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Por Sergio A. Vaudagnotto La aparición televisiva de anoche de los máximos referentes de la Alianza UCR-Frepaso, dejó en claro que todos los encontronazos del último mes, y aun los temas pendientes de acuerdo, que son muchos, no colocan a la coalición opositora en una situación de ruptura. Hasta hubo un piropo de Raúl Alfonsín a Graciela Fernández Meijide. "Estás muy elegante, muy buena moza. ¿Te estás probando?", le dijo el líder radical a la candidata frepasista, mientras con su mano dibujaba la banda presidencial sobre su pecho. Fernando de la Rúa conocerá la frase hoy, durante su desayuno madrileño, y habrá que prestar atención a su rostro para saber qué opina de la osadía de su correligionario. Todo bien por arriba, pero en la segunda línea seguían afilando las armas. "El jueves vamos a dar a conocer nuestro propio Código Etico y después se lo vamos a enviar al Frepaso", anticipó a Página/12 Rafael Pascual, el jefe de la campaña radical. Hacía mucho tiempo que Alfonsín y Chacho Alvarez no estaban frente a frente, y mucho más tiempo había transcurrido desde que se los veía por la calle codo a codo. Eran mucho más que dos. Pero se reabrió la campaña interna después de la pausa impuesta por las inundaciones, y los máximos exponentes de la Alianza se fueron alejando a golpe de palabra. El tema ético, desenfundado desde el Frente y disparado en forma de denuncia agresiva, abrió el paso a las discrepancias y cerró las puertas del diálogo directo. Todo se lo decían a través de los medios. Anoche, el periodista Joaquín Morales Solá los sentó a la mesa en Canal 9. Con ellos estaba Federico Storani, el jefe de la bancada radical de Diputados, que casi no pudo meter "bocado". Pero, al menos, su presencia sirvió para describir lo que sucedió en el estudio: "Hemos asistido a una amable conversación", dijo, y era verdad. Ni debate ni disputa ni nada. Fue una amable conversación. Alvarez, al comienzo, dijo que se negaba a que se asocie "discusión de ideas con debilidad". "El tema de la financiación de los partidos políticos es un tema central de las democracias. La gente tiene que saber que si discutimos estas cosas, estamos pensando en que queremos un modelo alternativo de sociedad al que construyó el menemismo", señaló. Alfonsín dijo que coincidía con "el diputado Alvarez", que podían existir las discrepancias, y luego no pudo con su genio y soltó una fina chicana. "No se duda de la ética de cada uno. Se discute cómo vamos a demostrar que somos éticos. Porque nosotros, no hubiéramos considerado éticos a los amigos del Frepaso, no hubiéramos ido a una alianza con ellos. Y supongo que ellos hubieran hecho lo mismo sin no nos hubieran considerado éticos a nosotros", explicó con cierto tono didáctico. El jefe de cámaras optó por acompañar las palabras del radical con un primer plano del frepasista. Se lo veía sonreír como reconociendo la picardía que encerraban las palabras del entrenado político radical. La candidata Graciela fue separada del debate que finalmente no fue, tal vez para preservarla por si las cosas se salían de madre. Ella dispuso de un bloque para dar su versión. "Hay diferencias, hay matices, pero lo bueno es que estamos dispuestos a discutir de cara a la sociedad", comentó, para afirmar que "la Alianza no se quiebra". Desde otra parte del estudio llegó el piropo de Alfonsín, por si faltaba alguna señal de unidad. Lo cierto es que quedan muchos puntos pendientes de un acuerdo entre las fuerzas que el 26 de octubre pasado le infligieron la primera gran derrota al peronismo desde su llegada al poder en 1989 (ver aparte). Un adelanto de los días que vienen fueron las declaraciones del diputado Pascual a este diario. Anticipó el Código Etico radical, pero también dijo que su partido defiende "a rajatabla" que el candidato perdedor en las internas tiene que integrar la fórmula como vicepresidente. En otro orden, negó que en las conversaciones que mantiene periódicamente con Alberto Flamarique y Rodolfo Rodil se esté hablando de bajar a un candidato. Idéntica fue la respuesta de Rodil cuando se le preguntó por el tema.
