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EL CÁMPORA PARAGUAYO Y UNA PURGA PARA SU PERÓN

El presidente electo de Paraguay, Raúl Cubas, cuyo slogan de campaña fue "Cubas al Gobierno, Oviedo al poder", anunció que relevará al alto mando de las Fuerzas Armadas cuando asuma.


t.gif (67 bytes)  Purga en el Ejército paraguayo: esa es una de las primeras medidas que el presidente electo de ese país, Raúl Cubas, tomará ni bien asuma el Gobierno el 15 de agosto próximo. "No queremos venganza pero sí queremos justicia con (el ex general) Lino Oviedo", dijo ayer Cubas, en referencia al alto mando de las Fuerzas Armadas que respaldó la sentencia militar que terminó con la candidatura y seguro triunfo de Oviedo, culpable de un intento golpista en 1996. Aún si lo pudiera indultar, ayer se sumó otro escollo para el ex general: en una causa en la cual es el principal implicado, siete expertos franceses encontraron "elementos tóxicos" en el puerto de Asunción suficientes para "hacer volar gran parte de la capital paraguaya", según el presidente de la Corte Suprema, Raúl Sapena.

"¿Por qué alguien se podría molestar por cinco o seis (militares)?", se preguntó Cubas luego de aclarar que el actual presidente, Juan Carlos Wasmosy, se jacta de haber pasado a retiro a 42 generales. El detalle es que entre esos "cinco o seis" están los comandantes de las tres fuerzas y el general que está por encima de los tres, Evaristo González. Detrás de esta operación, además de resarcir el encarcelamiento de Oviedo, se presenta otro capítulo de la división del Ejército en la que la mayoría de la oficialidad se alinearía con Wasmosy mientras los suboficiales permanecerían cercanos al ex general.

De concretarse la otra decisión fundamental en torno a Oviedo, esto es, su liberación, la historia política de este militar cercano a Alemania y admirador de Perón completaría una trayectoria más que curiosa: un golpista que luego se convirtió en candidato del partido del Gobierno al que quiso derrocar, y que impedido legalmente del triunfo llega al poder a través de un testaferro político quien, además, tiene como vicepresidente al peor enemigo de Oviedo, Luis María Argaña. Y todo en sólo dos años.

Tomando en consideración los antecedentes militares cercanos, no le será fácil a Cubas la limpieza anunciada. El alto mando de las Fuerzas Armadas ya demostró que, para apoyar a Wasmosy, todo vale: primero, cuando le dio al Presidente el tribunal ad hoc que precisaba para condenarlo a Oviedo, absuelto ya en la Justicia civil; segundo, cuando hizo ejercicios en Asunción ante la inminencia de la liberación de Oviedo por un hábeas corpus; y tercero, cuando se reunieron con Wasmosy para expresarle su preocupación por el slogan de Cubas: "Cubas al Gobierno, Oviedo al poder".

En la entrevista, el próximo Presidente también relacionó la crisis institucional alrededor de Oviedo con la situación económica paraguaya. "No hay trabajo. Paran las empresas. Disminuye la producción. En el comercio no hay dinero", enumeraba sin explicitar la conexión palpable con el hecho de que un candidato permanezca en prisión. "Todos tenemos que apretarnos el cinto", aconsejó Cubas, pero descartó tocar el sector de los funcionarios públicos, que genera el 90 por ciento de los gastos del Estado, "porque vamos a aumentar la cantidad de indigentes del país". Los funcionarios públicos son, además, un electorado cautivo del oficialismo que completa el 10 por ciento del padrón.


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