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UN COMANDO ROBÓ EN ITALIA DOS VAN GOGH Y UN CÉZANNE

Ocurrió en Roma, en el Museo de Arte Moderno. En un operativo relámpago, tres hombres se llevaron los valiosísimos cuadros. Un anónimo anunció luego que se pedirá rescate por las obras.

"El jardinero" y, arriba, "La arlesiana", de Van Gogh.
Dos de las pocas obras del holandés que hay en Italia.

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t.gif (67 bytes)  Dos semanas después del misterioso robo en el Louvre, en París, ahora les tocó el turno a los italianos. En un operativo tipo comando, tres hombres armados y encapuchados se llevaron los dos únicos cuadros del holandés Vincent Van Gogh y uno del francés Paul Cézanne que se exponían en el Museo de Arte Moderno de Roma. Doce horas más tarde, una voz anónima se comunicó con una agencia de prensa italiana: "Les haremos llegar nuestras condiciones, incluidas las políticas, para recuperar los cuadros", dijo, tras reivindicar el robo.

Mientras los investigadores no descartan que la mafia esté detrás del robo, las autoridades italianas se mostraron sorprendidas por el modus operandi del grupo, que actuó fuertemente armado y se llevó el videocasete de las cámaras de vigilancia internas de la Galería.

Por las características del hecho, ocurrido el martes por la noche, uno de los voceros del museo señaló que se trata de un robo por encargo. Los óleos son tan conocidos que es imposible venderlos y, además, los ladrones dejaron sin tocar otros cuadros tan valiosos como ésos: un Monet y un Degas, por ejemplo, que se exhibían en el lugar.

Al parecer, el grupo de tres hombres armados se mezcló entre los visitantes del museo y esperó el horario de cierre para actuar. Tras maniatar a dos empleadas, los ladrones desconectaron el sistema de seguridad y se dirigieron directamente a la sala donde se exponían las pinturas. Estaban con capuchas, guantes y descalzos. Sólo buscaban tres obras: El jardinero y La arlesiana, de Van Gogh, y La cabaña de Jourdan, de Cézanne, aunque sorprendentemente también se llevaron 570 dólares de la caja fuerte. Una suma ridícula en relación con el valor de los cuadros.

Una hora después, un empleado del bar del museo se dio cuenta de que el sistema de alarma de una entrada lateral estaba desconectado. Avisó a la policía, que llegó inmediatamente y encontró a las vigilantes amordazadas en los baños.

La única pista que hasta ahora tienen los investigadores es la suela de un zapato deportivo que estaba debajo de una silla, muy cerca de la sala donde se exhibían los cuadros, y que podría pertenecer a uno de los ladrones. Si bien estaban descalzos cuando maniataron a las empleadas, debían llevar zapatos cuando entraron al lugar, mezclados entre los visitantes.

"Los bandidos conocían perfectamente el lugar. También conocían mejor que nosotros el sistema de alarma", estimó ayer la directora de la galería, Sandra Pinto. En idéntico sentido se pronunció el ministro de Bienes Culturales, Walter Veltroni, quien también descartó que se trate de un grupo de aficionados. "Son profesionales de alto vuelo y forman parte de una organización criminal", consideró.

El robo es un duro golpe al patrimonio artístico italiano. Los robados eran los únicos cuadros de Van Gogh y Cézanne existentes en los museos de ese país y constituían tres piezas significativas de la pintura impresionista.

El jardinero, pintado por Van Gogh en 1889, retrata un campesino melancólico, en tanto que La arlesiana es un retrato de la protectora del artista --Madame Ginoux-- pintado a principios de 1890, pocos meses antes de su suicidio. De los tres retratos de Ginoux casi idénticos que existen, el de Roma es considerado el más bello por la manera en que refleja la sonrisa resignada de la mujer que cuidaba a Van Gogh cuando sufría trastornos psíquicos. El óleo restante, La cabaña de Jourdan, de Cézanne, también era una de las últimas obras pintadas por el artista. El Ministerio lo adquirió en 1986, de la colección Jucker, junto con dos pinturas de Moranti, por la suma total de un millón y medio de dólares.

 


 

LAS HIPOTESIS EN TORNO DEL ROBO DE OBRAS DE ARTE

ENTRE FANÁTICOS Y SECUESTRADORES

Por Fabián Lebenglik

t.gif (67 bytes) Tanto para el robo del Corot, que se produjo hace dos domingos en el Louvre, como para los cuadros de Van Gogh y el de Cézanne de ayer a la noche en la Galería Nacional de Roma, se hace muy difícil pensar en la posibilidad de que sean obras negociables. La primera hipótesis es cinematográfica: un coleccionista secreto manda robar los cuadros para tenerlos en el sótano y poder decir todas las mañanas, como en el caso de la Ferrari presidencial: "Son míos, míos, míos".

Si fueran ladrones que intentan venderlas en el mercado negro, la pregunta es: ¿existe un mercado negro para obras de esta envergadura? Entonces se vuelve a lo anterior, al coleccionista que las quiere para él solo.

La segunda hipótesis es la del secuestro, con el objetivo de pedir rescate y entonces suena verosímil la llamada de "una voz masculina" anunciando que presentarán exigencias incluso políticas para devolverlas. Si bien el Corot robado en Francia es buen golpe, mejor aún es el de dos Van Gogh y Cézanne en Italia.

Página/12 consultó sobre estas hipótesis al galerista y marchand David Scheinsohn, titular de las galerías Tema y VerBo. "Las obras robadas anoche --explica Scheinsohn-- son muy importantes para Italia, porque si bien ese país posee algo así como el 60 por ciento del arte mundial de Occidente, hay muy poca obra francesa y especialmente muy pocos cuadros de Van Gogh y Cézanne en museos italianos de carácter público. Por eso no se trata de un robo cualquiera. Lo que uno tiende a pensar es que se trata de un secuestro para pedir rescate o extorsionar a la compañía de seguros que tiene que responder por el robo. Tal vez hasta puedan amenazar con destruirlas si no reciben el dinero o las condiciones del rescate. En el caso del coleccionista que las quiere para él solo y las compra en el mercado negro, aunque es un poco extravagante, pienso que también es posible. Algunos se pueden reír de esta hipótesis, pero yo no la descartaría".

"Existe la famosa anécdota del nazi Goering, el organizador de la Gestapo, que presumía de tener obras célebres del arte universal, aunque se enteró tarde de que eran falsificadas. En la Argentina, durante toda mi carrera, dos veces me ofrecieron obras supuestamente robadas por los nazis. Una vez me ofrecieron un Picasso y la otra un cuadro de Veronese. El primero era un cuadro falso y el segundo parecía bueno: mandé a hacer un estudio con el técnico de Christie's que me acuerdo se llamaba Kennedy y el resultado fue que la obra no era de Veronese pero sí era un cuadro pintado en el siglo XVI. Es muy difícil hacer circular obras de arte tan importantes sin papeles, por eso se usó durante mucho tiempo el cuento de ser obras robadas por los nazis. Cuando se dice esto, debe saberse que se trata de falsificaciones."


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