Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL PARLAMENTO EMPLAZA AL DICTADOR A RENUNCIAR EL VIERNES

EE.UU. LE BAJÓ EL PULGAR A SUHARTO

Madeleine Albright dijo que Suharto debe renunciar, y el líder del Parlamento --tomado por estudiantes-- lo emplazó a irse el viernes.

Estudiantes indonesios alzan el puño durante una marcha de masas en el complejo parlamentario.
La sede fue ocupada por los estudiantes, que no la abandonarán hasta que no renuncie Suharto.

na23fo01.jpg (10137 bytes)


Por Ricardo M. de Rituerto 
enviado especial a Yakarta

t.gif (67 bytes) Yakarta salvó ayer sin sangre ni violencia el día más temido, la jornada en la que la oposición al régimen de Suharto había convocado una concentración de un millón de personas para exigir la renuncia del presidente. De madrugada, Amien Rais, convocante y principal figura política de oposición, anunció por radio y TV que anulaba la protesta para evitar una repetición de la matanza de Tiananmen. La vida política del anciano dictador se agota por minutos. El presidente del Parlamento, Harmoko, le ha dado un plazo hasta el viernes para dimitir, Rais le ha concedido un respiro de dos semanas y Estados Unidos le ha asestado el golpe final al solicitarle la retirada. "Ahora, tiene la oportunidad histórica de actuar como un estadista", declaró ayer la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, quien dijo que, si Suharto quiere preservar su legado, debe renunciar al cargo. Por la noche, un líder estudiantil dijo que el presidente del Parlamento, Harmoko, había dado de plazo al dictador hasta el viernes.

Cuando los habitantes de Yakarta se despertaron, el centro de la ciudad ya era sólo del Ejército. Alambradas de púa cortaban las principales avenidas, y junto a esas barreras montaban guardia soldados de numerosas unidades, incluidas las fuerzas de élite, apoyados por carros de combate, blindados ligeros y transportes blindados de tropas. Fuera de ese perímetro, soldados controlaban las principales intersecciones de acceso a la zona. Alguien había dado la orden de que nadie se acercara al lugar de la concentración, próximo al palacio presidencial y las principales dependencias gubernamentales, y no se habían escatimado esfuerzos para cumplirla. El despliegue sólo se levantó bien entrada la noche, cuando la vigilancia castrense bajó al nivel rutinario de los días precedentes.

Rais había mantenido la víspera su desafío de celebrar la manifestación en el festivo Día del Despertar Nacional, asociado con la historia de la independencia indonesia. Hasta había bautizado a la jornada: el Día del Triunfo de la Reforma. Pero la noche del martes fue muy larga para Rais. "Alguien me dijo, un general, que no le preocupaba si se repetía Tiananmen. Me sorprendió su determinación". Fue todo lo que manifestó a media mañana de ayer para explicar por qué había cancelado la convocatoria. No quiso identificar al general.

El Parlamento ocupado se ha convertido en el centro de la protesta contra el régimen y a lo largo de la jornada pasaron por allí, para alentar a los estudiantes o recibir algún reflejo de su fuerza, políticos de oposición, generales retirados, actores críticos, abogados, reconocidos activistas pro derechos humanos, profesores.

Finalmente, el líder musulmán llegó y habló a los estudiantes desde el improvisado estrado. "Amien Rais le da dos semanas para dimitir", fue su ultimátum, recibido con gritos de aprobación por los estudiantes. "Es lo único que pedimos". Antes lo había hecho Emil Salim, uno de los posibles hombres del relevo político, que exigió la dimisión presidencial. Por la noche, todavía seguía sin aparecer en esta crisis Megawati Sukarnoputri, a la que se atribuye un potencial político que guarda celosamente en el baúl. Quien sí lo hizo, aunque indirectamente fue Harmoko, el "número tres" en la jerarquía del Estado, quien, según un dirigente estudiantil, ha dicho a Suharto que debe dimitir, mañana a lo más tardar. Harmoko ya dijo el lunes que el presidente debía dimitir, a lo que replicó el Ejército que tal petición era ilegal y anticonstitucional.

