Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


LA JUSTICIA OBLIGA AL ESTADO A PRODUCIR VACUNAS
LA SALUD COMO UN DERECHO

Haciendo lugar al recurso de amparo de una mujer que vive en una zona afectada por el mal de los rastrojos, la Justicia ordenó que se produjeran vacunas para 3,5 millones de personas.

Colectivo: "La nueva Constitución admite el amparo por derechos colectivos: Viceconte pudo presentarse por el solo hecho de vivir en la zona de la endemia."

na17fo01.jpg (8080 bytes)

Las vacunas se importaban de EE.UU. hasta que dejaron de hacerlas: ahora deben producirse aquí.
"Este fallo es valiosísimo en cuanto al control de la actividad del Estado", dijo un promotor del amparo.


Por Pedro Lipcovich

t.gif (67 bytes) Alberto Mazza, ministro de Salud y Acción Social, y Roque Fernández, de Economía, fueron declarados responsables "en forma personal" de que se produjera la vacuna contra el mal de los rastrojos en un plazo que vence el año que viene. Así lo estableció la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo al hacer lugar a un recurso de amparo. La vacuna fue inventada en la Argentina, pero se demoraban las inversiones para fabricarla; se la importaba --en cantidades limitadas-- de un instituto oficial de Estados Unidos, pero hace 2 años éste dejó de producirla. Varios temas plantea esta historia judicial: a) el de las vacunas y medicamentos llamados "huérfanos", que no interesan a las compañías porque no son rentables y sólo pueden ser producidos por el Estado; b) el del control de estas funciones del Estado por parte del Poder Judicial; c) la posibilidad de que cualquier ciudadano de un grupo afectado --en este caso, una habitante de la zona endémica-- interponga un recurso de amparo, asistido por organizaciones no gubernamentales.

El recurso de amparo fue presentado por Mariela Viceconte, de 25 años, vecina de Azul, en plena zona del mal de los rastrojos: "Yo me crié en el campo y veía, veo, cómo la gente se enferma, sobre todo los peones, y conocí varias personas que murieron", dijo a Página/12. Mariela se contactó con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), cuyos abogados Víctor Abramovich y Martín Abregú la patrocinaron. Abramovich explicó a este diario que "la nueva Constitución admite el amparo por derechos colectivos: Viceconte pudo presentarse por el solo hecho de vivir en la zona de la endemia".

El virus que causa la fiebre hemorrágica argentina (mal de los rastrojos) fue identificado en la década del 50 y, en los 60, el Instituto Malbrán y la Facultad de Medicina de la UBA obtuvieron, con virus atenuados, lo que los científicos llaman un "candidato" a vacuna: el Candid I. En 1990 su desarrollo estaba concluido, pero la Argentina carecía de una planta para producir la vacuna en escala: se firmó un convenio con el Instituto Salk --del Departamento de Defensa de Estados Unidos--, que llegó a entregar 320.000 dosis de la vacuna: poco para inmunizar a los 3.500.000 habitantes en riesgo, pero suficiente para hacer caer drásticamente los índices de infección.

La crisis se desencadenó en 1996: el Salk anunció que dejaría de fabricar la vacuna, mientras las obras para el laboratorio que debía producirlas en la Argentina --en el Instituto Maiztegui de Pergamino-- se paralizaban por falta de presupuesto. Página/12 y otros medios denunciaron la situación, hubo pedidos de informes en la Cámara de Diputados nacional, y Mariela Viceconte pidió amparo.

La jueza en primera instancia rechazó el recurso, pero la Sala IV de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal --integrada por Jeanneret de Pérez Cortés, Alejandro Uslenghi y Guillermo Pablo Galli-- revocó esa decisión en nombre de los "derechos sociales, entre los que indudablemente se encuentra el derecho a la salud".

Según la Cámara, del informe presentado por el Instituto Maiztegui en 1996 "se desprende que no se ha realizado ninguna inversión durante los últimos dos años para la unidad de producción de vacuna, la que se encontraba por consiguiente paralizada". Y, "a pesar de lo afirmado por la demandada (el Estado nacional) en el sentido de que el presupuesto de 1997 contemplaba una partida especial destinada a este fin, lo cierto es que, según surge del reconocimiento efectuado el 12 de diciembre de 1997, el Instituto Maiztegui estaba lejos de hallarse en condiciones de producir la vacuna".

Por eso, "corresponde hacer lugar a la acción de amparo y ordenar al Estado Nacional que cumpla estrictamente y sin demoras con el cronograma, responsabilizando en forma personal a los ministros de Salud y Acción Social y de Economía y Obras y Servicios Públicos". El control del cumplimiento del cronograma se encomienda al Defensor del Pueblo de la Nación (Jorge Maiorano).

Según aseguró a este diario Elsa Segura, directora del ANLIS (Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud), "dentro de un año tendremos disponible la vacuna" (lo cual se ajustaría al cronograma exigido por los jueces). "Ya tenemos el personal entrenado para producirla y sólo falta entregar el 20 por ciento de los equipos, que ya están comprados", dijo la funcionaria.

El abogado Abramovich observó que "la jueza que rechazó el amparo en primera instancia se conformó con el anuncio del ministerio; en cambio, el presidente de la Cámara viajó al Instituto Maiztegui de Pergamino, interrogó al personal y constató atrasos importantes"; y destacó que "este fallo es valiosísimo en cuanto al control de la actividad del Estado por el Poder Judicial en materia de derechos sociales".

 

UN MAL NO REDITUABLE

Tres millones y medio de personas en riesgo son mucha gente para una endemia, pero poca para que a los grandes laboratorios les interese producir una vacuna: por eso la que previene la fiebre hemorrágica argentina es de las técnicamente llamadas "huérfanas", que sólo el Estado puede amparar. La enfermedad produce síntomas variables, desde un cuadro de tipo gripal hasta trastornos neurológicos graves, pasando por problemas gastrointestinales graves.

Como el hantavirus, la trasmisión no es usualmente de persona a persona sino a partir de ratones de campo. El virus, llamado "Junín", llega al humano por picadura de insectos transportados por los roedores.

La endemia abarca una amplia región rural de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Los niveles de mortalidad se redujeron en los últimos años pero se siguen denunciando unos 500 casos por año, sin contar los que no llegan a los hospitales. Las vacunas en existencia alcanzan para pequeños grupos, pero se espera su producción en escala para encarar campañas masivas de vacunación.

 

PRINCIPAL