HACIENDO EL AGUANTE EN JAMAICA El juez fundamentó su decisión en casi toda la causa y lo acusó de instigador del asesinato de Cabezas. Se hicieron quince allanamientos. Pero el empresario escapó. Hace dos meses que está instalado en Jamaica.
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Por Martín Mazzini desde Dolores "Alfredo está en Jamaica. Hace dos meses se instaló, pero va y viene con María Cristina (su mujer). Ahora él está allá." La ubicación del fugitivo Alfredo Yabrán fue confiada a Página/12 por un cercanísimo allegado a su familia quien, además, relató que María Cristina Pérez se encontraba ayer a la madrugada, en momentos en que se produjo el allanamiento, en su fortaleza de Martínez. La esposa del cartero soportó estoica la requisa policial. A las cuatro de la mañana, el vocero y amigo del empresario con pedido de captura internacional, Wenceslao Bunge, llegó a la mansión procedente de su campo de San Antonio de Areco, para observar in situ los resultados del allanamiento y, además, para consolarla. Esta es la segunda vez que a los sabuesos del comisario Víctor Fogelman se les escapa un preso. El anterior había sido Gregorio Ríos, jefe de los "culatas" del cartero. Los funcionarios y policías que durante todo el día de ayer allanaron quince propiedades buscando a Yabrán volvieron al juez con las manos vacías. Antenoche, José Luis Macchi firmó una orden de captura contra el empresario como instigador del asesinato de José Luis Cabezas. Ayer Macchi lo declaró "prófugo en rebeldía", y ordenó su captura internacional. En el entorno del cartero se bromeaba ayer con que le deberían realizar una pericia a la fecha que figura en la orden de captura, para determinar cuándo fue escrita. La declaración de Silvia Belawsky, que supuestamente decidió a Macchi a ordenar la captura, terminó a las 16.20 del viernes. Tres horas y media después, el juez abandonaba el tribunal. Ya había firmado la orden que tiene como fundamento casi la totalidad del expediente, de 50 mil fojas. El documento esperaba desde hacía varios días la firma del juez, que no tuvo más que agregar a lo ya preparado la declaración de la ex esposa de Gustavo Prellezo. Los interesados en la causa aseguran que el juez debería ordenar un careo entre los ex esposos, si Prellezo ratifica su posición la semana que viene, cuando declare ante el juez. Entre los fundamentos que Macchi incorporó están las declaraciones de los peritos que escucharon a Prellezo involucrar a Yabrán. Macchi había repetido en varias de sus resoluciones que esas declaraciones constituyen una prueba ilegalmente incorporada al proceso. El primer allanamiento se realizó pasada la medianoche del viernes, en la residencia Narbay, que Yabrán tiene en Pinamar. Aún de madrugada, treinta policías llegaron hasta Pueyrredón 1501, en Martínez, la mansión donde vive el cartero. Fuentes allegadas a Yabrán afirmaban ayer que los agentes estaban en los alrededores desde la tarde. Cuando entraron a la casa sólo encontraron a sus familiares --entre ellos su esposa--, aunque sus abogados llegaron apenas comenzó el operativo. Pablo Argibay Molina aprovechó la ocasión para tildar a Belawsky de "rehén política" del gobernador Eduardo Duhalde. Amenazó, además, con nuevas presentaciones judiciales con motivo de la orden impartida por Macchi, que habría incurrido en "abuso de poder", y afirmó que todos los funcionarios involucrados en los allanamientos tenían "responsabilidad penal". Argibay y sus colegas basan su estrategia en que Macchi no tiene competencia para llevar adelante la causa. Por eso, durante todo el día admitieron que, "si tuvieran contacto con el señor Yabrán", le aconsejarían que no se presente en los tribunales de la calle Belgrano. El juez ordenó otro allanamiento más en Martínez. La búsqueda en Alvear 1495, propiedad de Yabrán, también fue infructuosa. En Capital, la policía allanó los edificios donde el cartero tiene oficinas, ubicados en Carlos Pellegrini 1173, Cerrito 320 y Viamonte al 600. El procedimiento se repitió en San Martín de los Andes, en otra de las mansiones del cartero. A las casas y oficinas, Macchi no olvidó agregar los campos que la familia Yabrán posee en Entre Ríos. En esa provincia hubo nueve allanamientos; seis en la localidad de Larroque y tres en Gualeguaychú, uno de ellos en la estancia Mil Amores. El comisario mayor Víctor Fogelman, jefe de los investigadores, abandonó el "bunker" de Castelli por la mañana. Después de una reunión en La Plata, Fogelman viajó hasta la Capital. Sus hombres, una vez visitadas las quince direcciones que escribió Macchi, comenzaron a