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LOS NOCHEROS, FOLKLORE ROMANTICO PARA JOVENES
"NO SOMOS INNOVADORES DE NADA"

Oriundos de Salta, llevan vendidos 350 mil discos, una cifra sólo superada en el rubro por Soledad. Este fin de semana desembarcan en un teatro porteño, donde irá a verlos un público esencialmente femenino y adolescente, similar al que viva a Ricky Martin, de quien, sin embargo, buscan despegarse.

Los Nocheros hacen folklore romántico con toques de música pop.
Su éxito en los festivales les abrió las puertas de Buenos Aires.

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Por Fernando D'Addario

t.gif (67 bytes) La dictadura de los números podría minimizar cualquier consideración acerca del rol que juegan Los Nocheros en el proceso de masificación comercial que sufre el folklore argentino, con el caso de Soledad a la cabeza. Pero la avalancha de cifras constituye sólo una de las miradas posibles. Es cierto que llevan vendidas 350 mil unidades de sus tres discos (Con el alma, Tiempo de amor y el más reciente Ven por mí), así como también es innegable que han seducido a un público adolescente que jamás había tenido contacto con el folklore. El precio que pagaron tiene que ver con un paulatino alejamiento de sus raíces artísticas y con el adecuamiento de las letras al target romántico. Mañana y pasado los espera el desembarco en el teatro Gran Rex, su gran apuesta porteña para este año, y un objetivo trascendente para una banda que ya lleva doce años en la ruta.

"El éxito de Los Nocheros tiene que ver con una necesidad de la juventud de volcarse a las cosas nuestras, que son también las cosas de ellos. Sonidos más acordes con lo que ellos tienen incorporado, letras que les hablan con su propio lenguaje, en definitiva un folklore alejado del estereotipo de reflejar sólo los paisajes, el cerro, el caballo y todo eso ...", dice Miara Teruel, uno de sus integrantes, en una entrevista con Página/12. Con excelentes armonizaciones vocales como background artístico y poca audacia compositiva si se hace abstracción de sus letras seudoeróticas, Los Nocheros son, además, una banda en tránsito: Teruel y Rubén Ehizaguirre viven en Salta, Jorge Rojas en Córdoba y Kike Teruel en Buenos Aires. No tienen tiempo para ensayar, o mejor dicho, ensayan cuando actúan, de miércoles a domingo, ininterrumpidamente (el año pasado hicieron 280 shows) por todo el país.

--Esta camada de jóvenes folkloristas que han tenido tanto impacto comercial, ¿tiene algún rasgo que lo diferencie de las generaciones anteriores?

--El gran movimiento del folklore joven es una gran mentira. Esto no es un movimiento. Es una movida, un fenómeno de la gente. Movimiento es el que crearon Peteco Carabajal, Jacinto Piedra, Ica Novo. Ojalá algún día se pueda decir que marcamos una época. Pero nosotros no somos innovadores, para nada. Estamos prendidos de lo que nos han dejado nuestros mayores, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Daniel Toro.

--Ustedes empezaron como un conjunto folklórico, pero especialmente a partir del último disco se parecen más a una banda pop, con arreglos vocales que remiten al folklore ...

--Es la primera vez que escucho eso. No estoy de acuerdo. Somos un conjunto folklórico. Para ser folklorista no hace falta tocar sólo zambas y chacareras, así como somos amantes de muchas tradiciones de nuestra tierra, sin que nos consideremos tradicionalistas. Nos vestimos así como nos ves (jeans y remera, a la hora de la entrevista, ropa blanca de seda en la tapa de Ven por mí) pero no nos olvidamos de las bagualas. Si se escucha atentamente nuestros temas, siempre hay detrás un ritmo folklórico, en algunos casos quizá camouflado.

