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Por Pablo Plotkin Dos pistas de baile, una zona de rélax, disc jockeys de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, y más de diez mil esqueletos vibrando al ritmo de la música dance, el género de raíces europeas que desembarcó definitivamente en estas costas y promete no marcharse pronto. El Rave Sudamericana Tour 98 arrancó el sábado en una noche de neblina en Parque Sarmiento para inaugurar un evento con características nómades: la megafiesta se desplazará a Santiago de Chile y el mes que viene a la ciudad de San Pablo. Así se completará lo que pretende ser una "promoción de la cultura dance y electrónica de Sudamérica". Esos diez valientes nadando desnudos en la pileta cubierta pueden ser una buena postal de la rave. Entonces ya no importaban el frío de la noche ni el pudor. Habían pasado más de tres horas desde que las paredes del lugar empezaron a temblar con el martilleo de los parlantes y cada vez eran más los bailarines que se convulsionaban sobre las pistas. Las instalaciones del Parque Sarmiento se dividieron en zonas según los tres sub-géneros de la música dance. La pista principal estaba consagrada a la voluntad del techno, el más crudo y atronador de los estilos de esta corriente. En la Zona 2 la multitud salticaba al compás del house, "un ritmo más melodioso", según define el dj Jam On. Por último, la tercera zona, la del chill out, era el oasis de tranquilidad para los músculos y oídos que querían descansar de la marcha de las dos pistas de baile. Alrededor de la pileta al aire libre se dispusieron algunos puestos de comida y bebidas. Los choripanes y hamburguesas se veían achicharrar sobre una parrilla mientras enfrente, para los más innovadores, funcionaba Katmandú, una barra en la que sólo se servían platos y tragos de la India. El Indian Hot Dog, hecho en base a barritas de cordero molido, tentó a más de un danzarín que quiso matar el hambre por tres pesos. Ideal para acompañar con un Indian Delight: una mezcla irresistible de naranja, menta fresca, caramelo picado y vodka. No todos los concurrentes a las raves comparten la pasión por la música electrónica. "A mí esto no me gusta", dice Ina, una morena de 18 años."Pero vienen esta noche los boliches están todos vacíos. La gente está acá", explica resignada. En la pista techno una máquina de láser no paró de disparar rayos de colores y dibujar formas sobre una pantalla gigante. En un rincón, cinco punks atendían una cigarrería y, enfrente, cuatro maniquíes ahorcados mostraban trajes que parecían de buzos futuristas. Mientras tanto, la temperatura avanzó al compás del reloj y una multitud se sacudía fervorosa sobre el parquet de la pista. Al amanecer ya habían tocado los djs más reconocidos del país: Hernán Cattaneo, Dj Trincado y Carlos Alfonsín, entre otros. "La gran convocatoria de estas fiestas demuestra una evolución de la cultura musical", analiza Alfonsín. "Este es un espacio en el que se pueden mostrar algunos estilos que no tienen difusión en los medios masivos", concluyó, mientras la gente bailaba indefinidamente. |