dedicarse a la tarea que, a diferencia de las visitas, puede llegar a deparar algún resultado importante. Los policías iban y venían, al cierre de esta edición, por los campos de General Madariaga, y por las ciudades de Pinamar y Mar del Plata. La pista más firme que tenían los sabuesos señalaba a la Capital Federal como el refugio del cartero, lejos de Jamaica, donde se encuentra, según confió a Página/12 el amigo cercanísimo de la familia. En Dolores, el juez federal Hernán Bernasconi desmintió a Arslanian al afirmar que no ordenó un allanamiento para pedir los legajos de Yabrán en la ex jefatura de la bonaerense. Bernasconi dijo que envió a un policía que, oficio en mano, esperó una respuesta durante seis horas. La negativa a entregar cualquier tipo de documentación demuestra la "total reticencia y falta de colaboración del ministro de Seguridad y Justicia", según Bernasconi. El juez anticipó que decidirá sobre el pedido de Hernán Mestre --abogado de Gregorio Ríos-- para que la causa pase a la Justicia federal después de que el fiscal dé su opinión sobre el escrito, para lo que cuenta con tres días. Bernasconi es la punta fundamental de la estrategia de la defensa del ex cartero, que coincide con la del gobierno nacional. Ambos sintonizan en su deseo para que Macchi sea declarado incompetente para que toda la causa pase a la Justicia federal. El juez federal de la zona no es otro que el enjuiciado Bernasconi.
PRELLEZO TRAS LA DECLARACION DE SU EX MUJER "HUBO UN TRATO CON SILVIA" Por Raúl Kollmann Gustavo Prellezo suele dormirse a las dos o tres de la mañana. En su celda, se la pasa viendo televisión hasta esa hora. Ayer, sin embargo, a las ocho de la noche estaba metido en la cama, deprimido. La declaración de su ex esposa Silvia Belawsky lo demolió porque no sólo complica su situación, sino que además Prellezo sigue manteniendo un fuerte lazo afectivo con su ex esposa. "El tiene un metejón con ella mucho mayor que el que tiene ella con él", le dijo a este diario alguien que conoce bien a la pareja. En principio, Prellezo declarará esta semana y obviamente va a negar los dichos de Belawsky. "Acá hubo un trato --dicen los amigos del ex oficial--. Le prometieron la libertad a cambio de que Silvia haga una declaración contra Gustavo, Ríos y Yabrán. El trato se hizo con los únicos beneficiados por el testimonio, los policías bonaerenses y el gobernador Duhalde". Más allá de la furia, la declaración de Belawsky ofrece pocos flancos débiles para la defensa de Prellezo. "Silvia era una rehén de la Policía y el juez --dicen los amigos de Prellezo--. No había razón alguna para que esté presa: sólo pidió antecedentes de un tal Cabezas y encima el trámite quedó trunco, porque nunca se buscaron esos antecedentes. O sea que estaba presa para presionar a Gustavo y ver si la hacían declarar algo a ella. Lo que demuestra que hubo un trato previo es que para zafar ella no necesitaba incriminar a Gustavo, a Ríos o a Yabrán, ni necesitaba hablar del caso Seita. Justamente los incrimina porque eso es lo que le sirve a los que hacen el acuerdo con ella". --Más allá de todas las especulaciones ¿en qué miente Belawsky? --le preguntó este diario al abogado de Prellezo, Hernán Mestre. --Todavía no hemos podido hablar con Prellezo --respondió el letrado--. Es evidente que el juez sabía qué es lo que iba a declarar ella y por eso lo había citado a nuestro defendido para que hable antes. Querían que él quedara pagando. Esto es un armado contra Prellezo: por un lado, dicen que es un gran cerebro, un hombre que hablaba muy poco, y ahora resulta que le contó todo a los psiquiatras, a su ex mujer, a los horneros y no sabemos a cuántos más. Es una incongruencia". Sobre los hechos concretos, Mestre no pudo señalar ningún cuestionamiento al testimonio de Belawsky: "Veremos qué dice Prellezo. Seguramente señalará algunas de las mentiras. Que acá hubo un pacto se verá rápidamente. El lunes o martes va a ver que los abogados de Belawsky presentan un hábeas corpus como para que ella salga en libertad". La impresión que queda es que el ex oficial quedó en una situación más que delicada. Ahora su ex esposa lo acusa de haberle pedido datos sobre un tal Cabezas; sostiene que él no estuvo durmiendo en su casa la noche del crimen y que trabajaba para Yabrán. Cuando vaya a declarar, Prellezo necesitará muchas pruebas para doblegar el testimonio de su ex mujer. En realidad, su única esperanza parece ser la misma que tiene Yabrán. Que la Corte Suprema le quite la causa a José Luis Macchi y que pase a un juzgado federal, el fuero preferido de Yabrán y la Casa Rosada.
