Videla está otra vez preso. Repito: Videla está otra vez preso. Disculpe que lo repita. Pero nunca pensé que podría pronunciar estas cinco palabras sin que estuviera soñando. Jamás me imaginé que podría decir: Videla está otra vez preso, sin estar mintiendo. Sin que sea apenas una expresión de deseo. Es verdad. Videla está otra vez preso. Ya sé que no se sabe por cuánto tiempo. Que en un par de días puede quedar en libertad. Que tal vez el juez Marquevich haya querido dar un golpe de efecto en los medios, que haya querido tapar algo. Sí, todo eso lo sé. Pero a esta hora Videla está otra vez preso. Y puede quedarse muchos años adentro. Así que quiero darme el gusto de decirlo con todas las letras. De repetirlo. De saborearlo. De disfrutarlo mientras dure. Página/12 tituló "Dios existe" y puso una foto de Videla con traje a rayas de presidiario de cuarta. Y le digo la verdad, confieso que me gustó. No porque me anime un sentimiento de venganza. Me gustó porque sentí que unas abuelas desarmadas habían derrotado a un general asesino. Sentí que el cabello blanco y las piernas cansadas habían vencido al uniforme y la metralla. Sentí que una tal Estela Carlotto se había convertido en una suerte de David y que el hondazo había dado de lleno en la frente de Jorge Rafael Goliat. Y Goliat se desplomó. Por eso me alegro cuando repito: Videla está otra vez preso. Porque está en el lugar del que nunca debió haber salido. Entre rejas. Porque solamente la inmoralidad de un indulto le permitió caminar las mismas calles que caminamos nosotros a alguien que había sido condenado por 66 homicidios agravados, por 306 secuestros, por 96 casos de tortura, por 4 tormentos seguidos de muerte y por 26 robos. Y sin embargo estaba libre. Iba a misa los domingos, al supermercado, a hacer gimnasia como si fuera uno de nosotros. Y no era uno de nosotros. Si le hubiesen sumado todos los años de cárcel que le correspondían le hubiera tocado estar 10.248 años a la sombra. Pero nadie vive tanto. Ni siquiera un tiranosaurio como Videla. Apenas estuvo menos de 5 años en la prisión militar de Magdalena y el actual presidente Menem lo indultó. Le perdonó todas las atrocidades que había cometido y que había ordenado cometer. Pero ni siquiera Menem puede perdonar hacia adelante. Ni un ser sobrenatural como el actual Presidente podía imaginar que ocho años después Videla volvería a la cárcel otra vez con todas las de la ley. Porque está acusado de ser el autor mediato de robo, secuestro y cambio de identidad de cinco bebés y esos delitos no prescriben. Son delitos de lesa humanidad imprescriptibles. Hay muchos chicos nacidos en cautiverio que todavía no fueron ubicados ni restituidos a sus familiares biológicos y por eso se puede decir que esos chicos que ahora son jóvenes de 20 años, más o menos, son los desaparecidos que todavía están vivos. La historia de los pueblos siempre tiene momentos mágicos y este es uno. A 20 años del Mundial '78 que Videla y su banda de secuestradores utilizó tanto, Videla volvió a la cárcel. Tal vez tenga que ver los partidos de este Mundial de Francia entre rejas. El jefe de los terroristas del Estado está preso y eso bien vale un brindis. Porque hay un nazi menos en libertad. Porque el aire está un poco menos contaminado. El responsable máximo del Holocausto argentino es un sinvergüenza pero si la tuviera debería padecer doblemente. Sentirse humillado porque un hombre de armas como él, un duro, un implacable está preso por robar bebés y por las denuncias realizadas por Abuelas. Bebés y Abuelas llevaron a la cárcel a Videla, al más sanguinario. Por eso el miércoles fue un día histórico. Un canalla menos entre nosotros, los civiles desarmados y pacíficos. Una gran victoria de la lucha y la tozudez de las Abuelas de Plaza de Mayo que no descansan nunca. Dale que te dale siempre para adelante. Buscando sus nietos, dale que te dale, buscando su sangre, dale que te dale... Buscando castigo a los culpables. * Basado en su editorial de ayer en Radio Del Plata. |