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Una auténtica pléyade de personajes mundanos rindió ayer su último homenaje a Frank Sinatra, en una ceremonia privada en la única iglesia católica del paquetísimo barrio de Beverly Hills, en Los Angeles, que estuvo rodeada desde las primeras horas de la mañana por periodistas del mundo entero. La iglesia del Buen Pastor, que el martes albergó la vigilia fúnebre en memoria del legendario actor, volvió a llenarse por la tarde de personalidades del mundo del espectáculo para la misa oficiada por el cardenal Richard Mahoney, arzobispo de Los Angeles. Sólo los portadores de invitación estaban autorizados a ingresar en el templo, decorado con miles de flores blancas, el color de flor preferido del cantante fallecido el jueves a los 82 años de edad. Su ataúd también estaba cubierto, como la víspera, de un manto de gardenias blancas sobre el que destaca un gran corazón de rosas rojas. La familia Sinatra invirtió cerca de 50.000 dólares en los arreglos florales. Entre las docenas de personalidades figuraron Anthony Quinn, Jack Nicholson, Sofía Loren, Kirk Douglas, Gregory Peck, Liza Minelli, Jack Lemmon, Robert Wagner y Bob Dylan. Sinatra fue enterrado posteriormente al lado de sus padres, Nathalie "Dolly" y Anthony Martin Sinatra, en un cementerio cercano a Palm Springs, una ciudad situada en medio del desierto al este de la metrópolis californiana. Aunque nunca hizo el servicio militar fue sepultado con honores militares. Además de la escolta que lo acompañó hasta su último refugio se leyó una carta del presidente norteamericano Bill Clinton. La página Internet de la familia Sinatra (www.sinatrafamily.com) había sido visitada por 130.000 cibernautas hasta anoche, desde el jueves. En la ceremonia hubo emoción cuando Tony Bennett cantó su último adiós a Frank. Bennett recordó el brindis preferido de "La Voz": "Qué vivas hasta los 100 y que la última voz que oigas sea la mía", dijo citándolo. "El maestro se ha ido, pero su voz vivirá para siempre." |