CRISIS EN EL PODER TRAS LA FUGA DE ALFREDO YABRAN EN DESCOMPOSICIÓN Una película en la que no faltan sangre, droga, tiros, intrigas, poder, crimen, sexo y suspenso. Lástima que trate sobre la realidad de la Argentina, en los últimos tiempos del presidente Carlos Menem. Por Ernesto Tenembaum Un empresario amigo del Presidente está prófugo en una causa por el asesinato de un fotógrafo. En el palacio presidencial sospechan que la decisión judicial fue, en realidad, tomada por el segundo político más poderoso del país. Para evitar la orden de detención, el empresario apeló a un juez, quien intentó nada menos que allanar un ministerio de la provincia en la que gobierna el segundo político más poderoso. El secretario de ese juez y los dos policías más cercanos a él están presos por haber inventado pruebas en una escandalosa causa por narcotráfico. Sin embargo, los senadores amigos del Presidente acaban de impedir que ese juez sea suspendido y el hombre seguirá tomando decisiones trascendentes. El segundo político más poderoso del país cree que la defensa de ese juez en el Senado fue una decisión presidencial para perjudicarlo. Teme, además, que lo asesinen y con razón: hace unos días, la custodia de su hija fue baleada por desconocidos. El Presidente, por su parte, teme que el segundo político más poderoso del país lo meta preso si alguna vez llega a reemplazarlo. El guión es ideal para una película de Hollywood. Tiene de todo: sangre, intriga, poder, suspenso, droga, jueces que cambian de bando, mucho dinero en juego. Hasta se le podría agregar un poco de sexo. Por ejemplo, si se incorpora un episodio en el cual un ministro del Interior, hombre de máxima confianza del Presidente, insultó a un grupo de legisladores que no se atrevían a defender a un juez, protagonista de un escándalo sexual, pero acusado además de amenazar a gente, organizar tiroteos, no denunciar extorsiones, proteger a policías con problemas penales, perseguir a ciudadanos que resistieron alguna arbitrariedad policial. La película, así, tendría de todo. En realidad, historias como ésa han sucedido en todo tipo de países. Ahora, por ejemplo, ocurre en la Argentina. Con colocar en sus lugares correctos los nombres Alfredo Yabrán, Eduardo Duhalde, Carlos Menem, Hernán Bernasconi, Norberto Oyarbide, Carlos Corach, se puede armar una historia que, en realidad, cuenta la descomposición del poder que gobernó la Argentina desde 1989. La decisión del juez José Luis Macchi ha tenido un efecto secundario, que Eduardo Duhalde debe disfrutar: ha puesto en cuestión todas las verdades reveladas que se habían instalado en la Casa Rosada desde comienzos de año. Se sabe, el palacio es un reducto donde los funcionarios de distintas jerarquías interpretan cada hecho de la realidad como una demostración más de la genialidad del Presidente, quien es, al fin y al cabo, el que les paga los sueldos. La primera verdad revelada sostenía que Duhalde es tonto y cobarde, que estaba completamente vencido, sin capacidad de respuesta frente a la ofensiva por la re-reelección. La segunda era que el peronismo entero se encolumnaría detrás de ese proyecto, al no encontrar un candidato mejor. "Nosotros nos peleamos mucho pero, al final, nos juntamos para pelear por el poder", han repetido hasta el cansancio los funcionarios. La tercera, que