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SANÍN DESEMPATARÁ LAS ELECCIONES COLOMBIANAS EN LA SEGUNDA VUELTA

Con una baja abstención, Serpa y Pastrana no se sacaron ventajas y ahora quieren los votos de la candidata independiente.

Colombianos residentes en Caracas levantan los afiches de sus candidatos frente al consulado.
Contra todos los pronósticos, Serpa empató con Pastrana y ambos deberán ir a una segunda vuelta.

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Por Pablo Rodríguez

t.gif (67 bytes) Colombia puede comenzar a festejar. Las elecciones presidenciales de anteayer registraron el más bajo porcentaje de abstención de toda su historia (48,8 por ciento) y la guerrilla, que había matado a 200 candidatos en las elecciones regionales de diciembre pasado, no sólo no realizó ningún atentado importante, sino que dejó en libertad a los 12 jurados electorales secuestrados en los últimos días. El candidato oficialista Horacio Serpa, que había manifestado su deseo de "llegar vivo" a la elección, obtuvo mucho más que su pellejo amenazado: le sacó menos del 1 por ciento de ventaja al candidato conservador, Andrés Pastrana, con el cual irá a una segunda vuelta dentro de tres semanas. Este empate tiene olor a victoria para Serpa, ya que en todos los sondeos previos aparecía segundo, pero un triunfo pírrico, porque la candidata independiente Noemí Sanín consiguió un 27 por ciento y le entregaría sus votos a Pastrana.

"Mal haría yo en indicarles a los millones de colombianos que votaron por nosotros hoy (por el domingo) por quién votar en la segunda, porque su propia naturaleza es la independencia", decía anteayer la candidata más buscada por sus colegas, no por su sonrisa ni su belleza, sino por esos tres millones de votos que decidirán el próximo presidente de Colombia. Pastrana y Serpa registraron rápidamente el voto contrario al bipartidismo tradicional de Colombia y salieron a presentarse cada uno como el candidato de todos. El conservador instó a dejar de lado "las divisiones tradicionales de la política y a unirse por la alianza del cambio" --Gran Alianza para el Cambio es el nombre de su agrupación--. "Quedó demostrado que yo no sólo represento un partido, sino que además recibí respaldo de muchos conservadores, de grupos independientes y que también soy un candidato de opinión", fue la respuesta de Serpa.

Sin embargo, la mayoría de los analistas locales coinciden en que los votos que fueron a Sanín irán ahora a Pastrana. En primer lugar, porque ella misma proviene del Partido Conservador, donde hizo parte de su carrera política hasta que comprobó que su propia imagen, con toques de new age, era buen negocio; todos hablan de lo sorpresivo de su caudal de votos, pero ya en 1995, cuando renunció al cargo de embajadora en Gran Bretaña, se hablaba de su candidatura presidencial y de su nada desdeñable poder de convocatoria. Y en segundo lugar, parece evidente que sus votos están más en contra de los liberales, que llevan 14 años ininterrumpidos en el poder, que de los conservadores.

De hecho, la mayoría de las empresas encuestadoras, que le daban un triunfo a Pastrana del 5 al 7 por ciento, salieron a justificar la falla en sus pronósticos con la hipótesis de que Sanín le quitó los votos al candidato conservador. "El fenómeno de Noemí, a nuestra manera de ver, castiga a Pastrana", dijo el director de Gallup en Colombia, Jorge Londoño. "Definitivamente, Noemí fue la culpable de que las encuestas hubieran fallado. No adivinamos cuánto Noemí le quitaba a Pastrana", dijo a su vez Napoleón Franco, de la firma encuestadora local del mismo nombre. Para el ex senador conservador Eduardo Pizano, las encuestas hicieron que los colombianos pensaran que Pastrana "ya tenía sus votos asegurados y que por eso tranquilamente podían votar por Noemí".

Más allá de estas interpretaciones, que en última instancia se terminarán dentro de tres semanas, lo que es indudable es la opción de los votantes por una paz lo más rápida posible con la guerrilla. De los cuatro candidatos con posibilidades, únicamente el general Harold Bedoya, ex ministro de Defensa, se manifestaba a favor de continuar los combates hasta derrotar a las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), las dos organizaciones que controlan el 40 por ciento del territorio colombiano. Con ese discurso, pasó de un 20 por ciento de intenciones de voto meses atrás al 1,5 por ciento que obtuvo anteayer. El otro hecho incontestable es la poca abstención y la ausencia de la violencia guerrillera. "Colombia se debe sentir muy orgullosa de haber podido dar al mundo este espectáculo de participación civilizada", dijo ayer el presidente Ernesto Samper.

 


 

ECUADOR TAMBIÉN VA AL BALLOTTAGE

El candidato demócrata popular Jamil Mahuad festeja, bailando con su hija (foto), el triunfo en las elecciones presidenciales de Ecuador realizadas anteayer. Según cifras oficiales, Mahuad obtuvo el 35 por ciento de los votos, seguido por Alvaro Noboa, del Partido Roldosista al que pertenece el ex presidente destituido por "insania" en 1996, Abdalá Bucaram, con el 27 por ciento. Ambos deberán volver a enfrentarse en una segunda vuelta el 12 de julio próximo.

Desde 1992, Mahuad es el alcalde de Quito y espera aprovechar su experiencia de gobierno a favor de su imagen frente a Noboa, cuyo antecedente principal es ser un magnate bananero. Para dentro de un mes, los dos definirán aún más sus respectivos perfiles. Mahuad aparece como un centroderechista, calificado por los analistas económicos como un neoliberal, cuyas ideas se centran en "la equidad social en manos del gobierno, el crecimiento económico en manos del sector privado". Noboa, de perfil claramente populista como Bucaram, basó su campaña en el reparto de medicamentos y comida en la región de la costa, la más afectada por la corriente de El Niño. De hecho, la división del electorado entre costeros y serranos --Noboa es de Guayaquil, en la costa, Mahuad de la serrana Quito-- influyó en los resultados, pero deberá polarizarse en la segunda vuelta. En ese sentido, Mahuad ya adelantó que está dispuesto a concertar con los partidos de centroizquierda, que sumaron un 27 por ciento. Pero la incógnita se mantendrá hasta último momento porque el mayor partido de Ecuador, el Social Cristiano, no presentó candidato a presidente y se encuentra dividido. Aunque se estima que son proclives a Mahuad, hasta el 13 de julio el candidato demócrata popular no tendrá nada asegurado.

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