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HOY SE PREESTRENA "HOMERO" DE BERNARDO CAREY
UN RAPSODA DE BUENOS AIRES

Manuel Iedvabni en un homenaje teatral en clave poética a la figura de Homero Manzi, con Ana María Cores-Lorenzo Quinteros protagonizándolo.

Homero Manzi con Francisco Canaro, en una instantánea de 1949.
"La agitada vida de Homero despierta ternura", define Iedvabni.

Pasión: "En el delirio final de Homero aparecen Evaristo Carriego, Borges, Eva Perón, sus tangos maravillosos y su pasión por la vida", cuenta Quinteros.

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Por Hilda Cabrera

t.gif (67 bytes) El propósito del autor Bernardo Carey era crear una pieza inspirada en un juglar, un "rapsoda" --dice--, y lo encontró en Homero Manzi, en su vida y su obra. Segadas tempranamente porque Manzi --nacido en la santiagueña Añatuya en 1907 y bautizado Homero Nicolás Manzione Prestera-- murió joven, de cáncer, en 1951, pero igualmente elocuentes. La propuesta del dramaturgo abre desde hoy un ciclo en el Teatro del Pueblo, con creaciones de autores ligados a la Fundación Carlos Somigliana, que entre otros integran Roberto Cossa y Eduardo Rovner. La pieza se titula simplemente Homero y describe los últimos momentos del poeta letrista de "Sur", "Malena" y de otros 200 títulos. Actúan Lorenzo Quinteros y Ana María Cores, y dirige Manuel Iedvabni, quien inscribe este trabajo dentro del "teatro poético", que inició con Tres mañanas y continuó con Chejov-Chejova.

"Es la misma manera de utilizar las luces y la música", apunta en diálogo con Página/12, junto a sus compañeros de elenco, luego de un ensayo que los dejó conmovidos. Iedvabni no oculta "la ternura que --dice-- nos despierta la agitada vida de Homero", y considera acertada la inclusión en la obra de un párrafo sobre Eva Perón, por entonces enferma de muerte, y por eso cruelmente destinataria de los grafitti que en las paredes de la ciudad proclamaban ¡Viva el cáncer!

"Toda nuestra historia está signada por la muerte de gente que tenía todavía un camino por hacer --apunta Carey--. Pienso en Mariano Moreno, que es para mí, y desde la infancia, una figura que me persigue, como la del Che Guevara, Eva Perón y los asesinados y desaparecidos. Vidas muy vívidas y muy ricas". En cuanto a Manzi, opina que el poeta muere en una época bisagra, cuando se termina el sueño del bienestar para todos: "A partir de los años '51 y '52, el liberalismo económico engancha a una Argentina en la que se habían intentado implementar políticas que incluían a las mayorías. Existía el propósito de impulsar la actividad empresaria y proporcionar un cierto bienestar a la clase obrera para que no pusiera palos en la rueda. Era el estado de bienestar que años atrás había implementado Roosevelt en Estados Unidos, y que tuvo también su costado autoritario, como el del gobierno de Perón entre nosotros".

Se trataba --según Carey-- de crear un colchón entre las clases, y en ese equilibrio ubica al Manzi comprometido con su tiempo. Al hombre que integró Forja, militó en el radicalismo y admiró a Hipólito Yrigoyen, pero también se acercó a Perón. Al que tuvo una empresa propia, y fue guionista y director de cine, gremialista y uno de los fundadores de Sadaic. Un Manzi múltiple que escribió letras perdurables, inspiradoras por otra parte de esta Homero, que se verá a partir de hoy en función de preestreno en la sala mayor del Teatro del Pueblo.

La poética de "Viejo ciego", "Sur", "Romance de barrio", "Monte criollo", "Milonga triste", "Discepolín" y, entre las menos divulgadas, "Una taza de café" --que destaca Ana María Cores-- es la base de la obra. Intérprete de un personaje imaginario que ayuda a Manzi "a bien morir", Cores (la rusita samaritana de Villa Crespo, un barrio de tango que extrañamente no fue cantado por Homero, según anota Carey) representa a la gente humilde que lo admira. La actriz también canta, y lo hace a capella, dándole a la letra el pulso de la situación dramática que padece el personaje. Una tarea tan difícil como la de Lorenzo Quinteros, quien compone al "rapsoda".

"Papel difícil pero gozoso --dice Quinteros--, porque este teatro que hacemos nos permite volar y reinventar. No lo hizo nadie antes, ni tampoco está terminado. Creo además que el texto define ampliamente a Manzi y rescata un tiempo de lucha de la Argentina. En el delirio final de Homero aparecen Evaristo Carriego, Jorge Luis Borges, Eva Perón, los fracasos en el cine, sus tangos maravillosos y su pasión por la vida. La lucha contra el cáncer que lo carcome, y sobre todo aparece la gente. Esa gente humilde, esperanzada, viviendo en un país que periódicamente se trunca..."

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