la maravillosa capacidad de Menem para gobernar ya limpió el camino hacia un tercer mandato. Las cosas no son tan sencillas. Duhalde es un hombre con treinta años de experiencia en el poder y con una impresionante capacidad de fuego. Ha dicho entre sus íntimos ya un montón de veces: "Quizá yo no llegue a Presidente, pero arrastraré a Menem en mi caída". Podrá no sobrevivir a la guerra ya instalada contra la Casa Rosada. Pero su capacidad de hacer daño es ostensible. El año pasado ya lo había demostrado cuando desde su entorno se distribuyó la información sobre las comunicaciones entre Alfredo Yabrán y el gabinete de Carlos Menem. Ahora su policía busca a Yabrán hasta debajo de la alfombra. ¿Cómo explicará el Presidente que la Justicia ha detenido a uno de sus empresarios favoritos por un asesinato? ¿Cómo explicará el jefe de Gabinete su decisión de recibir a Yabrán con todos los honores a mediados del año pasado? También es una expresión de deseos la idea de que el peronismo luego de muchas peleas logra siempre el denominador común que le habilita la llegada o la permanencia en el poder. La pelea dentro del peronismo fue brutal entre 1982 y 1986, años en los que Alfonsín les ganó tres elecciones. Fue sangrienta entre 1972 y 1976, y terminó con el terrible golpe de Estado de Jorge Rafael Videla. Y, aún antes, se definió por vías no precisamente pacíficas: ¿O no se dijo siempre que fue el mismo Perón el que mandó a matar a Augusto Vandor? El peronismo, en realidad, va unido cuando el jefe es indiscutible. Cuando no, las facciones pelean con una furia que no se repite en otros partidos. Los hombres que están a sueldo de Menem creen que él sigue siendo el jefe y que nadie lo discute, que es incomparable en su genialidad táctica, en su maldad oportuna, en su manejo de los hilos del poder. Sin embargo, para quien quiera verlo, es inocultable la responsabilidad del jefe en el proceso de descomposición que sufre su sistema de poder, y que se expresa, por ejemplo, en la fuga de Yabrán. Menem consolidó su poder desde 1991 apoyándose básicamente en dos colaboradores: Cavallo le manejaba la economía y Duhalde sumaba los votos de la provincia de Buenos Aires. El les dio sus lugares, los alimentó, les permitió crecer y acumular poder. Había un tercer colaborador clave: Eduardo Bauzá le aceitaba, con dinero y con paciencia, todas las relaciones dentro del peronismo. Desde 1995, temeroso de que alguna vez alguien lo reemplace, incapaz de compartir el poder con nadie, Menem olvidó su esquema previo y decidió encarcelar a Cavallo, destruir políticamente a Duhalde y prescindir de Bauzá. Se rodeó de un equipo de incondicionales, a los que sólo les pide eso: que permanezcan incondicionales. Ellos lo hacen y por eso aparece tanta gente, con experiencia, inteligente, que repite la teoría de la infalibilidad presidencial en la que ya nadie que esté fuera de ese microclima --mucho menos los consultados en las encuestas-- cree. La descomposición del poder genera efectos como los que se ven en estos días: jueces y diputados que responden a patrones distintos, allanamientos en ministerios, fugas de empresarios amigos, balaceras en contra de los custodios de políticos importantes, sospechas y más sospechas. Una fantástica película en la que no falta absolutamente nada. Ni siquiera la realidad.