 

--Pero el mayor éxito de Los Nocheros tiene que ver con un público femenino, adolescente, que está mucho más cerca de Enrique Iglesias que de Atahualpa Yupanqui. ¿No corren el riesgo de que el éxito los lleve para ese lado?

--No, en absoluto. Nunca vamos a estar más cerca de Ricky Martin que de una zamba salteña. Y la gente no nos lleva a ningún lado. Estamos orgullosos de nuestro público, pero nosotros decidimos el camino de nuestra carrera.

--En los últimos años, el folklore consumido por la juventud parece haberse dividido en dos vertientes claramente definidas: por un lado esta movida comercial, representada por ustedes, Soledad, Los Tekis, etc., y en la otra vereda el llamado folklore alternativo, con el Dúo Coplanacu y el Rally Barrionuevo, entre otros. ¿Ustedes consideran válida esa antinomia?

--Para nosotros todo eso que nombraste es folklore. Pero claro que existen diferencias. Los Nocheros hacemos folklore comercial. Seríamos hipócritas si no lo admitiéramos. Pero no sé si el del Dúo Coplanacu es folklore alternativo. Creo que ésa es una etiqueta que imponen los medios. Si el Dúo o Peteco Carabajal tuvieran la difusión que se merecen, venderían miles de discos. En otro espectro, lo demuestra el Chaqueño Palavecino, el más gaucho de todos, a quien con una estética hipertradicional, le va bárbaro y vende fortunas. En el folklore de hoy hay lugar para todos.

 


 

DE LITERATURA, CINE Y COMIDA

Como en un homenaje a Manuel Vázquez Montalbán no podía faltar la gastronomía, durante una semana un restaurante de París ofrecerá a sus comensales un menú sobre la base de las recetas de Pepe Carvalho, el más famoso detective de habla hispana. El homenaje se completará con la proyección, en el cine Latina de París, de una serie de nueve películas españolas, de los años 50 hasta hoy, elegidas por el literato. Desde manjares típicos como el pan con tomate catalán y la paella valenciana, hasta los más extravagantes como la leche frita flambeada con helado de turrón, pasando por un pescado en escabeche o la "ropavieja" --una extraordinaria receta para aprovechar las sobras--, los clientes del Fogón Saint Julien podrán saborear los platos que inspiran a Carvalho en sus investigaciones. El detective, se sabe, llega a las mejores conclusiones mientras cocina. "Carvalho puso sobre el mantel, a pocos milímetros de un sorbete de orujo de champán, el croquis de la sala del crimen del hotel Continental. Trazó un círculo frente a la mesa presidencial. De este círculo salió el asesino, si calculamos el tiempo de que dispuso. Examinen los nombres aquí escritos. ¿Quién es el traidor?", plantea Vázquez Montalbán en Muerte en el Comité Central (1981). El "sorbete de orujo de champán" se encuentra también entre las recetas elegidas con ocasión de este homenaje. Pero además de debates literarios y comilonas, los organizadores decidieron dar carta blanca al escritor para que eligiese una serie de films españoles. Montalbán eligió Bienvenido Mr. Marshall (1953) de Luis García Berlanga --la tragicomedia de un pequeño pueblo castellano que se prepara para recibir a una comisión de altos funcionarios estadounidenses-- y El vergudo (1964), del mismo director, sobre el joven que se casa con la hija de un verdugo. También podrá verse Muerte de un ciclista (1955) de Juan Antonio Bardem --que cuenta la historia de una mujer casada que atropella a un ciclista cuando acude a una cita con su amante en un camino de Salamanca-- y, también de Bardem, Calle mayor (1956), sobre las bromas de mal gusto de los vecinos de un pueblito que no tienen nada mejor que hacer. Además, dos películas de Luis Buñuel, Viridiana (1964) y El discreto encanto de la burguesía (1972) y tres films más recientes: Maravillas (1980) de Manuel Gutiérrez Aragón, El sur (1983) de Víctor Erice y Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995), de Agustín Díaz Yanes.

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