APUESTAS
Por Martín Granovsky
El juez Adolfo
Bagnasco está a punto de provocar un terremoto. Si un enviado especial de Júpiter
llegara hoy a Buenos Aires con cierta información previa --trazos gruesos, nada de
detalle--, comenzaría así su nota: "En un gesto absolutamente infrecuente, el juez
federal de un país mediano llamado República Argentina pidió la captura internacional
de cuatro ejecutivos de una de las diez multinacionales más importantes de los Estados
Unidos, la principal potencia económica y militar del planeta Tierra. Los acusa por
coimas. Así se denomina aquí el gesto de beneficencia por el cual una empresa privada
busca mejorar el poder adquisitivo de un funcionario público y, a cambio, reclama la
firma de un contrato que la favorece".
No todos los días un juez pide la captura de un ejecutivo multinacional.
No todos los días esa rareza le toca a la IBM, que a nivel mundial aún es percibida como
marca seria cada vez que se realiza una investigación de mercado.
La fuerza de la noticia es todavía más abrumadora si se tiene en cuenta que éste es el
mundo de la globalización, donde el autor de la teoría de la dependencia preside Brasil.
Nadie piensa hoy que, con un pedido de extradición, se combate al imperialismo.
Tampoco Bagnasco.
Todo es, ahora, menos ideológico y más descarnado.
También las multinacionales.
Por eso, las coimas no tratan de persuadir a los funcionarios de países como la Argentina
de que sean fieles a los principios de la economía de mercado. Simplemente, maximizan
ganancias. En los Estados Unidos, sin embargo, desde 1977 una ley prohíbe a los
ejecutivos sobornar empleados públicos de otros países. Y es tan tajante que establece
este mecanismo: si existiera la más mínima sospecha sobre la práctica corruptora de un
ejecutivo, la Justicia norteamericana no tiene que extraditarlo sino iniciar su
procesamiento como si el delito se hubiera cometido en los Estados Unidos.
Este escenario de terremoto es muy interesante y plantea dos preguntas. La primera:
¿Bagnasco habrá cumplido todos los pasos correspondientes a las normas jurídicas
comunes de los dos países y enviado a los Estados Unidos indicios concluyentes del
soborno? Si la respuesta es afirmativa, aquí va la segunda pregunta: ¿la Justicia de
Nueva York procesará a los ejecutivos de IBM? Señores, hagan sus apuestas.
|