EL DÍA MÁS ALEGRE DE CAVALLO "Hoy es un día muy importante", dijo Domingo Cavallo en clara referencia al pedido de captura librado en la madrugada de ayer contra Alfredo Yabrán por el juez de Dolores, José Luis Macchi. Luego se negó a responder a las acusaciones formuladas por el ex director del Banco Nación Alfredo Aldaco ante el juez Adolfo Bagnasco, que lo involucran seriamente en el affaire IBM-Banco Nación (ver página 11). Cavallo no quiso empañar la alegría con la que inició la jornada y respondió: "En el día no me voy a prestar como una suerte de cortina de humo", dijo sonriente. El ex ministro, quien volvió a considerar a Yabrán como "el jefe de la mafia", puso en tela de juicio algunas decisiones tomadas por el Senado de la Nación, entre ellas la ley de Correos que benefició al empresario postal, el voto en contra de la ley del Arrepentido que amenazó con estancar la causa de José Luis Cabezas, y la permanencia en el cargo del juez Hernán Bernasconi, quien tiene abierto un proceso de juicio político y dio cauce a un pedido de hábeas corpus presentado por los abogados de Yabrán. Domingo Cavallo recibió ayer una buena y una mala noticia. En la primera le anunciaron que la ex esposa del policía Gustavo Prellezo, Silvia Belawsky, había involucrado a Alfredo Yabrán en el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas. La mala daba cuenta de que él también había sido involucrado en una causa judicial --la de IBM-Banco Nación-- por el ex director de la entidad, Alfredo Aldaco. El diputado de Acción por la República se negó a responder a las acusaciones del ex directivo bancario pero aprovechó la oportunidad para hablar del empresario postal a quien volvió a calificar como "el jefe de la mafia". Cavallo también sugirió que los senadores votaron en dos ocasiones a favor del empresario prófugo cuando aprobaron la ley de Correos y desecharon el proyecto de ley del Arrepentido, y sugirió sospechar de las razones por las cuales el juez Hernán Bernasconi no fue suspendido en el Senado --en el que se le sigue juicio político-- luego de dar curso a un pedido de hábeas corpus presentado por Yabrán y allanar el Ministerio de Seguridad bonaerense generando así un conflicto judicial. "Fue como aprobar la ley de Correos", dijo. Consultado sobre si el pedido de captura librado por Macchi podía considerarse como una jugada política del gobernador Eduardo Duhalde, como lo denunciaron los abogados del ex empresario postal, Cavallo respondió que "la única jugada política que percibo es la de los abogados de Yabrán, que quieren transformar esto en una cuestión política". En este sentido, el diputado de Acción por la República dijo que: "Este intento lo vienen haciendo desde noviembre del '94, cuando yo dije en televisión que la ley de Correos a la que le había dado media sanción el Senado estaba hecha a la medida de una mafia dirigida y organizada por Alfredo Yabrán". Cavallo agregó: "Desde entonces, el jefe de la mafia a través de sus abogados trató de politizar lo que era una lucha genuina y sincera contra un terrible mal que tenía y tiene la Argentina que es la existencia de estas organizaciones que están convencidas de que el poder es impunidad y que han construido su poder consiguiendo impunidad".
PABLO ARGIBAY MOLINA, DEFENSOR "QUE YABRÁN SIGA PRÓFUGO" Por Andrés Klipphan "La decisión de sus abogados es que Yabrán siga prófugo hasta que se decida la incompetencia del juez Macchi. Y, para esto, pueden pasar varias semanas", reveló ayer Pablo Argibay Molina, justamente uno de sus patrocinantes. También contó que el empresario con pedido de captura internacional está escondido desde el lunes pasado, día en que presentó ante el juez federal Hernán Bernasconi un hábeas corpus preventivo para evitar ser detenido. En diálogo con este diario, además de cuestionar al ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, León Arslanian, detalló la estrategia judicial del cartero. --¿Por qué Yabrán está prófugo? --Porque todo esto es una cama que le preparó Arslanian. Arslanian tiene precedentes de inmiscuirse con los jueces, de presionar a los jueces cuando él era el ministro de Justicia de Carlos Menem. A Arslanian lo conocemos muy bien. Lo conozco como abogado y como funcionario. Sé cómo trabaja. Dice una cosa y hace otra. --¿Qué pruebas tiene para hacer esa acusación? --En pleno caso Amira Yoma, Arslanian envió al despacho del juez Pons a un operador, a un asesor de apellido Marconi para presionar al juez para que resuelva a favor de la cuñada de Menem. Pero el juez no se comió el sapo y lo dejó sentado en un acta incorporada en el expediente. Como ve, este es el modus operandi del ministro de Duhalde.
