|
|
|
|
|
|
|
|
|
 La Alianza
Atlántica descubrió algo que todos sabían: que podía intervenir en la convulsionada
provincia yugoslava de Kosovo sin mandato de la ONU. Estados Unidos no piensa enviar
tropas terrestres, pero animó firmemente a la OTAN a planear operaciones aéreas contra
objetivos serbios en ese territorio, según confirmaron ayer fuentes del departamento de
Estado. Los norteamericanos están apoyando en el Consejo de Seguridad de la ONU el
borrador británico de resolución que autoriza el empleo de todos los medios necesarios,
incluida la fuerza, para frenar la represión serbia contra la mayoría albanesa. El
lenguaje de ese borrador recuerda demasiado el empleado en 1990 a propósito de Irak. En
Kosovo, el separatista Ejército de Liberación de Kosovo dio un paso más hacia que la
guerra se revele indisimuladamente como tal cuando ordenó el domingo la movilización de
todos los albaneses étnicos varones entre las edades de 18 y 55 años. Tras unas semanas de falta de sintonía, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos encontraron el lunes una salida en común. Al igual que la UE, Washington decidió adoptar sanciones económicas inmediatas contra Serbia, en concreto la prohibición de inversiones en ese país y la congelación de los activos serbios en el exterior. Pero el presidente de EE.UU., Bill Clinton, envalentonado por Tony Blair, primer ministro británico, va más lejos: desea que la OTAN prepare una acción de castigo contra Slobodan Milosevic. El que dispara primero, dispara mejor, es la regla también en Kosovo. "La OTAN está haciendo ahora algo que jamás hizo en Bosnia: planes de intervención para el caso de que el conflicto de Kosovo desemboque en una guerra abierta", dijo ayer Richard Holbrooke, el diplomático norteamericano que arrancó la paz de Dayton para Bosnia y ha mediado en el conflicto de Kosovo. Pero Holbrooke también insistió sobre otro detalle: la situación, y sus derivaciones posibles, son mucho más peligrosas que lo que fue la de Bosnia. La Casa Blanca se siente estafada por Milosevic. Cree que el líder serbio ha aprovechado la mediación norteamericana en Kosovo, y en particular su padrinazgo de conversaciones directas con el líder de la oposición no violenta albanesa, Ibrahim Rugova, para incrementar la represión en ese territorio. Esa sensación de engaño empuja con fuerza en la dirección de darle una dura respuesta al líder serbio. Clinton no contempla la idea de enviar tropas a Kosovo, según precisó el lunes Sandy Berger, consejero nacional de seguridad. Pero ya insistió, y consiguió, que se aumentaran las tropas atlánticas, incluso las norteamericanas, en Macedonia. Sin embargo, la iniciativa de que soldados norteamericanos desembarquen en Kosovo provocaría mucha resistencia en Estados Unidos, donde ni siquiera es popular la presencia de norteamericanos entre las fuerzas de pacificación en Bosnia. El restablecimiento de las sanciones económicas, una resolución del Consejo de Seguridad autorizando el uso de la fuerza y los preparativos militares de la OTAN son, por el momento, los elementos constitutivos del "mensaje fuerte" que la Casa Blanca desea enviar a Milosevic. El llamamiento a enrolarse del Ejército de Liberación de Kosovo fue recibido calurosamente por los jóvenes de Pristina (capital de Kosovo), cada vez más desilusionados del pacifismo musulmán del líder Ibrahim Rugova, un intelectual que estudiara semiología en París con el especialista Roland Barthes. Albania, que ha recibido en las últimas jornadas más de 10.000 refugiados, no hizo comentarios sobre esta decisión de organizarse de los albaneses étnicos que son una mayoría del 90 por ciento en Kosovo contra el gobierno central de los serbios de Belgrado. Y por más que la UE y Estados Unidos insistan en que la salida a la crisis es la autonomía de Kosovo en el marco de Yugoslavia, los kosovares insisten cada vez más en la independencia.
|
