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34 PUÑALADAS, EL OTRO TANGO JOVEN

El grupo liderado por el inclasificable Federico Zypce termina mañana en Babilonia un ciclo en el que revisita al lunfardo.

Al frente de un trío de guitarras, Zypce hace honor al auténtico espíritu rioplatense.
El rescate del grupo llega a rarezas como "Fangal", de Discépolo y los hermanos Expósito.

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Por Julio Nudler

t.gif (67 bytes) Son jóvenes, vienen de muy otra parte --incluyendo la música electrónica-- y no han querido entrar al tango por la puerta obvia del vanguardismo. Vieron luz en el repertorio lunfardo de Edmundo Rivero, y subieron. El guitarrista Nicolás Varchausky y el montón-de-cosas Federico Zypce, cantor porteñazo en esta reencarnación, ofrecen en Babilonia, los sábados a las 23 (mañana será la última presentación), un recital de tangos reos que, ante todo, cuentan historias con una gran carga de poesía. Respaldado por un rotundo trío de guitarras, a veces muy ortodoxo, otros gratamente audaz, y con el ocasional refuerzo del contrabajo de Ignacio Varchausky, el percusionista Zypce canta como corresponde al auténtico espíritu rioplatense: como quitándoles importancia a las hazañas, al dolor, a los fracasos. El trío, a todo esto, se llama 34 Puñaladas, nombre tomado del remate de "Amablemente", del poeta, comediógrafo y periodista Iván Diez, seudónimo de Augusto Arturo Martini, quien juntó sus versos atorrantes en un volumen que llamó Sangre del suburbio. Por lo visto, ese final parsimonioso y feroz, en el que un malevo venga en sangre la infidelidad de su mujer, ejerce aún cierta extraña seducción entre la muchachada.

Ilustrado con dibujos de Castagnino y acompañado de un texto de Ernesto Sabato, el primer LP que Rivero dedicó en los '60 al lunfardo --"Amablemente" incluido-- mezclaba, en realidad, dos especies bastante diferentes. Una consistía en tangos con letras normales, sólo mechadas de algunos términos lunfardescos, como es el caso de "Muñeca brava" (versos de Enrique Cadícamo). La otra, de poemas lunfas musicalizados, como "Línea 9", de Carlos de la Púa, cuya comprensión requería --y hoy más aún que entonces-- de un especial conocimiento del antiguo argot suburbano y canero.

Zypce y 34 Puñaladas se inclinan por la primera especie, como muestran en la portada misma del recital, que comienza con "El ciruja", una antológica letra de Francisco Alfredo Marino, y sigue con "Atenti, pebeta", una de las pocas muestras de humor del moralizante Celedonio Flores. Este último tango aterrizó, en años recientes, en el repertorio de varias cantantes, sobresaliendo la versión de María Volonté. El saxofonista Zypce rescata también, aquí con su templada voz, a ese otro gran letrista que fue Armando José Tagini, autor de "Marionetas", a través de "La gayola", uno de esos tangos que Gardel ayudó a apreciar en su auténtica dimensión. Y es algo parecido lo que le cabe a Eduardo Escaris Méndez, que terminó su vida con un puestito de libros. De él puede disfrutarse "En la vía", una lección de entereza frente al desamor, y al mismo tiempo de poesía. De Escaris Méndez figura también el clásico "Barajando", desopilante narración de un bochorno amoroso en clave fullera.

Si cabe destacar un momento culminante en esta exploración respetuosa y valorizante de la rica veta del tango reo, la elección puede recaer en "Fangal", un tango que Enrique Santos Discépolo dejó inconcluso y completaron los hermanos Expósito, muy posterior a los otros temas. Una vez más, tácita y grave, la voz de Rivero resuena en la fatal confusión del hombre que alzó un tomate y lo creyó una flor.

 

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