--¿Entonces usted está seguro de que Arslanian presionó al juez Macchi? --Estamos convencidos de esto desde el día que Ramos Padilla le dijo a Página/12 que la reunión entre el juez Macchi y Arslanian en Dolores fue una "cuestión de Estado" (N. del R. Se trata de una entrevista realizada el 3 de mayo). En esa reunión se armó todo. De eso no tengo ninguna duda.
--¿Desde cuándo Yabrán está fuera del país? --Yo no dije que estuviera en el exterior. Pero sí le puedo decir que es mentira que Yabrán se fue de su casa quince minutos antes de que llegara la Policía Bonaerense. Yabrán abandonó los lugares que frecuentaba (como se suele decir) desde el día que presentamos el hábeas corpus preventivo en el juzgado federal de Bernasconi --el lunes--. Posiblemente en estos días nos acoplemos al pedido de incompetencia contra el juez Macchi que, por inhibitoria, presentó Diez (el abogado de Gregorio Ríos) en el juzgado Federal de Bernasconi. --¿Por qué piden la incompetencia de Macchi? --Porque cuando la Cámara de Apelaciones de Dolores resolvió que Ríos siga preso ordenó que se investigue el secuestro de Cabezas seguido de muerte. Allí los camaristas citan el artículo 142 bis del Código Penal de la Nación. Ese artículo está incorporado en el Código Procesal Penal de la provincia de Buenos Aires, en su artículo 33, que en el inciso E sostiene que entre los delitos que son competencia del juez federal está el "secuestro seguido de muerte". La paradoja de esto es que quien sancionó con carácter de ley el Código Penal de la Nación fue Arslanian. El, menos que nadie, puede desconocer la incompetencia de el juez Macchi. --¿Hasta cuándo va a seguir prófugo Yabrán? --Hasta ahora la decisión del grupo de abogados es hasta que se resuelva el tema de incompetencia de Macchi. Para esto pueden pasar semanas. Primero Bernasconi tiene que darle vista a los fiscales, después enterarlo a Macchi. A partir de ese momento el tema pasará a la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata y de allí, casi con seguridad, seguirá camino a la Corte Suprema de la Nación. Mi recomendación es que Yabrán se mantenga fuera de las garras de la Policía Bonaerense hasta que se resuelva todo esto. No nos engañemos, Duhalde no quiere saber quién ordenó matar a Cabezas. A Duhalde le interesa ganarle la interna al presidente Menem. Y, en esa pelea, Yabrán es la moneda de cambio. --Qué pasará si Fogelman retoma el rumbo y encuentra a Yabrán. --Yabrán está lejos. Además recuerde que al comisario Fogelman ya se le escapó Ríos. A Ríos no lo pudo pescar. Ríos está preso porque se entregó. --¿Le ve el mismo destino a Yabrán? --Claro. Está todo armado para eso. --¿Confían en que la Corte Suprema le dé la razón a Yabrán y giren la causa a un juzgado federal? --No. Tengo confianza en el juicio oral. Allí todo va a caer por nulidad.
ARSLANIAN, MINISTRO DE SEGURIDAD "ARGIBAY HABLA DISPARATES" Por A. K. "Argibay Molina no tiene por qué opinar sobre la causa Cabezas. Lo único que hace este abogado es embarrar la cancha, hablar disparates." La frase es del ministro de Seguridad y Justicia de la provincia de Buenos Aires, León Arslanian. Con esa opinión trató de contrarrestar el ataque verbal del hombre de Yabrán que empleó duros términos contra el funcionario en una entrevista publicada en esta misma página. El enfrentamiento no hace más que exteriorizar el duelo a muerte entre duhaldistas y yabranistas. Por ahora, la tercera pata en discordia, el menemismo, prefiere no salir al campo de batalla. --¿Lo ve preso a Yabrán? --Honestamente no lo sé. Hay que ver qué decide la Corte Suprema cuando llegue el pedido de incompetencia que el abogado de Gregorio Ríos presentó en el juzgado federal de Bernasconi.
