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"MUCHOS OBISPOS RECIBEN DINERO DEBAJO DE LA MESA"

La revista católica "Criterio" reveló en su editorial que el Gobierno aplica con la Iglesia la política de la "dádiva".

 

Esteban Caselli, el embajador argentino en la Santa Sede.


Es el principal operador del Gobierno en la Iglesia Católica

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Por Washington Uranga

t.gif (67 bytes)  La revista católica Criterio calificó la estrategia del Gobierno frente a la Iglesia como "la política del amiguismo y de la dádiva". En su editorial de esta semana, aseguró que "el dinero no ha faltado en estas relaciones" y "no dudamos que en muchos casos algún obispo recibe dinero del Gobierno por debajo de la mesa". El quincenario que dirige José María Poirier advierte, sin dar mayores precisiones, que "quienes se prestan a este tipo de favores (...) son una minoría dentro del episcopado" y de allí "el magro resultado de esta política", a la que califica de "desafortunada".

El texto, que lleva el título "La Iglesia y el Gobierno", se inscribe en el marco de la polémica existente por las relaciones con el poder político, en particular con el menemismo, que se agudizó en la última asamblea de la Conferencia Episcopal.

En esa oportunidad, el embajador argentino en la Santa Sede, Esteban Caselli --con la complicidad de la Secretaría de Estado del Vaticano que encabeza el cardenal Angelo Sodano--, difundió el saludo papal a Menem en un claro intento de acallar las críticas re-reeleccionistas que pudieran surgir en la asamblea episcopal.

Finalmente, los obispos emitieron una declaración refugiándose en cuestiones de principios para eludir la toma de posiciones concretas. Sin embargo, al día siguiente, varios de ellos salieron a debatir a través de los medios sobre la "interpretación" del documento eclesiástico.

La revista Criterio no tiene vinculación orgánica con el episcopado, pero muchos de sus puntos de vista coinciden en términos generales con la posición del grupo de obispos que, hoy por hoy, tiene el mayor consenso dentro de la jerarquía católica. En el mismo editorial se puede leer que "alguna vez la historia aclarará las relaciones económicas entre Menem y algunas personas o instituciones eclesiales, ya desde la campaña electoral que lo llevó al gobierno".

Más adelante agrega: "Sabemos que este punto es doloroso, porque molesta a muchos" reflejando así la posición de un sector de la Iglesia Católica -–incluidos varios de los obispos más críticos-- que prefiere eludir toda referencia a este tipo de situaciones para evitar "perjudicar" la imagen de la institución ante la sociedad. Es "algo de lo que no se habla". "Por eso nos limitamos a exponer hechos sin juzgarlos". Pero, acota a continuación, "no dudamos de que, en muchos casos en los que algún obispo recibe dinero del Gobierno por debajo de la mesa", lo emplea en obras encomiables, como la construcción de templos o seminarios. Lo que nos preguntamos es por qué, entonces, no puede hacerse lo mismo abiertamente, como se espera de los "hijos de la luz".

Otros párrafos se refieren también a uno de los puntos más polémicos dentro de la Iglesia Católica: la relación paralela que el Gobierno mantiene con el Vaticano, con el aval del nuncio apostólico Ubaldo Calabresi (embajador de la Santa Sede en Argentina) y del propio número dos de la Iglesia universal, el cardenal Angelo Sodano.

El Vaticano está cautivado por el apoyo internacional de Argentina a las posiciones católicas contra el aborto, los temas de reproducción humana y la familia. "El gobierno de Menem no ha perdido ocasión de recordar a la Santa Sede estas coincidencias". Y el Vaticano no deja de agradecerlo. La Secretaría de Estado del Papa, cuyo rostro bifronte mira, al mismo tiempo, al interior de la Iglesia y a los estados, privilegia ese rol internacional de la Argentina y resta relevancia a cuestiones más "domésticas". Este registro, político antes que pastoral, deja a menudo perplejos a los obispos, sacerdotes y laicos cuyas preocupaciones siguen un orden inverso".

El largo editorial, que relativiza también el peso político real del catolicismo en la Argentina actual, termina diciendo que "la Iglesia acepta y quiere una sana cooperación con el Estado, que no es mescolanza con el gobierno de turno, sea cual fuere". Porque "es la cooperación a la luz del día, sin intereses escondidos ni favores que hay que pagar". Esta sería también la posición de la directiva que encabeza el presidente de la CEA, Estanislao Karlic.

"Son mayoría los obispos que no andan designando funcionarios ni dando directivas a las autoridades civiles; pero al mismo tiempo esperan no ser utilizados en maniobras mezquinas, ni acallados cuando levantan la voz en defensa de quienes no tienen voz".

Mientras tanto, Menem en Buenos Aires y Caselli trabajan incansablemente para garantizar lo que creen sería una gran victoria de su política hacia el Vaticano: lograr que el cardenal Sodano aterrice en Buenos Aires en visita oficial en octubre, en una escala de un viaje que debe realizar a Santiago de Chile. La Iglesia y la mayoría de los obispos están al margen de esa negociación.


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