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Por Washington Uranga La ceremonia religiosa de acción de gracias (Tedéum) por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, celebrada ayer en la catedral de Buenos Aires, fue la ocasión para que el obispo auxiliar de la capital y secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), José Luis Mollaghan, haga un llamado a poner en práctica "la sabia pedagogía de las leyes justas, procurando el bien común de todos, para construir cada día una nación que proteja la vida de los más débiles, de los niños y de los ancianos, de los más necesitados y de los que sufren" y reclamó que se le dé un lugar a Dios "en la educación de los niños y de los jóvenes, en el sistema político justo, y en el ordenamiento económico humano". Al acto religioso, presidido por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, asistió el presidente Carlos Menem y todos los miembros de su gabinete. La alocución de Mollaghan se ubicó en la línea de predicación elegida en los últimos tiempos por el Episcopado argentino, invitando a reconocer la centralidad de Dios en todos los órdenes de la vida, pero al mismo tiempo a construir la sociedad a través del "ejercicio cotidiano de la verdad, la libertad, la justicia y el amor". En este sentido el obispo Mollaghan llamó también a "no olvidarse de los inundados", recordando a "nuestros hermanos" de Chaco, Formosa, Santa Fe y el Litoral que "se vieron repentinamente en grandes penurias y dificultades" y reconoció, como lo hizo el Episcopado hace unas semanas, la solidaridad expresada por el pueblo argentino ante la emergencia. Para el secretario general de la CEA, "son ellos quienes deben ocupar nuestra atención humanitaria y solidaria, ya que muchos están todavía lejos de sus casas; otros ya intentan rehacerlas con paciencia y entereza ejemplar". Fuentes cercanas a la Iglesia de Buenos Aires indicaron que el párrafo -uno entre otros-- en el que Mollaghan advirtió sobre la necesidad de dar lugar a Dios en "la educación de los niños y los jóvenes" podría leerse como una referencia dirigida a quienes, desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, impulsan proyectos de reforma educativa que la iglesia metropolitana considera "laicistas". No hubo ninguna aclaración oficial respecto de la interpretación del párrafo, pero es claro que en la Iglesia Católica existen prevenciones respecto de las inclinaciones supuestamente "laicistas" de la Alianza UCR-Frepaso. En tanto, en Roma, el cardenal Angelo Sodano, número dos de la jerarquía vaticana, en un gesto que debe leerse como deferencia hacia la Argentina, presidió una misa celebrada en la Iglesia argentina de esa ciudad con motivo de la fecha patria. Ante el embajador argentino Esteban Caselli, Sodano aprovechó para destacar "la permanente y cálida relación de los argentinos con el Papa", lo que en el lenguaje diplomático puede leerse como la reafirmación del excelente momento que atraviesan las relaciones entre el Vaticano y el gobierno de Carlos Menem.
UN ACTO DE POCOS AMIGOS LANZO SU CANDIDATURA ERAMOS POCOS Y LLEGÓ SEINELDÍN Por Miguel Jorquera Los partidarios de Mohamed Alí Seineldín lanzaron, en un modesto acto, la candidatura presidencial del militar carapintada y ratificaron sus declaraciones a la revista brasilera Istoé, en la que el ex coronel afirmó que la rebelión militar de Villa Martelli, en diciembre del '88, fue planeada en acuerdo con el entonces candidato presidencial Carlos Menem. El militar volvió a defender el alzamiento del 3 de diciembre de 1990, por el que está condenado a cadena perpetua, para asegurar el cumplimiento del pacto que había sellado con el Presidente para la reestructuración de las Fuerzas Armadas. Aunque desde la prisión militar de Campo de Mayo, Seineldín prefirió guardar silencio sobre el nombre de los negociadores militares de aquellos encuentros furtivos, sus seguidores confiaron en que el ex ministro de Justicia y actual diputado nacional "César Arias fue el hombre que suscribió los acuerdos con el coronel". El prometido acto del lanzamiento de la candidatura presidencial de Seineldín en Morón terminó en un almuerzo de unos pocos amigos. Pero los partidarios del ex militar carapintada no bajaron su optimismo y sueñan con una "gesta patriótica" que, como en el 17 de octubre del '45, libere al coronel para transformarlo en el "nuevo líder". Sorteos, premios, grupos folklóricos y una cinta grabada con la voz del ex coronel desde Campo de Mayo acompañaron el locro con que el que el Partido Popular de la Reconstrucción lanzó la campaña "Seineldín presidente". Convocados por la agrupación Peregrinos a Luján por la fe, la patria, el trabajo y la familia, los escasos asistentes vivaron a Seineldín y criticaron la gestión menemista. "Que Dios ilumine al coronel para liberar la argentinidad, hoy en manos de Satanás" arengaron desde los parlantes de La Pomona, una ex bailanta que se popularizó en los años '70 por su dudosa reputación en los suburbios de Morón. Santiago Cahill, el último intendente del proceso en el distrito de Morón y uno de los más fervientes devotos de Seineldín fue quien se encargó de ratificar a Página/12 el contenido de las declaraciones del coronel a la revista brasilera que lo entrevistó en su prisión de Campo de Mayo. En una de sus respuestas a los cronistas, Seineldín explicó que "cuando Menem ganó las elecciones me llamó para diagramar un proyecto militar y me ofreció el ascenso a general, que yo no acepté. Después los acuerdos no fueron cumplidos, me detuvieron y yo terminé rebelándome nuevamente para que cumpliera lo que habíamos pactado". "Yo puedo ratificar los dichos de Seineldín porque fui testigo en varias oportunidades de las antesalas de las numerosas visitas que César Arias, en nombre de Menem, hacía al coronel en Campo de Mayo", afirmó Cahill. Pero Seineldín prefirió ir más lejos en sus declaraciones. Aseguró que el levantamiento militar de Villa Martelli contra el gobierno de Raúl Alfonsín en 1988 fue acordado con Menem, por entonces candidato presidencial. También señaló su convicción de que la muerte del hijo del Presidente fue un atentado y que las voladuras de la Embajada de Israel y la AMIA fueron "represalias" de los países árabes contra Menem.
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