--¿Piensa que la Corte se inclinará a favor de Yabrán? --Le pido que no me ponga en el compromiso de opinar sobre ese punto. Si los ministros hacen eso sería una barbaridad. --Sin embargo, Pablo Argibay Molina dice que el artículo 142 bis es muy claro cuando habla de que todo secuestro seguido de muerte es competencia de la Justicia federal. --Eso es un disparate. Ese artículo se refiere a los secuestros extorsivos. En el caso de José Luis Cabezas se trató de un crimen común. Fue una privación ilegal de la libertad seguida de muerte. A Cabezas se lo mata casi sin solución de continuidad. A Argibay Molina también lo escuché decir por radio que la causa también es competencia federal porque los camaristas le pidieron al juez Macchi que investigue la "asociación ilícita" entre policías y civiles. Ese es otro disparate. En este caso sólo es competencia federal cuando una asociación ilícita pone en riesgo las instituciones democráticas.
--Tanto el vocero de Yabrán, Wenceslao Bunge, como el mismo Argibay Molina justifican la huida de Yabrán al entender que la declaración de la ex esposa de Gustavo Prellezo fue "armada" desde el Poder Ejecutivo provincial. --Ellos pueden decir eso y mucho más Argibay Molina no tiene por qué opinar sobre la causa Cabezas. Lo unico que hace este abogado es embarrar la cancha, hablar disparates. Lo único que saben hacer es sembrar la causa de intrigas y conspiraciones que no existen. De historias cuestionadas.
--Si hablamos de cuestionamientos, también se puede decir que hay testimonios muy cuestionados sobre los cuales tanto el juez Macchi como los camaristas basaron sus resoluciones. --No sé. Lo que sí sé es que las personas que no tienen nada que ocultar no se escapan de la Justicia. Lo mejor que podría hacer Yabrán es someterse a derecho y no escapar.
--¿De qué hablaron el día que se reunió con el juez Macchi en Dolores? --Hice una gran alocución sobre la independencia de los jueces y del Poder Judicial.
--¿No hablaron sobre la declaración que brindaría Silvia Belawsky? --Desmiento totalmente esa especie. Sobre el caso Cabezas hablamos generalidades. Sobre las necesidades del juez. Vaguedades.
--¿Cómo talla la disputa Menem-Duhalde en la definición judicial de este caso? --Lamentablemente la política enturbia la transparencia de la causa. Macchi es un juez que se maneja con sus propios tiempos y hace oídos sordos de lo que se diga fuera de su despacho.
--¿En qué quedará el juicio político que abrió contra el juez Hernán Bernasconi? --Espero que los diputados y senadores de la nación lo tomen con celeridad. Bernasconi actuó en forma ilegal al querer allanar mis oficinas. Hizo un uso abusivo de sus facultades de juez. Este abuso de poder no puede ser convalidado de ninguna manera.
--Usted tiene en claro que la estrategia defensiva de Yabrán se basa en las presentaciones realizadas en el juzgado de Bernasconi. --Y también tengo en claro que Bernasconi es un juez muy, pero muy cuestionado a quien el Senado debería suspender. CLAVES DEL ANTIGUO CARTERO DE DIOS PODER, IDEAS, NEGOCIOS Por Susana Viau La orden de allanar los domicilios y detener al empresario Alfredo Yabrán era, sin duda, el paso de mayor audacia desde que, en 1994, el nombre de Yabrán se hiciera familiar para la opinión pública al estallar el enfrentamiento que en sordina mantenían desde un tiempo antes el millonario menemista y Domingo Cavallo, el ministro más poderoso del gabinete. La chispa había sido la correspondencia del Banco Hipotecario Nacional y los pliegos de la licitación que la presidenta de la entidad, Adelina de Viola, había cuidado que cayeran como a medida de los servicios postales privados que, reconocidos o no, se atribuían a la propiedad de Alfredo Yabrán. El empecinamiento de Adelina en adjudicar el servicio a los colores amarillos y violetas de OCA y OCASA, fue su perdición. La existencia de una mesa de dinero paralela, la "timba" en financieras "off shore" con bonos de la deuda hicieron rodar la cabeza de la rubia tránsfuga del ucedeísmo. Cavallo comenzó en ese momento lo que creía la batalla final contra la competencia más dura en la privatización de ENCOTESA, el Correo que intentaban timonear su amigo Haroldo