|
La OTAN se prepara para lo peor en Kosovo, cuyo conflicto ya se cargó a más de 200 muertos durante este año. Los cancilleres de los países integrantes de la alianza atlántica adoptaron ayer un plan de ayuda para la población albanesa de la región, incluyendo a la misma Albania y a la minoría de esa nacionalidad en Macedonia. Las medidas incluyen maniobras militares en la región y un despliegue militar preventivo en Kosovo. Si bien este paquete de medidas debe aún ser aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU, Yugoslavia ya se manifestó en contra de la decisión; pero Rusia, una tradicional aliado de Serbia y del gobierno serbio de Yugoslavia, se manifestó a favor de ésta. Mientras tanto, el presidente norteamericano Bill Clinton recibirá hoy a Ibrahim Rugova, líder del Ejército para la Liberación de Kosovo (ELK), en el marco de las conversaciones entre él y el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, para llegar a un acuerdo de paz. "La situación en Kosovo es explosiva", dijo ayer el canciller francés Hubert Védrine, pero inmediatamente se encargó de atenuar el efecto del anuncio agregando que el plan es producto de "tener en mente todas las hipótesis" posibles dentro del conflicto y no la antesala de una intervención militar. "Lo importante es dar a Milosevic la señal de que, si la situación se pone seria en Kosovo, vamos a estar ahí", agregó en apoyo a esta tesis el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Klaus Kinkel. La mayoría de los dieciséis países integrantes de la OTAN prefieren como medida directa el establecimiento de una zona de exclusión aérea para evitar la actuación allí de la aviación militar serbia, algo que se ha hecho repetidamente en la región y en otros lugares, como Irak, respecto de las minorías chiítas y kurdas. El calendario de este plan se abre a comienzos de julio, cuando navíos de la alianza atlántica harán escala en Durres (Albania) y una célula de representación del organismo será instalada en Tirana. A fines de agosto se realizarán maniobras en Albania con la participación de fuerzas terrestres y aéreas; y entre el 10 y el 18 de septiembre, los ejercicios militares previstos en Macedonia se intensificarán. También se realizarán programas destinados a "dar seguridad a sus fronteras"; se instalarán en Macedonia y Albania centros de entrenamiento en el marco de la Asociación para la Paz, y se prepararán planes civiles de urgencia en caso de crisis humanitaria en la región de Kosovo. Según la declaración de los cancilleres, la OTAN podría en el futuro "examinar otras medidas disuasivas si la situación lo exige", para las cuales los militares estiman necesarios entre siete mil y veinte mil hombres. "No puede haber tropas extranjeras en Kosovo sin acuerdo de nuestro Estado y ninguna decisión adoptada sin el acuerdo de la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro) puede ser válida para nuestro Estado", respondió ayer Ivica Dacic, vocero del Partido Socialista de Milosevic. "Nuestro Estado tiene fuerza suficiente para asegurar la paz en Kosovo", agregó Dacic. Pero es claro, para todos los protagonistas de esta historia, que ni Serbia (a la cual pertenece Kosovo) ni Yugoslavia, que fue quien le quitó a Kosovo el estatuto de región autónoma, buscan una paz que contemple los reclamos de los kosovares. Rugova, principal portavoz de estas demandas, pide la independencia de la región. Clinton lo recibirá hoy, en Washington, con la recepción que está reservada para funcionarios de alto rango; pero no significa que esté enteramente de su lado. Para Estados Unidos, así como el resto de las potencias occidentales, la piedra de toque para un acuerdo de paz es que Kosovo vuelva a ser región autónoma, algo hasta ahora rechazado por insuficiente por Rugova y mirado con recelo por Milosevic, que no acepta la intervención extranjera más que para proponer una agenda para las negociaciones. El canciller ruso, Evgueni Primakov, les dijo a sus colegas de la OTAN que apoyará las medidas anunciadas recién cuando el Consejo de Seguridad de la ONU las apruebe; aunque se trate de una medida estratégica --Rusia necesita "quedar bien" con Occidente por su frágil situación económica--, esto condiciona aún más la posición serbia.
La ETA va de mal en peor. Luego del encarcelamiento de la cúpula de su brazo político, el Herri Batasuna, y del desmantelamiento de dos de sus comandos más importantes, el Andalucía y el Vizcaya, la organización terrorista vasca recibió ayer otro golpe, pero de tipo económico: la policía española arrestó en Bilbao a 10 personas presuntamente vinculadas con un grupo que financió la fuga de varios etarras a Latinoamérica. Y para colmo de males, el secuestro de un concejal andaluz del oficialista Partido Popular, Bartolomé Rubia Muñoz, se frustró cuando la pareja encargada de la acción lo dejó escapar en medio de una discusión. "Estamos enfrentando probablemente uno de los asuntos más grandes por resolver que tenemos en la lucha contra el terrorismo y en la lucha contra ETA. Es decir, su financiación", dijo ayer desde Bruselas el ministro del Interior español, Jaime Mayor Oreja, quien agregó que en el operativo intervinieron 200 policías y que se invirtió un año en la investigación del caso. El funcionario calificó a la operación de "relevante y significativa" y anunció que lo descubierto "puede tratarse de la punta de un iceberg". Un iceberg que parece pesado: el comunicado que dio a difundir el ministerio indica que se confiscó suficientes documentos como para llenar tres camiones. La investigación se centró en la empresa importadora de pescado Gadusmar, que tiene negocios con Cuba y otros países latinoamericanos. La policía descubrió que Carlos Ibarguren, alias "Nervios", era el representante de Gadusmar en Cuba. Ibarguren había sido detenido en Francia el año pasado bajo la sospecha de que extorsionaba a empresarios para que pagaran los llamados "impuestos revolucionarios". A través de esta empresa se construía un entramado financiero para dar cobertura a los etarras establecidos en Latinoamérica para que más tarde se reincorporaran a la actividad terrorista en España. De los diez detenidos, algunos trabajan en entidades bancarias, por lo que las pesquisas se han ampliado también a este sector. La financiación de la organización es uno de los puntos más oscuros y menos investigados por la policía. Recién en el último tiempo el Ministerio del Interior comenzó a investigar los contactos financieros de los etarras, entre los cuales figurarían también el narcotráfico, el tráfico de armas, la trata de blancas y los negocios inmobiliarios, con los que se blanquearía el dinero obtenido mediante la extorsión, el secuestro y el chantaje. En círculos políticos se interpreta que, de ser ciertas estas vinculaciones, la ETA se ha convertido en una banda mafiosa. En todo caso, a una organización terrorista que se supone altamente peligrosa no se le puede escapar un secuestrado por una discusión. |