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HONG KONG VOTÓ POR LA PROTESTA

No va a tener ningún efecto político concreto, pero el voto por los demócratas significa un repudio a las leyes chinas.

Martin Lee alza los brazos en señal de triunfo.
"Siempre dije que volvería", afirmó con seguridad.

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t.gif (67 bytes)  En Hong Kong, las primeras elecciones parlamentarias señalaron la venganza de los demócratas frente a las restricciones a la autonomía de la ex colonia británica impuestas por el gobierno de Pekín. Pese a que no gobernarán, los demócratas del Partido Demócrata de Martin Lee se convirtieron en la primera fuerza política con 15 escaños. Desde que en julio de 1997 China disolvió la Legislatura de Hong Kong electa en 1995 y reformó el sistema electoral, sólo 20 de los 60 escaños son elegidos por sufragio universal. Pero de los 40 escaños restantes sometidos a elección indirecta, sólo 5 han ido a parar a manos demócratas y 35 han quedado para grupos empresarios y fuerzas pro Pekín. El vicepresidente del Partido Demócrata Yeung Sam comentó que los datos "demuestran que Hong Kong está preparado para la democracia". Pero la democracia directa no está preparada para Hong Kong, sino más bien severamente restricta y subordinada al lema de "Un país, dos sistemas".

Bajo un diluvio que provocó las peores inundaciones del siglo, y en contra de las presuposiciones de indiferentismo político, la concurrencia a las urnas también alcanzó el porcentaje record del siglo, con un 53,9 en un padrón de 2,8 millones sobre 6,6 millones de habitantes. La movilización única constituyó un caso clásico de voto castigo. Las castigadas por el voto fueron las autoridades chinas comunistas que restringieron hasta lo inexistente la autonomía política de la ex colonia con un sistema donde sólo 20 escaños sobre 60 son elegidos por la ciudadanía. Treinta son elegidos por corporaciones profesionales. La trampa consistió en que sólo 139.000 médicos, abogados y profesores fueron autorizados a votar (contra más de un millón en 1995). Y los 10 restantes fueron elegidos directamente por un colegio de 800 personas incondicionales a las autoridades de Pekín. Bajo el dominio británico, esos 800 eran elegidos por el gobernador colonial.

En una campaña donde las plataformas eran poco explícitas, lo fundamental fueron los símbolos, y la cuestión de la identidad local desempeñó un papel central. Por un lado, los candidatos prochinos enfatizaron que la unión con China continental era ineluctable, y que era necesario y conveniente someter a Hong Kong a la autoridad de Pekín, el nuevo amo. Por el otro estaba el Partido Democrático, cuyo mero nombre ya es un manifiesto. Su líder, el abogado Martin Lee, subrayó que Hong Kong tenía una identidad por completo diferente a la de China continental, una identidad forjada por los 156 años del dominio británico. Los ciudadanos, en la medida en que su opinión importa al gobierno central, rechazaron abrumadoramente la línea pro-china y dieron un apoyo inesperado en su magnitud a Martin Lee y su plataforma hongkonguense.

Martin Lee, que perdió su escaño cuando los chinos disolvieron la Legislatura en 1997, dijo que sentía que había recuperado su honor al ser el primero en recuperar su cargo: "Siempre dije que volvería". Aunque los demócratas sólo podrán hacer valer su voz en una Legislatura prochina, el dato político más relevante fue sin duda la afluencia record a las urnas, que el gobierno chino de Pekín y el ejecutivo local interpretaron sin embargo como una victoria del régimen mixto. Los analistas políticos habían sido los primeros en desalentar a los votantes, y en inundar la campaña con mensajes de que la elección tenía bien poco sentido porque los votos irían a parar a una asamblea escasamente representativa, y políticamente maniatada.

La batalla frente a una opinión pública que se manifestó abiertamente por la democracia la librarán ahora el ejecutivo prochino y los legisladores elegidos indirectamente contra los demócratas. El punto cuyo debate se adelantó es el momento en que los 60 escaños serán elegidos directamente. Según los acuerdos chino-británicos, la fecha es el distante 2007. El secretario de Asuntos Constitucionales del gobierno, Michael Suen, dijo ayer que "es demasiado pronto para tener democracia completa en Hong Kong, y comparó la forma de gobierno ausente en China con el también ausente vino tinto, que tarda años en madurar. Pero el vicepresidente del Partido Democrático dijo ya que la democracia no es un vino.

 



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