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Por Nora Veiras Las excepciones bien valieron una fiesta. Aunque el promedio del rendimiento de los estudiantes en Lengua y Matemática es más que preocupante, el Gobierno eligió premiar a las mejores escuelas de cada provincia. La "fiesta", como la calificó la ministra de Educación, Susana Decibe, sirvió además para el re-encuentro --público claro-- del candidato a la re-reelección, Carlos Menem, y del aspirante a reemplazarlo, el gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde. Los dos hombres más poderosos del peronismo se encontraron cara a cara después de tres meses. Posaron para las cámaras, no intercambiaron palabra y se limitaron a entregar cada una de las casi cien medallas a los directores y maestros que lograron que sus escuelas, primarias y secundarias, lleguen al primer puesto de cada jurisdicción. Ajenos a la encarnizada interna de los políticos, más de mil chicos y docentes disfrutaron del premio y el tour a Buenos Aires. En el "Galpón de la Reforma", un viejo depósito reciclado en los fondos del Ministerio de Educación, se mezclaron las tonadas de todo el país. Cuando las 1200 sillas fueron ocupadas se abrieron las puertas y entraron, codo a codo, Menem y Duhalde. Detrás se encolumnaron Decibe, su vice Manuel García Solá; el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan; el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez, y los gobernadores Rubén Marín (La Pampa), Arturo Lafalla (Mendoza) y Gildo Insfrán (Formosa) y el diputado Eduardo Mondino. Todos aplaudieron y empezó la ceremonia. Después llegó, enfundada en un sacón de piel, la senadora tucumana Olijela del Valle Rivas, que se dedicó a estamparle un beso a cada funcionario que pasaba a su lado. Arrinconados detrás de los parlantes, los ministros de Educación de las provincias refunfuñaban. "¿Seremos parte de la Argentina?" ironizaban los peronistas Ricardo Biazzi, de Misiones, y Daniel Raúl González, de Jujuy. El malestar estalló cuando subió al escenario la virtual ministra de Educación bonaerense, Graciela Giannettasio, para entregarle el premio a la mejor escuela primaria del país, "Remedios de Escalada", de Pehuajó. "Montaron todo esto para mostrarse juntos", susurraba un radical mientras se sucedía el entrevero de manos, besos, medallas y diplomas en el escenario. La correntina Lidia Romero Feris de Cotelo, obsesionada por las fotos, hizo valer su rango y subió a recibir el diploma. La entrerriana Blanca Osuna la siguió, pero ninguna se atrevió a quedarse como Giannettasio. Los radicales Mario Giannoni (Ciudad de Buenos Aires) y Jorge Pérez (Córdoba) optaron por irse. Antes de partir, Giannoni señaló que "más allá del reconocimiento al esfuerzo de la gente, los malos resultados sumados a que la mitad de los adolescentes no terminan el secundario muestran que estamos hipotecando el futuro". "Hoy es un día de fiesta para la educación. Argentina está transformando el sistema para que la educación de calidad esté al alcance de todos, para concretar un crecimiento sustentable. El país se hará grande si crecemos todos juntos", dijo la ministra. Hasta el momento, las estadísticas del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la contradicen: en la Argentina, el 20 por ciento más rico de la población concentra el 51 por ciento de la riqueza y el 20 por ciento más pobre recibe apenas el 7 por ciento. Los resultados de la Evaluación de la Calidad Educativa demuestran otro costado de la segmentación: la brecha entre las mejores escuela secundarias públicas es de 22 puntos (la primera es la Escuela Técnica Número 3 Juan Bautista Alberdi de San Nicolás, Buenos Aires, cuyos alumnos obtuvieron un promedio de 92,2 puntos, y la última es la Escuela Provincial de Formación Técnica de Catamarca con 66,7 puntos). Dentro del sector privado es aún mayor la diferencia y asciende a 33 puntos: mientras el Instituto San Ana de Chacabuco, Buenos Aires, tuvo 91,2 puntos, el Colegio Don Bosco de Tierra del Fuego consiguió 58,3 puntos). Los chicos de la escuela mendocina "Flavio Ferrari" del departamento de Guaymallén fueron los únicos que subieron al escenario. Se acercaron para acompañar a Graciela Castro y Gabriela Gil que fueron distinguidas como maestras del año por su proyecto "Agua potable: garantía de salud y compromiso de todos". Cuando ya todos tenían sus premios, el presidente Menem se paró frente al micrófono y dijo: "Quiero abrir este maravilloso acto". "No ves, este hombre nunca se da cuenta cuándo empieza las cosas", bromeó uno de los ministros en alusión a la vocación reeleccionista del presidente. Menem reivindicó la reforma educativa que "iniciamos en el '93 y este sistema de evaluación que da información confiable para que los maestros y profesores tomen las decisiones adecuadas". Duhalde lo miraba de reojo. Menem firmó autógrafos mientras el gobernador atajaba los micrófonos. Cuando los funcionarios partieron llegó Luis Landriscina y empezó el folklore.