EN EL EMPATE DE MENEM CON DUHALDE EL PRESIDENTE PARECE IR GANANDO
Por Miguel Bonasso Aunque los principales operadores de Eduardo Duhalde insisten en presentar la tregua con Menem como un virtual empate del gobernador y el Presidente, un sector crítico dentro del propio duhaldismo coincide con los menemistas y evalúa que el cese del fuego consolida el poder del segundo. Duhalde, según este análisis, ha hecho tres concesiones fundamentales: admite la posibilidad de la re-reelección; concede que las internas para decidir la fórmula justicialista se trasladen al mes de abril del '99 y acepta el liderazgo partidario de su rival. Es una concesión importante a cambio solamente de que "lo dejen seguir adelante con su candidatura". El nuevo sacrificio del número 2 frente al número 1 sería, según sus colaboradores más cercanos, un tributo a la unidad partidaria, para evitar que el Congreso Justicialista --que ha quedado postergado para el 10 de julio próximo--, explote como en las feroces internas del pasado. Para los más críticos, en cambio, sería producto de un conteo desfavorable y de la desconfianza en los "pases de último momento". Duhalde ya había suspendido el congreso provincial del PJ que debió llevarse a cabo hoy lunes y que debía apoyar sus aspiraciones presidenciales. Y, según los escépticos, no juntó más de 70 congresales e su reciente reunión en Mar del Plata. Aunque esta cifra se eleva a 110 en las cuentas de sus estrategas, (quienes también aseguran que "estuvieron presentes todos los que tienen representatividad"), no deja de ser menos de un cuarto del total de los delegados bonaerenses, que suman 488. Algo menos también que esas 500 firmas de adhesión de congresales a Menem, que dice haber colectado el ministro del Interior, Carlos Corach. En todo caso, ninguno de los rivales parece totalmente seguro de los guarismos porque ambos terminaron evitando la votación. Si las negociaciones siguen funcionando como hasta ahora, el cuerpo máximo del justicialismo ratificará la vigencia de las autoridades partidarias elegidas en 1996, cuyo mandato vence en el 2.000. Menem seguirá siendo presidente y Duhalde vicepresidente primero. Una decisión que aborta la peligrosa compulsa con la que desafiaba el jefe del Estado al gobernador, hasta que diligentes operadores de este último, como el ex subsecretario de Interior, Alberto Iribarne, se reunió con sus contrapartes y negociaron un congreso dominado por "el sano aburrimiento", donde se aprobará un documento sobre "El Movimiento Peronista en el siglo XXI" y se expresará el apoyo del cónclave a todos los gobernadores justicialistas. Una forma más de subrayar la reverdecida vocación unionista del PJ que, para algunos, traduce la inquietud del victorioso Menem de "no asfixiar al Cabezón para que no dé el salto hacia la Alianza; o más precisamente hacia el Frepaso, que el menemismo considera su más peligroso enemigo". Según menemistas y duhaldistas críticos, el gobernador bonaerense le habría regalado tiempo al Presidente, al aceptar postergar las internas hasta abril. Aún en caso de que Menem no pudiera imponer sus proyectos reeleccionistas y Duhalde consiguiera ser el candidato, se encontraría para entonces frente a una Alianza presumiblemente recompuesta y alineada en torno a una fórmula presidencial. Y este regalo no sería producto de la ceguera sino de la debilidad. Los estrategas duhaldistas rechazan este esquema, minimizan las crecientes deserciones en su campo y no le conceden importancia decisiva al hecho de que el Presidente haya logrado, con cartas o haciendo bluff como en el póker, ratificar su condición de "Jefe del Movimiento Peronista". "En el '88 --recuerdan hombres cercanos al gobernador-- Antonio Cafiero era presidente del Justicialismo y Menem vice, pero igual le ganó las internas." Una imagen que algún menemista rechaza con ironía, "porque Menem sigue siendo igual a sí mismo y Duhalde se va pareciendo cada vez más a Cafiero". Al oscilante Cafiero que hace pocos días revalidó sus lauros de impredecible al afirmar "estoy en contra de la re-reelección, pero no pienso quedarme solo". Aunque Duhalde exhibe en estos días la renovada lealtad de sus viejos lugartenientes Osvaldo Mércuri y Alberto Pierri, los que conocen a fondo la política bonaerense insisten en presentar al presidente de la Cámara de Diputados como un dios bifronte que mira alternativamente a La Plata y la Rosada con un objetivo muy preciso: conquistar la gobernación de Buenos Aires o, de pérdida, ser el gran elector que lo designe. En otra interna que poco a poco va cobrando intensidad, con la aparición de nuevos aspirantes, como el secretario de Agricultura y Ganadería de la Nación, Felipe Solá, un enemigo jurado del Muñeco Pierri, que debutó auspiciosamente con un acto en el polideportivo de Racing al que asistieron unos diez mil manifestantes. Aportados por sus conmilitones del Nuevo Espacio Peronista (NEP), entre los que sobresale el intendente de Quilmes y candidato a vicegobernador, Federico Scarabino. Este NEP (que evoca involuntariamente la sigla leninista), saltó al proscenio haciendo equilibrio para no quedar mal con Duhalde, del que ha estado más cerca en los últimos meses y de un Menem al que daban por enfermo terminal en octubre del año pasado y ahora ven inquietantemente robustecido. Solá, que ha sido secretario de Estado durante gran parte de la administración Menem, trata de aglutinar al "peronismo progresista", pero sin romper lanzas con un Presidente que es, a la vez, su jefe administrativo y partidario.