Los estudiantes piensan mantener su presión sobre el presidente, y sus líderes tienen ahora como principal objetivo evitar que las fuerzas se dispersen y agoten, ya que Suharto ha ofrecido un plan de reforma, aunque sin calendario. "Hay que mantener concentrada la atención en el objetivo, que es conseguir que caiga Suharto", decía Dadang Trisasongko, directivo de la Fundación Indonesia para la Ayuda Legal. "Vamos a seguir aquí hasta que el Parlamento convoque una sesión extraordinaria para buscar una salida a la crisis". Rizal Ramli, director de Econit, una compañía especializada en asesoría económica internacional, insistía en que Suharto debe dimitir cuanto antes. "El presidente es muy listo", advertía. "Ha hablado de crear un Consejo para la Reforma, pero eso siempre va a crear conflicto sobre quién lo integra y luego puede desviar a ese consejo las críticas. Y, al plantear elecciones, puede ocurrir que los partidos empiecen a disputar entre ellos y que Suharto vuelva a presentarse otra vez como salvador". Ramli estima que el presidente puede durar menos de dos semanas. "Cuanto más resista, peor. Mayores serán las demandas que se le planteen y hasta se podría pedir que se nacionalicen sus propiedades". Pero queda el Ejército, que hasta ahora ha dado todo su apoyo al presidente. "El Ejército es como una capa de chocolate en una pasta. Con el calor y el aumento de la presión se deshace todo".


 

COMO ES LA MULTITUD QUE ESTA ECHANDO AL PRESIDENTE

ESCENAS DE UN CONGRESO TOMADO

Por R.M.R. n Desde Yakarta

t.gif (67 bytes) Hace sólo dos meses, el complejo del Parlamento indonesio era un castillo inabordable en el que sólo entraban los grandes coches de fabricantes europeos y japoneses en los que acudían a discutir sobre el inmediato futuro del país los diputados, elegidos en su 90 por ciento a dedo por Suharto, los mismos que el 10 de marzo lo aclamaron como presidente para un séptimo mandato quinquenal. Entonces, policías y soldados vetaban rigurosamente el acceso a las dependencias.

El martes, miles de estudiantes tomaron el complejo como las hormigas se apoderan de un pastel, y en salas, pasillos, terrazas, escaleras, corredores, tejados, balaustras y cúpulas miles de estudiantes celebraban el principio de la derrota de Suharto. Estaban eufóricos: uno de los principales símbolos del régimen, la Cámara Legislativa, en la que nunca se había propuesto una ley y en la que siempre se había ratificado todo proyecto legislativo de Suharto, era suya. Muchos de ellos habían pasado allí la noche del martes y se prometían pasar todas las que sean necesarias hasta que el presidente sea pura historia.

Los corros que todo lo llenaban eran un arcoiris, cada uno con los estudiantes de una universidad y cada universidad con sus chaquetillas de uniforme: rojas, verdes, amarillas, violetas, grises, azules. Los soldados, que el día anterior habían hecho un despliegue de fuerza ante los estudiantes, habían desaparecido y sólo algunos pequeños retenes ocupaban rincones fuera de la vista. Seguían la fiesta con indiferencia y con los pies llevaban el ritmo de las cancioncillas que cantaban los estudiantes. "Uno, dos, uno, justicia para Suharto. Uno, dos, uno, Suharto debe caer, Uno. dos, uno, Suharto a la cárcel." O la que puede ser el himno de esta revolución de las sonrisas, un pegajoso estribillo: "Suharto dimisión y la familia también".

Los grupos que habían pasado la noche eran constantemente reforzados por otros que llegaban con canciones, pancartas, muñecos y féretros simulados. Un espantajo vestido de negro con una caricatura de Suharto llevaba al cuello una corona fúnebre. Al lado, una pancarta resumía el pensamiento de los estudiantes. "Suharto, nosotros, el pueblo de Indonesia estamos cansados de ser tu esclavo, cansados de ser tu juguete, cansados de obedecerte. Conclusión: estamos hartos de ti."

Por los altavoces del Parlamento sonaban sin parar consignas contra el presidente y su familia, mientras que en cada corro un activista mantenía los ánimos de los suyos con su propio discurso. A la una de la tarde, un grupo de estudiantes se separó hacia una zona menos ruidosa y se puso a orar en dirección a la Meca. Agus, del Instituto de Ciencia y Tecnología Al Kamal, de Yakarta, hizo de portavoz: "Lo que ha anunciado Suharto no es suficiente. No sabían que teníamos el poder y tienen que enterarse de que tenemos el poder. Somos el pueblo".


PRINCIPAL