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NUEVA MODALIDAD DE ROBO CON NARCOTICOS

UN CAFÉ Y A DORMIR

Se repitió en Paraná: un pasajero amable ofrece traerle café a su compañero de viaje en micro. Pero le pone narcóticos y desvalija a la víctima. Advertirán del riesgo con carteles.

Algunos pasajeros detectaron un sabor amargo en el café.
Cuando despertaron se sentían mal y les faltaba el dinero.

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Por Pedro Lipcovich

t.gif (67 bytes) Usted sube a un micro de larga distancia, de esos que tienen la maquinita de café y jugos. Un pasajero le da charla y, amable y comedido, le ofrece acercarle un cafecito. Después, usted no recordará más nada y, cuando despierte en la terminal, le habrá desaparecido su dinero. El peligro de esta picaresca delictiva es que los ladrones, claro está, no son expertos en administrar altas dosis de narcóticos, de modo que el pasajero puede seguir durmiendo hasta el hospital o hasta el cementerio. La nueva modalidad fue detectada en Paraná, y hay que decir que la sociedad entrerriana reaccionó bien y rápido: las empresas de transporte chequearon los datos, ellas y los mismos damnificados se comunicaron con sus legisladores y en pocos días la Cámara de Diputados solicitó que, en todas los micros que circulen por la provincia, "se advierta a los usuarios sobre el riesgo de aceptar bebidas de terceros".

La resolución que la Cámara de Diputados entrerriana aprobó por unanimidad, se dirige "al Poder Ejecutivo provincial y por su intermedio a la Dirección Provincial de Transporte para que las empresas que en sus unidades ponen a disposición de los pasajeros máquinas o recipientes con infusiones o jugos queden obligadas a advertir a los usuarios acerca del riesgo de aceptar de manos de terceros ajenos a la empresa vasos con cualquiera de estas bebidas". La advertencia "debería estar impresa en el boleto y como cartel en las boleterías y dentro de las unidades de transporte".

El proyecto original fue del diputado Santiago Reggiardo, del Frepaso: "Pedimos tratamiento sobre tablas (inmediato): el apuro era para prevenir los riesgos vinculados con esta nueva modalidad delictiva, ya que alguno de los pasajeros damnificados tuvo que internarse a consecuencia del somnífero. No sabemos qué droga están usando".

Marcelo Haddad, directivo de la empresa de transportes San José, contó a este diario que "desde hacía un mes llegaban denuncias a empresas que operan en la provincia, sobre robos en micros de larga distancia. Cierto que es responsabilidad de cada pasajero cuidar sus efectos personales, pero chequeamos la información con los damnificados y con otras empresas hasta encontrar un común denominador: alguien había ofrecido un café".

Uno de los damnificados fue el médico santafesino Carlos Bayona, de 66 años, que relató a Página/12 su experiencia: "Yo viajaba a Buenos Aires a visitar a mi hija. Cuando subí, en Santa Fe, al micro que venía desde Paraná, había un tipo sentado en el asiento que me correspondía: se lo dije y me pidió disculpas, muy correcto. Tendría unos 38 años, muy bien vestido de sport; me llamaron la atención las zapatillas, de esas lindas, caras. Como viajaba poca gente yo le dije que me iba a otro asiento, para no molestarlo porque ronco un poco".

Pero al otro no le iban a molestar los ronquidos: "Me dijo que me quedara nomás --continúa el médico--, que el amigo de él también roncaba. Porque viajaba con un amigo, parece. Después que paramos en Santo Tomé, él se puso a servirles café a otros pasajeros. '¿Un café, abuelo?', me preguntó. Cómo no. Sentí el café un poco amarguito, pero ya se sabe que en los micros el café puede ser amargo o demasiado dulce, muy caliente o muy frío. Después de ese café, no me acuerdo más nada".

Cuando el micro llegó a Retiro, a las 6 de la mañana, el ladrón ya no estaba y el médico se despertó con 550 pesos menos y "totalmente boleado. Me reía solo, hacía cualquier cosa como borracho. No sé cómo retiré mi equipaje y tomé un taxi; sé de otro señor que cuando se bajó del micro lo acompañaron a retirar las valijas y se las robaron".

El doctor Bayona estima que le dieron "un narcótico muy fuerte, como seconal o luminal en dosis muy alta. A una persona con problemas cardíacos una dosis así puede matarla. Yo tengo el corazón muy sano y sin embargo, cuando llegué a la casa de mi hija estaba hipotenso y con bradicardia (bajos latidos cardíacos). Después no me acuerdo: me dicen que me dieron tres termos de mate, que me metieron en una bañera con agua. Recién a las 6 de la tarde me desperté".


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