Grisanti y el abogado Alfredo Castañón. Y señaló al "jefe de la mafia" y al aparato de jueces, periodistas y políticos que sustentaban el andamiaje delictivo. En una de las sesiones más tórridas de la Cámara de Diputados, a mediados de 1995, Cavallo desplegó sus hipótesis respecto del "modus operandi" que identificaba la marca del empresario telepostal. Cavallo no logró su propósito porque la blitzkrieg sobre Yabrán convulsionó la cúspide del poder, involucrada de un modo u otro en el ataque. "Va a desfilar por los juzgados", fue la promesa que, por lo bajo, se formuló en la Casa Rosada como respuesta al desmande del ministro al que ya no se quería tener cerca pero del que todavía no se podía prescindir. Las acusaciones de Cavallo, sin embargo, pusieron la mosca en la oreja de la opinión pública y de un Frepaso siempre sensible a sus reacciones. Empezó así la ardua tarea de cruzar los personajes que se intercambiaban en los directorios de los couriers OCA, de OCASA, Sky-Cab, DHL; de Edcadassa (la empresa mixta formada por la Fuerza Aérea y Villalonga Furlong que operaba en el aeropuerto de Ezeiza), la administradora de campos Yabito y las empresas de seguridad Bridees, Zapram, Quality y, por qué no Juncadella y Prosegur, la aeronáutica Lanolec, la inmobiliaria Aylmer, los depósitos de INTERBAIRES, los servicios de limpieza de ORGAMER, las prestaciones turísticas de PASSINTUR. La denuncia y los documentos recopilados por Cavallo aterrizaron en el despacho del ex procurador general, el riojano Angel Agüero Iturbe en 1966. Agüero Iturbe convocó a un heterogéneo equipos de fiscales, formó una comisión "ad hoc" para luego emitir una resolución desincriminante en que el fiscal de Cámara Norberto Quantín no encontró ni por asomo el espíritu de las conclusiones de la comisión. Carlos Menem hizo su propio dictamen y anunció, en marzo de ese año, que la cuestión era caso cerrado, no aparecían razones "para iniciar ningún tipo de acción ni hay gente comprometida", dijo satisfecho el presidente. A esa altura, los puentes entre él y su sanguíneo superministro estaban definitivamente rotos y éste comenzaba a transitar el camino vaticinado: la peregrinación por los juzgados, el advertido "acoso judicial". No obstante, la disputa no admitía ilesos en ninguno de los bandos. Yabrán, por medio de su vocero Wenceslao Bunge, un escribano de buenas relaciones con los republicanos del Norte, con los brigadieres de la dictadura y con algunos de sus generales como Ramón Camps y Guillermo Suárez Mason, informó que se retiraría de la licitación del Correo. El 25 de febrero de 1977, el hallazgo del cadáver quemado del fotógrafo José Luis Cabezas en una ruta solitaria produjo un cambio cualitativo en el forcejeo. Cabezas había sido el reportero que había capturado las pocas imágenes disponibles de Yabrán, pero también quien le había puesto rostros a una investigación sobre la doble vida de la policía bonaerense. Yabrán tuvo que renunciar al anonimato y poner la cara en el Congreso, en los Tribunales, soportar insultos y pedreas. Y el 18 de diciembre, una gacetilla de prensa se hacía portadora de una noticia espectacular y curiosa: Yabrán había puesto bandera de remate a sus couriers y sus free shops y traspasaba por 600 millones el fruto de su trabajo a los inversores del EXXEL Group. Tampoco iba a bastar. El asesinato de Cabezas, contra toda lógica, no puso un prudente punto final a las guerras de la era menemista. Sobreimpresa en la causa, diluyendo las posibilidades de llegar a la verdad y emponzoñando las de creer ella, si es que aparece, se dibujó la lucha antropofágica entre el gobierno nacional y jefe del Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires. Los avances, los retrocesos, los estancamientos de la investigación no podían menos que coincidir con la supremacía de uno o la desesperación del otro. Las dos pistas más firmes --el enigmático, indestructible Alfredo Yabrán, la temible Bonaerense-- acababan como rehenes de una lucha marginal. La misma que tupacamariza el "caso Cabezas", el más claro crimen político de una década en la que, como se sabe, cuando se discute el poder no se está hablando de ideas sino de negocios. |