COLON EMPEZO CON TODO Y ESTUVO CERCA DE LA HAZAÑA
AL FINAL RIVER LO HIZO FÁCIL

En este esquizofrénico fútbol argentino que permitió jugar la Copa Libertadores desde la semana pasada, mientras la suspensión de Perrotta tenía total vigencia para el Clausura, Colón y River disputaron su acceso a las semifinales con un marco mucho más convincente y fervoroso en la capital santafesina que antes en el Monumental. Pero los del profesor Córdoba no pudieron revertir el 1-2 pese a comenzar muy bien. River se rehizo y, con un gran segundo tiempo, liquidó un partido muy complicado que terminó fácil.

Porque desde el comienzo y con levísimas intermitencias a lo largo de la media hora inicial hasta el gol, Colón fue mucho más que River: por actitud y aptitud. Empujado por la gente, por el buen trabajo de Marini e Ibarra en mediocampo y por la llamativa movilidad que mostraban los dos de arriba, sobre todo un inspirado Cristian Castillo que, tirado a la derecha, complicaba siempre. Así, mientras hacía agua por el flanco izquierdo de su defensa, mientras Gómez no hacía pie en la zona central llegando siempre tarde y no aparecía Escudero, River padeció largamante. Sólo la claridad en las intervenciones de Aimar, que buscaba y la pedía siempre para darle buen destino, y la disposición de Hernán Díaz para poner y subir por su lado. Por eso fue justa la ventaja obtenida por Fuertes después de que el remate de Marini, arrastrado, apenas manoteado por Bonano --que anduvo bien-- dio en el palo y quedó para que Fuertes la mandara adentro.

En ese momento, como culminación de situaciones favorables anteriores, era justo. Incluso hubo otro gol, bien anulado a Castillo, que había tenido trámite similar de remate y rebote. Pero Colón llegó hasta ahí, porque de algún modo River se rehizo, mejoraron Sorín y Escudero y Castagno Suárez se vio reiteradamente obligado a bajarlo a Aimar. En la segunda, después de muy buena jugada del juvenil, el centro del mismo Aimar cayó en la cabeza de Berizzo --Ayala se había llevado las marcas al primer palo-- y el central la puso abajo, en el palo derecho de Burtovoy. Y ahí todo cambió, pues los últimos minutos fueron de un River agrandado que pudo haber desnivelado con un remate de Escudero.

El retorno los mostró transformados. River salió con todo y una gran jugada de Rambert habilitado largo por Berizzo terminó en centro atrás para Aimar que remató a colocar y la sacó Burtovoy. Y antes de los diez hubo otra similar mientras Colón se desguarnecía, se estiraba y volvía tarde ante un River más agresivo. Y con ese cambio de actitud dio vuelta el partido: asentado en la seguridad de Bonano y Berizzo, mejoró en el medio mucho Sorín y la contra que resolvió con serenidad Angel bajó la persiana. A Colón, hacer dos goles le iba a resultar --se veía-- una empresa casi imposible. Y así fue. Con la expulsión de Medero, quedó todo aún más fácil para River que perdonó varias veces hasta que sobre el final Sorín terminó el tiro al blanco con un 3-1 lapidario.

Justo triunfo de River que ahora esperará a un rival brasileño mientras la otra semifinal la juegan Barcelona de Ecuador y Cerro Porteño de Paraguay.

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