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![]() Los últimos datos elaborados por el ISEV dimensionan la problemática de los accidentes de tránsito: diariamente mueren 35 personas, y casi la mitad tienen entre 16 y 30 años, en tanto los horarios más peligrosos para conducir ocupan la franja que se extiende entre las 6 y las 12, y desde las 18 hasta la medianoche. En todos los casos, las cifras son mayores a los promedios registrados en los últimos cinco años. Según el informe del ISEV, 23 personas murieron por día durante 1997, mientras un año antes el número ascendía a 29. El dato es llamativo si se tiene en cuenta que desde la sanción de la Ley Nacional de Tránsito, en 1994, se crearon diversos organismos como el Consejo Federal de Educación Vial y la Subsecretaría de Seguridad Vial, con el fin de revertir la crítica situación que coloca los accidentes de tránsito entre una de las primeras causas de mortalidad en el país. Y la mayor para la franja de la población entre 5 y 35 años. Ayer, la Asociación Argentina de Carreteras convocó en unas jornadas a representantes de organismos públicos y privados para "analizar la situación, proponer soluciones y rescatar las experiencias internacionales", dijo Miguel Salvia, vicepresidente de la Asociación. La fecha no fue elegida al azar. Ayer se recordó el "Día de la Seguridad Vial", al cumplirse 54 años del cambio de mano, de izquierda a derecha, en las calles de la Argentina. La trilogía factor humano-infraestructura-vehículo fue el eje del encuentro desarrollado en la Cámara Argentina de la Construcción. El acto de apertura estuvo a cargo de Pablo Gorostiaga, presidente de la Asociación Argentina de Carreteras, quien destacó la necesidad de "formar toda una generación, con la aplicación de la ley de Educación Vial que aún no tiene la implementación expresada". A su turno, Norma Halles, de la Secretaría de Relaciones con la Comunidad, vislumbró que "se está despertando una conciencia respecto de la prevención" y resaltó la puesta en marcha de políticas tendientes a "generar cambios de conducta para dejar de ser transgresores" y abortar la cultura del "todo vale, fuertemente arraigada en los argentinos". Halles remató su discurso con un nostálgico "lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie". Y prometió, además, trabajar en la educación vial dentro y fuera del sistema educativo, así como ajustar los sistemas de sanción. En cambio, Eduardo Bertotti, del ISEV, se mostró en desacuerdo con la funcionaria al momento de escalonar los controles y sanciones, a los que ubicó en el último escalón dentro del proceso de culturización necesario. A ellos antepuso la información, la formación y la educación. "Pareciera que la disyuntiva es educamos o sancionamos", dijo, cuando en realidad se pone en juego, según explicó, un problema cultural: "La sanción va a ser mayor y más fuerte cuanto más apoyo tenga. En las sociedades avanzadas, el hecho de no educar es visto por la población como un atentado hacia la sociedad", remarcó. Finalmente, advirtió: "Si no cambiamos la cultura, vamos a tener cada vez más daños".
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