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Por Pedro Lipcovich "Mordisqueo destructivo"; "lloriqueo en televisión"; "ladrido excesivo"; "lanzamiento de ceniceros"; "micción y defecación inadecuadas"; "hiperactividad"; "anorexia"; "ambición desmedida": la presente nota permitirá al lector distinguir cuáles de los precedentes síntomas podrían aquejar a Jazmín, el perrito afectado por la separación de Susana Giménez y Huberto Roviralta, y cuáles pueden concernir a la pareja humana. En los últimos tiempos, el estudio de los problemas de conducta en las mascotas adquirió jerarquía universitaria, y desde el año pasado funciona en la Facultad de Veterinaria (UBA) un consultorio especializado, adonde concurren familias con perros y gatos para resolver sus problemas vinculares. No hay "psicólogos para perros", pero los especialistas en conducta animal consiguen diagnosticarla y modificarla con una precisión que envidiarían los psicólogos de seres humanos. El 81 por ciento de los perros argentinos tiene "conductas indeseables", y casi la mitad de los dueños tiene "actitudes incorrectas" con sus mascotas. Por lo demás las mascotas son un incómodo espejo de los problemas familiares: si el perro de algún matrimonio encantador tiene el síntoma de girar en círculos para morder su propia cola, se puede apostar a que, en la intimidad, esa pareja anda a los cenicerazos. La tenencia de Jazmín --y aun, según versiones, el régimen de visitas-- es uno de los puntos en litigio en la separación. Página/12 tuvo acceso a una alta fuente del Club del Caniche, que prefirió mantener su nombre en reserva: "La tenencia, en justicia, le correspondería a Huberto Roviralta: él estaba en la casa mucho más que ella, él fue quien integró al perro como miembro de la familia". Susana "era la que mostraba al perro, pero él era quien lo cuidaba". Sin embargo, "Susana se va a quedar con Jazmín porque, siendo un perro de raza, tiene un certificado de pedigrí que debe estar a nombre de ella o de la persona que se lo regaló: es un bien personal, no ganancial". Por lo demás, "conocemos muchos casos de problemas por la tenencia del perrito cuando la pareja se separa. En el 90 por ciento, se trata de parejas homosexuales, ya que las heterosexuales es más común que trasladen sus problemas en los hijos". Whisky con hielo Luego de una separación matrimonial, el animal doméstico puede padecer ansiedad de separación --explica el médico veterinario Rubén Mentzel, docente en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UBA--: tal vez al principio se limite a aullar un poco; el dueño empezará a advertir el problema cuando ladre hasta molestar a los vecinos o empiece a morder cosas, muestre hiperactividad, anorexia o haga sus necesidades fuera de lugar." Pero, también antes de la separación, los conflictos matrimoniales pueden afectar al animal. Un ejemplo es el perro que padecía persecución del rabo. "Ese animal giraba en círculos persiguiendo su propia cola hasta lastimarse: lo notable es que se comportaba así cada vez que había ruido de vasos o copas, entrechocar de vidrios, lo cual motivó la consulta de sus dueños, que eran un matrimonio". Resultó ser que el matrimonio tenía fuertes peleas, y que en las discusiones siempre había algún vaso con whisky y hielo. El entrechocar del hielo con el vidrio había generado un condicionamiento en el animal, que, al escuchar un sonido similar, se estresaba hasta responder con esa conducta de automutilación. Otros problemas de conducta animal pueden tener más graves consecuencias: "Un perro de 4 años, Toby, mordió y lastimó seriamente en la pierna y el brazo a una de sus propietarias, que tenía 80 años", cuenta Mentzel, y explica: "Los perros tienen un comportamiento social innato por el cual, o mandan u obedecen: no pueden establecer una relación democrática, igualitaria. Entonces, si el propietario no le demostró claramente que él es quien manda, el animal asumirá que él mismo tiene el mando". Hay que decir que, si Jazmín es personaje de una comedia mediocre, Toby responde a la estructura de la tragedia griega, donde el protagonista debe pagar por los extravíos de los dioses. Es que "los animales domésticos viven pendientes de sus dioses, que son los humanos --metaforiza Mario Mele, fundador y presidente del Movimiento Argentino de Protección al Animal--: son caja de resonancia de todo lo que les pasa a ellos". A la cama con Snoopy El 39 por ciento de los dueños de perros los deja dormir en su propia cama, según una investigación sobre 390 casos que publicó en 1997 la Revista de Medicina Veterinaria. En Estados Unidos la proporción de camas así compartidas sube al 56 por ciento. "Es una actitud inadecuada porque el perro va a creer que el dueño de la cama es él", observa Claudio Gerzivich Lis, que dirigió la encuesta. Gerzivich Lis está a cargo del consultorio de comportamiento animal de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, abierto al público: "En general el problema se resuelve en una consulta. Las entrevistas duran una hora y es conveniente que vaya toda la familia con el animal". Un tema frecuente de consulta frecuente es cuando "un miembro de la familia quiere llevar al perro a dormir a su cama mientras que otro quiere dejarlo en el patio". La solución "no es poner al perro en un diván y preguntarle qué le pasa sino hablar con la familia para que llegue a un acuerdo sensato", dice. El 81 por ciento de los perros argentinos manifiesta conductas indeseables para sus dueños, según la encuesta de los veterinarios. De ese total, las principales son: "temor excesivo a tormentas y ruidos" (22 por ciento), "destrozo de objetos" (16 por ciento), "ladrido excesivo" (14 por ciento), "defecar u orinar en el hogar" (13 por ciento), "actitud sexual desviada" (11 por ciento; ver recuadro); "vagabundeo" (10 por ciento), "agresión excesiva" (8 por ciento). La raza superior Mucha encuesta, mucha ciencia del comportamiento perruno, pero, ¿y Jazmín? ¿Con quién se quedará Jazmín? Así, como un perro que mordiera su propia cola, esta nota vuelve al punto de partida. Néstor Frascino, secretario de la Federación Cinológica Argentina, explica que "cuando se inscribe un perro de raza, la Federación entrega un certificado de transferencia, parecido al título de propiedad de un coche. En los divorcios contenciosos, los juzgados suelen enviar oficios preguntando a nombre de quién está determinado perro. Entiendo que es un bien ganancial". Así en manos del juez la decisión sobre el destino de Jazmín, la investigación periodística puede avanzar todavía más: ¿no existirá un comportamiento típico de los dueños de perros yorkshire como Jazmín? A fin de indagar las particularidades de esa raza propietaria, Página/12 dialogó con Susana Elsegood, de la comisión directiva del Yorkshire Terrier Club. --A Roviralta y Giménez les importa un pito el perro. Lo único que quieren es hacerse publicidad gracias a él --dijo la señora Elsegood.
--En cuanto a su club... --Todos los perros son lo mismo: ninguno habla --dijo la directiva del Yorkshire--. Hay diferencias con los perros de trabajo como el ovejero, el boxer, el pointer, que se usan para cazar, cuidar animales o para guardia. Pero los perros falderos como el caniche, el maltés, el yorkshire, son todos lo mismo: no sirven para nada, ladran por cualquier cosa...
--De todos modos su club se especializa en el yorkshire. --Para promover la raza y para conseguir descuentos en los trámites. Pero los perros comunes son más inteligentes que los de raza. --Pero, entonces, ¿por qué usted está en un club de perros de raza? --preguntó Página/12. --Yo crío y vendo yorkshire. Es un negocio. |