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UN MAGO EN UN MUNDO KAFKIANO

El ex Melli Carlos Belloso protagoniza "El deforme", el nuevo espectáculo, para actores y muñecos, de la marionetista Eva Halac.

"Eva me pide justamente lo que yo casi nunca hago: contenerme", dice.
Su personaje se inspira en "Informe para una academia", de Kafka.

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Por Hilda Cabrera

t.gif (67 bytes) Actor y autor de sus propios textos, Carlos Belloso crea personajes con la misma sorprendente naturalidad que tienen los magos para sacar objetos de una galera. ¡Pará fanático! se constituyó últimamente en una muestra de su imaginario, desbordante si se lo compara con el trabajo que le toca hacer ahora en El deforme, el espectáculo para actores y muñecos que se estrena hoy en el Teatro Babilonia, con libro y dirección de la marionetista Eva Halac (autora de la versión teatralizada de La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares). La historia de su personaje, un rumano de nombre Markus Busenau, se inspira en "Informe para una academia", de Franz Kafka. "Eva me pide justamente lo que yo casi nunca hago: contenerme", dice Belloso, cuya única relación anterior con las marionetas fue hace doce años en una pieza destinada al público infantil, "La batalla de las nueve lunas". El "deforme" es un chimpancé. Esto dicho sin ofender a nadie, porque de lo que se trata es mostrar formas en conflicto, las del hombre y las del animal, que en esta obra creada por Halac se resiste a ser "invadido" por la moral humana.

Markus intenta hallar al personaje que en el cuento de Kafka relata su pasada experiencia simiesca a los académicos, y al que el ficcional Busenau había enseñado trucos de mago y de mentalista. Cree encontrarlo escondido en Misiones, en un sótano. "Toda una simbología puesto que allí se ocultan cajas, y dentro de ellas, cosas. Y donde además muere una mujer y mi personaje lucha contra las pesadillas, los equívocos y las formas morales establecidas, que no puede romper." La apuesta es enlazar diferentes niveles de realidad: el de Markus, el mono (muñeco al que presta voz Eduardo Calvo y acciona la marionetista Valeria Kleinbort), y el de la camarera (Laura Markert, ex Gambas al Ajillo).

"Los muñecos son mágicos y ayudan a la obra. Me atrae eso de darle entidad a lo que no existe", dice el actor ahora "entregado" a una propuesta insólita dentro de su carrera, hecha de "picos expresionistas" --a veces en la línea melodramática (como en El pasado, donde lo dirigió Pompeyo Audivert)-- y de una profusa gestualidad (¡Pará fanático! y Mellilandia, entre otras obras). Entiende que, a diferencia de la televisión y el cine, el teatro es intensidad y corriente eléctrica: "En el escenario uno se ilumina", asegura. Esto no le impide interesarse por la tevé, donde aplica los métodos que aprendió en la Escuela Municipal de Arte Dramático. Así, en el programa "RR D.T." componía a un barrabrava que le daba entidad a la camiseta, y ahora con Gonzalo Bonadeo, en "Vamos de frente", analizará "científicamente" algunos partidos del Mundial de Fútbol, personificando a un profesor alemán que desacredita a los periodistas deportivos. Siempre con libreto propio, su propósito es experimentar, clonar jugadores, aplicar el principio de Arquímedes a una jugada peligrosa y las teorías de Darwin a los encuentros con los equipos adversarios de la Argentina.

Belloso prepara además otro unipersonal, de humor, su aliado en el teatro desde su anterior etapa junto a Damián Dreizik, integrando Los Melli. En sus espectáculos suele utilizar la autorreferencia: "Personajes de mi barrio, anécdotas mías que me emociona contar a la gente, y que veo le causan gracia. Por eso, a veces, pienso que se están riendo de mí. Me pasa cuando uno de mis personajes --uno de esos que tienen respuesta para todo-- dice que él sabe tanto porque es un tipo de Munro. Y como yo nací en Munro..." Para él el teatro tiene mucho de autobiografía. Siente que es verdad y mentira al mismo tiempo, y eso lo conmueve. Que es "un misterio diferente al de la televisión, a la que creía que no iba a entender nunca."

 

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