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Por Claudio Zlotnik  La venta de Molinos, la
empresa argentina número uno del sector de la alimentación, la toma de control de la
automotriz Sevel por parte de la francesa Peugeot, y la incorporación del fondo de
inversión norteamericano Hicks, Muse, Tate & Furst (HMT&F) al CEI --todos hechos
anunciados esta semana-- reavivó el debate sobre el significado y el impacto que la
concentración y la extranjerización de las compañías tienen sobre la economía.
"A lo que asistimos en la Argentina se ha visto en pocos lugares del mundo. Es un
experimento del que veremos sus consecuencias negativas en el futuro, porque esto recién
empieza", opina Leonardo Bleger, asesor económico del Banco Credicoop.
Bleger es pesimista acerca del impacto que el pase de manos de empresas locales a grupos transnacionales tendrá en la economía. Durante 1997 se vendieron empresas por 10 mil millones de dólares. El rubro de la alimentación fue uno de los que más se movieron: Terrabusi, Bagley y Stani habían pasado a poder de multinacionales hace unos años. En el negocio del petróleo y del gas, se vendieron Astra, Bridas y Pluspetrol. El CEI hizo pie en la televisión abierta, el cable y en la editorial Atlántida. Y el Exxel Group se llevó desde Havanna y la panificadora Fargo hasta empresas de correo, Supermercados Norte y los depósitos aeroportuarios. Los bancos Francés, Crédito Argentino, Río y Tornquist fueron adquiridos por españoles. Y el Grupo Roberts por el Hong Kong & Shangai Banking. -- ¿Qué efectos tendrán los procesos de concentración y extranjerización sobre la economía?, le preguntó este diario al economista. --Lo más preocupante es la ausencia de un empresariado nacional fuerte. Y esto no es algo menor porque la llegada de los gigantes internacionales deja al Gobierno en una posición debilitada. Desde el punto de vista del poder, no es lo mismo sentarse a negociar con los empresarios locales --a los que se los conoce casi íntimamente y están al tanto de todo lo que sucede en el país-- que con los delegados de una corporación mundial. Además, ante un cambio en el panorama económico internacional, nunca se sabe cuáles serán las estrategias de estos grandes grupos. La experiencia muestra que, en momentos difíciles, las multis no tienen dudas en dejar el país, con todas las consecuencias que esto implica. Desde el punto de vista de la economía, está claro que la mayor parte de las utilidades que estas compañías generan la mudan a sus sedes centrales, fuera de las fronteras. Y esto también es grave porque, si bien todavía este fenómeno no se percibe en toda su magnitud, llegará el día de que estas salidas de capital presionen sobre la cuenta corriente argentina. Durante su diálogo con Página/12, Bleger diferenció a la Argentina, "donde no existen las restricciones al ingreso de capitales ni regulaciones a los monopolios", de los países desarrollados en los que sí los gobiernos hacen uso de estos instrumentos. "Acá ni siquiera se debaten estos temas. Se deja todo librado al juego de la oferta y la demanda", concluyó el especialista. --¿Continuará el proceso de concentración? --Sí. Todavía hay margen. En el sistema financiero, la política del Banco Central fuerza a que esto suceda. Las exigencias para las entidades son cada vez más importantes. Y quienes no sean capaces de cumplirlas, desaparecerán. Sin dudas, este proceso redundará en una mayor concentración del crédito. --¿Serán capaces estos grandes bancos extranjeros de prestarles a las pymes? --Creo que no será fácil que lo hagan. Por otro lado, también hay que esperar más concentración entre las empresas. Sobre todo en el negocio de la salud, debido a la desregulación paulatina del sector, entre las aseguradoras y en el comercio. |
