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Por Horacio Bernades "Impecable y vibrante", "hermosa, refinada y complejísima", "pura narración cinematográfica", "guión solidísimo" y "su película más madura y serena" son algunos de los ditirambos que recibió, de uno y otro lado del Atlántico, Carne trémula. El film número doce en la filmografía de Pedro Almodóvar se estrenó en Europa y en Estados Unidos hacia fines de 1997, y mañana se conocerá finalmente en Argentina. Por primera vez Almodóvar se inspira, para una de sus películas, en una base literaria ajena. Se trata de Live Flesh, novela de la escritora inglesa Ruth Rendell, una de las más conspicuas representantes del policial en el panorama de la literatura actual y autora también de A Judgement in Stone, la novela en la que se basó el film de Claude Chabrol La ceremonia. En los papeles protagónicos aparecen Angela Molina, la italiana Francesca Neri (Las edades de Lulú, ¡Dispara!, de Carlos Saura), el ascendente Javier Bardem (Jamón, jamón, de Bigas Luna), Liberto Rabal (nieto del gran Paco) y el veterano Pepe Sancho. El film arranca en 1970, en pleno franquismo, una etapa de la vida española que hasta ahora el realizador había eludido en sus películas. "Hasta ahora no había hecho un comentario tan directo sobre el franquismo", confesó Almodóvar al diario El País. "Al comienzo de mi cine negaba la existencia de Franco, pero aquí recupero la memoria de un modo muy puntual y muy concreto". Un primer salto narrativo de Carne trémula lleva la acción hasta 1990, cuando el quinteto protagónico del film converge en medio de un tiroteo de trágicas consecuencias. De allí, un segundo salto hasta la actualidad, cuando el destino de los cinco se ata definitivamente. En el medio se entreteje una espesa red de pasiones cruzadas, sexo, culpa y crímenes, que poco le debe a la novela original, básicamente la historia de un violador londinense. "Me inspiré en la novela de Rendell, pero la película es tan libre que ni siquiera hubiera sido necesario pagar los derechos", declaró un Almodóvar de 47 años y pelo recortado. "No veía claro que el protagonista fuera un violador, no me gustaba la explicación de Rendell. Todo esto me separó de la novela, que era muy interesante de por sí. Yo la digerí, la hice mía. Las adaptaciones hay que hacerlas con total infidelidad y llevándolo a tu mundo". Por primera vez, el realizador de La ley del deseo no escribió el guión a solas, recurriendo a dos coguionistas. Se trata de Ray Loriga y Jorge Guerricaecheverría, representativos de los caminos que ha tomado la literatura española en los años '90. Sobre todo Loriga, que con cuatro novelas y una película (La pistola de mi hermano, basada en su novela Caídos del cielo y estrenada en España casi al mismo tiempo que Carne trémula) es posiblemente "el" escritor joven del momento. Sin embargo, la participación final de ambos en el guión de Carne trémula parece haber quedado entre paréntesis. "No es por robarle méritos a nadie, pero el guión lo he escrito absolutamente yo", desafía Almodóvar, pero luego suaviza: "Me ha venido bien la compañía y pienso volver a hacerlo en el futuro. Se trata de aliarse con un interlocutor que te entiende y te sirve de sparring. Los dos me acompañaron del otro lado de la mesa, ayudándome a resolver cosas que no habría resuelto por mí mismo". El crítico español Angel Fernández Santos, uno de los huesos más duros de roer para el realizador de La flor de mi secreto, parece estar de acuerdo cuando señala (El País, 13 de octubre de 1997) que "Almodóvar y quienes colaboraron con él en la escritura de Carne trémula lograron un modelo de conversión de literatura en cine: éste devoró la urdimbre literaria de fondo, se tragó el libro y no dejó en la pantalla rastro de él". Si el nuevo film le sirvió a Almodóvar para vencer, tras largos años, la resistencia de sus críticos más enconados, no sucedió lo mismo a la hora de aspirar al Goya, equivalente hispano del Oscar: Carne trémula ni figuró en la última entrega. "Existe una gran hostilidad contra mí", confió el realizador a The New York Times. "Tuve mucho éxito dentro y fuera de España. Y aquí, en mi país, me tienen envidia".
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