Si así fuera, habría una consecuencia coyuntural, lograr la pronta libertad y aliviar del debate parlamentario al próximo Congreso. Hay otra implicancia de grosor simbólico: arrastrar en la humillación a Wasmosy y con ello mostrar el escarmiento que merecen los infieles.

Pero hay quienes especulan que Oviedo prefiere un nuevo juzgamiento a cargo de otro tribunal militar, con lo cual además de recuperar la libertad se habría extinguido cualquier cargo en su contra. Con ello, además, habría recuperado el poder en la corporación, desplazando a una corte designada por la jerarquía castrense que fue la responsable de bajarle el pulgar al ex general. Oviedo parece cebado de venganza y éste sería el momento de perpetrarla. En su momento prometió ordenar el retiro del generalato y así lo tradujo Cubas ayer: "El presidente tiene la atribución de designar a sus colaboradores y como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas es quien nombra a los comandantes de cada fuerza. Quizá sea ésta la partida más brava que le espera al poder oviedista. De momento, los generales Juan Gonzales Maldonado, César Rafael Cramer y el almirante Carlos Guillermo Lopez Moreira, jefes de Ejército, Aeronáutica y Armada, así como el general Silvio Rafael Noguera --comandante de las fuerzas conjuntas-- no abrieron la boca en público, pero en ámbitos reservados hicieron saber la inquietud que les despierta Lino Oviedo.

El estilo de poder del ex general combina con astucia palo y zanahoria, por lo cual si la resistencia de la cúpula castrense se vuelve una amenaza, no puede descartarse alguna fórmula conciliadora. Pero esto no es todo.

De la misma delegación que visito a Wasmosy el lunes, participó el senador Juan Carlos Galaverna, conocido por sus pronunciamientos jurásicos. Sin que el ingeniero Cubas lo contradiga, Cale Galaverna dijo a los micrófonos que en los últimos meses había mantenido comunicación telefónica con Alfredo Stroessner, quien le hizo saber su compromiso (¿también económico?) con la victoria colorada, algo en lo que debían estar unidos todos los colorados.

El domingo por la noche, Galaverna volvió a discar a Brasilia para transmitirle a Stroessner que la misión estaba cumplida, al menos en parte. Según parece, el octogenario ex general no quiere pasar a la inmortalidad fuera de la patria. "Es hora de que el general Stroessner vuelva, ya que con sus luces y sus sombras ha hecho mucho por este país", dijo sin carraspear ni ruborizarse y remató prometiendo que presentará un proyecto de punto final. La iniciativa de Galaverna debería ser aprobada por el próximo Congreso, donde los colorados controlarán las mayorías de ambas cámaras: la impunidad del "Gran Hacedor" resulta entonces por lo menos probable.

La transición paraguaya marcha a toda máquina, pero no parece que sea hacia la democracia, tal como sucedió en la historia reciente de las naciones del Cono Sur. En su Tratado de paraguayología. En busca del hueso perdido, el ensayista Helio Vera también se pregunta hacia dónde camina este país. "¿Estamos los paraguayos (..) emancipados de las leyes de la antropología y la sociología? ¿Se encuentran cerradas (...) las puertas y ventanas de (nuestra) nación con trancas y cerrojos a los (..) ventarrones de la historia?

 


 

MAS HISTORIA NEGRA DEL MONARCA REPUBLICANO DE FRANCIA

MITTERRAND, UN CORAZONCITO DE POLICÍA

t.gif (67 bytes) François Mitterrand era un gran personaje literario. De momento se han escrito ya decenas, centenares incluso, de libros que lo toman como protagonista, que hablan de sus amores secretos, de su pasado oculto, de sus negocios turbios, de sus fidelidades incomprensibles. De momento puede que ninguno esté aún a la altura del fallecido, pero cada vez hay más datos que redondean la inquietante, compleja y misteriosa trayectoria humana y política del "monarca republicano" de Francia entre 1981 y 1995.

El llamado caso de las escuchas telefónicas --más de mil personas fueron espiadas por los servicios secretos presidenciales, por una ilegal "célula del Elíseo"-- es un buen ejemplo de lo que era capaz de hacer Mitterrand. Edwy Plenel, director de Redacción de Le Monde, figura entre las personas cuyas conversaciones fueron interceptadas. Se ha querellado, pero la instrucción del sumario parece empantanarse. El premier Lionel Jospin no se decide a levantar el secreto que pesa sobre todas esas escuchas "ilegales". A Plenel eso le decepciona: "Prometió hacerlo. Ahora se diría que protege al Estado. Cuando alguien quiere tener una dimensión de hombre de Estado no puede comenzar por tenerle miedo a su maquinaria".

La "célula del Elíseo", activa hasta 1988, tenía como misión informar y proteger al presidente. Dos temas la ocupaban obsesivamente: la enfermedad de Mitterrand y su doble vida, es decir, sus amores con Anne Pingeot y la existencia de su hija Mazarine. "La cuestión de Mazarine corresponde a la esfera de la vida privada, pero la enfermedad era un tema de salud democrática. El mandato presidencial en Francia es muy largo --siete años--, y es normal informar de la salud de quien manda. Si a partir de 1988-89 Francia pierde peso frente a Alemania, no es sólo debido a la reunificación. En esa época, Mitterrand ya sólo podía trabajar de una a dos horas al día. El dolor y la muerte lo obsesionaban. Era incapaz de proyectarse en el futuro. Sin duda, eso influyó en que negociara mal con Kohl", afirma Plenel.

"Los presidentes franceses se han comportado como los ministros que fueron", dice medio riéndose Plenel. "Chirac sigue siendo ministro de Agricultura, como Pompidou nunca fue presidente, sino siempre primer ministro, o Giscard no supo abandonar los tics de un ministro de Hacienda y De Gaulle, los de un general. Mitterrand siempre sintió querencia por Interior, por lo que había sido". Un grupo de militares y funcionarios devotos trabajó para él al margen de toda norma. "El primer presidente de la Comisión Nacional para la Intercepción de Escuchas criticó las 'irregularidades de la célula', pero era la propia 'célula' la que era irregular". Que existía lo sabían unos pocos, pero no figuraba en ningún organigrama. "En democracia, los servicios secretos mantienen actividades ilegales, pero son creados por decreto, tienen un jefe que nombra el Consejo de Ministros. La 'célula del Elíseo' quedaba al margen de todo eso. Es la tradición de la monarquía absoluta, un servicio privado del rey, aquí presidente".

Al margen de anécdotas --¿por qué espiaban a la actriz Carole Bouquet?, por ejemplo--, el caso trasciende ampliamente la trivialidad en que han querido sumergirlo las revistas del corazón. "Hay derechos del individuo que están por encima de los derechos del Estado. El derecho a la información, a la libertad de información, tiene que primar sobre los intereses de la policía. Mitterrand espiaba a los periodistas para preservar su vida privada y ocultar el estado de su salud".


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