LO IMPULSA PARA PRESIDENTE DEL PJ PORTEÑO Por Diego Schurman Hugo Anzorreguy es el candidato de Ramón Ortega para la conducción del justicialismo porteño. El nombre se echó a rodar en un encuentro informal, que algunos operadores del ex gobernador de Tucumán mantuvieron con el titular de la SIDE. La movida apunta a tejer redes en la Capital para después avanzar hacia la provincia de Buenos Aires, cuna del principal competidor del orteguismo: Eduardo Duhalde. Un anticipo de esa pelea se verá el jueves 18, si es que prospera la iniciativa del menemismo de realizar ese día en Córdoba el Congreso Nacional Justicialista. Anzorreguy, Gabriel Martin --el hombre de Ortega en la provincia de Buenos Aires-- y otros dirigentes vinculados a Palito y al menemismo compartieron un almuerzo en un local de la calle México al 1800. El grupo de amigos retornaba del bautismo de Juan Domingo Lucas Ocampo, realizado en la Iglesia Itatí, donde el titular de la SIDE ofició de padrino. Juan Domingo Lucas es el hijo de Jorge "El Negro" Ocampo, aquel militante de la ortodoxia peronista que agredió a Alfredo Astiz en las inmediaciones de ATC. Mientras unos descorchaban champagne y otros apuraban el café negro con sorbos profundos, se tiró sobre la mesa el nombre de Anzorreguy. "Porque es porteño, peronista, leal..." justificaron ante Página/12 a la hora de sostener la candidatura. "Ortega nos avala", agregaron rápidamente, aunque sin lograr despejar dudas sobre lo que muchos interpretaron como un globo de ensayo. El PJ porteño sigue intervenido y sin saber como levantar cabeza en un territorio que le es históricamente ajeno. Con la excepción del triunfo del ahora ministro de Trabajo, Erman González, la performance justicialista siempre fue pobre, aun en las últimas elecciones, cuando se apostó a una figura del ámbito deportivo como Daniel Scioli para capturar votos. La idea del orteguismo de "participar" en la elección del hombre fuerte del PJ de la Capital, donde reside más del 11 por ciento del electorado, es apenas una movida del complicado ajedrez justicialista. Pero la apuesta fuerte sigue siendo la provincia de Buenos Aires y el principal obstáculo el gobernador Eduardo Duhalde. El centro áulico de Palito no hace diferencias entre su jefe inmediato y su jefe máximo. De hecho, el Frente de Agrupaciones Peronistas Ortega 99 anunció el fin de semana que si Carlos Menem es habilitado para una nueva reelección se trabajará fuerte a nivel nacional para instalar la fórmula Menem-Ortega. La pelea con Duhalde alcanza, incluso, acusaciones por padrones supuestamente inflados, con los que el gobernador buscaría abultar el número de "sus" congresales. Por eso, la gente de Ortega quiere una urgente depuración de esos padrones para luego dar pelea en el congreso partidario --que aseguran se realizará en Córdoba y no, como quiere Duhalde, en La Plata--, donde el menemismo aspira a competir por la titularidad del partido y dejar para abril las presidenciales, mientras que el duhaldismo quiere que primero se defina el candidato a presidente de la Nación. |