Las deudas son deudas, y a la sombra de ese dicho popular, el menemismo se apresta a saldar una de larga data: sentar a Ramón Saadi en una banca en el Senado. El viceministro del Interior, Jorge Matzkin, anunció ayer que el justicialismo intentará tener, el miércoles un dictamen favorable, ya que según su parecer, al ex gobernador catamarqueño, la banca "le corresponde". Ese mismo día, los senadores deben tratar la ley de Etica en la Función Pública, toda una ironía. Para Matzkin, Saadi "debe ser incorporado al Senado" y minimizó las doce causas judiciales que afronta el hijo de "Don Vicente", al afirmar que "le corresponde", sentarse en la Cámara Alta. De la tarea se encargará, uno de los ultramenemistas, Jorge Yoma, quien preside la comisión de Asuntos Constitucionales que deberá forzar a la legislatura catamarqueña a aceptar a Saadi y buscar una variante para nominar a Oscar Castillo, del Frente Cívico y Social como miembro de la Cámara. Saadi también garantizaría un voto a favor en el Senado ante la posibilidad de que la Cámara Alta deba expedirse sobre la convocatoria a un plebiscito reeleccionista. Para evitar trampas, los radicales Mario Losada y José María García Arecha formaron la semana pasada el grupo comando que se parapetó en la mesa de entradas de la Cámara para impedir el ingreso del dictamen en favor de "Ramoncito". En cambio, el ex gobernador rionegrino Horacio Massaccesi no puso objeciones al ingreso del catamarqueño a la Cámara, argumentando que es parte de la interna del justicialismo. El ex precandidato presidencial de la UCR en 1995, recordó haber atravesado problemas con la Justicia, debido a aquella oportunidad en que tomó fondos del tesoro nacional para pagar los sueldos en su provincia. Con su ingreso, Saadi no suma su granito de arena para la interna del PJ, ya que tanto
el titular de la Cámara, Carlos Ruckauf como el vice, Antonio Cafiero anunciaron su
negativa a tomarle juramento al igual que el radical Mario Losada. Pero
"Ramoncito" deposita sus esperanzas en el presidente provisional, Eduardo Menem
y el vice 2º, el bussista Carlos Almirón.
DE COIMEROS Y VERDUGOS Mientras se desarrollaba la última etapa del (¿primer?) juicio político a Antonio Domingo Bussi, una de sus víctimas contaba algunas de las tropelías del general en un juzgado de Madrid. Luis Gallardo, tras testificar, supo que el verdugo había zafado y lloró de bronca e impotencia a miles de kilómetros. No hace falta ser imaginativo para percibir notorios simbolismos. El ex dictador acudiendo a argucias leguleyas y operaciones mezquinas para salir "culpable ma non troppo" y festejarlo, mientras sus víctimas buscan justicia en España porque acá no se consigue. El sistema político--legal argentino, hijo de la violencia, de transacciones y retrocesos, genera injusticias flagrantes. Súbitamente los represores son devotos del conteo de porotos en el Parlamento y de la presunción de inocencia, lo que sería gracioso si no fuese una afrenta. Esa situación incómoda es, al mismo tiempo, un avance o (por lo menos) el precio pagado colectivamente para construir una sociedad mejor que no incube huevos de tamañas serpientes. La realidad es precaria porque puede mejorarse haciendo como Gallardo y otros tantos: dando batalla y testimonio contra la impunidad en todos los terrenos. Un intento que sería más potente si se sumaran a él los partidos políticos mayoritarios. Por ejemplo, sería más que digno que el Gobierno rechazara el acuerdo que, para evitar su caída libre, le propondrá Bussi esta semana. Que marcara una diferencia entre los políticos, cuestionables o no, pero no manchados de sangre y los genocidas. Es improbable que lo haga e imposible que lo haga por esos argumentos. La Alianza opositora, sin duda, cuestionará un eventual acuerdo pero su voz sólo sonaría potente si no coqueteara permanentemente con el represor salteño Ulloa. El Frepaso propone en estos días a su aliada, la UCR, un crucial debate acerca de la relación entre política y dinero. Es decir, hablando mal y pronto, entre los políticos, los lobbistas, los "cajeros" y los coimeros. Ese debate imprescindible sería más acabado si incluyera la necesidad de fijar reglas respecto de los genocidas. Está claro que urge trazar una raya entre los que hacen política, los que roban (así sea para la Corona) y los que --con mayor o menor sutileza-- sobornan o coimean. También debería trazarse una respecto de los asesinos.
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