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APUESTAS
Por Martín Granovsky

t.gif (67 bytes)  El juez Adolfo Bagnasco está a punto de provocar un terremoto. Si un enviado especial de Júpiter llegara hoy a Buenos Aires con cierta información previa --trazos gruesos, nada de detalle--, comenzaría así su nota: "En un gesto absolutamente infrecuente, el juez federal de un país mediano llamado República Argentina pidió la captura internacional de cuatro ejecutivos de una de las diez multinacionales más importantes de los Estados Unidos, la principal potencia económica y militar del planeta Tierra. Los acusa por coimas. Así se denomina aquí el gesto de beneficencia por el cual una empresa privada busca mejorar el poder adquisitivo de un funcionario público y, a cambio, reclama la firma de un contrato que la favorece".
No todos los días un juez pide la captura de un ejecutivo multinacional.
No todos los días esa rareza le toca a la IBM, que a nivel mundial aún es percibida como marca seria cada vez que se realiza una investigación de mercado.
La fuerza de la noticia es todavía más abrumadora si se tiene en cuenta que éste es el mundo de la globalización, donde el autor de la teoría de la dependencia preside Brasil.
Nadie piensa hoy que, con un pedido de extradición, se combate al imperialismo.
Tampoco Bagnasco.
Todo es, ahora, menos ideológico y más descarnado.
También las multinacionales.
Por eso, las coimas no tratan de persuadir a los funcionarios de países como la Argentina de que sean fieles a los principios de la economía de mercado. Simplemente, maximizan ganancias. En los Estados Unidos, sin embargo, desde 1977 una ley prohíbe a los ejecutivos sobornar empleados públicos de otros países. Y es tan tajante que establece este mecanismo: si existiera la más mínima sospecha sobre la práctica corruptora de un ejecutivo, la Justicia norteamericana no tiene que extraditarlo sino iniciar su procesamiento como si el delito se hubiera cometido en los Estados Unidos.
Este escenario de terremoto es muy interesante y plantea dos preguntas. La primera: ¿Bagnasco habrá cumplido todos los pasos correspondientes a las normas jurídicas comunes de los dos países y enviado a los Estados Unidos indicios concluyentes del soborno? Si la respuesta es afirmativa, aquí va la segunda pregunta: ¿la Justicia de Nueva York procesará a los ejecutivos de IBM? Señores, hagan sus apuestas.

 

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