![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Por suerte, once años después, todo eso dejó de ser patrimonio exclusivo de una única aventura periodística. Cierto desenfado invadió diarios que parecían inexpugnables en su acartonamiento; el saber que este diario las publicaría impulsó a otros a difundir noticias antes destinadas a morir en el cajón del editor. El propio Página/12 --a veces más aburrido de lo que quisiéramos, a veces más brillante que el más brillante de nosotros, siempre bien informado y valiente-- se vio obligado a desafiar su voluntad de cambio para actualizar su propuesta de renovación. Después de once años esas son todas buenas noticias. Como el orgullo de no haber tenido que esperar once años --o el final de una dictadura o de un compromiso económico-- para confesar que donde se dijo una cosa en realidad se debería haber dicho otra. En sus once años de existencia, cuando alguien debía decir algo, Página/12 simplemente lo dijo. |