Por D. L. desde L'Etrat Fue
como si se viniera abajo otra vez el Fokker 31, esta vez no en Medellín sino en el Centre
de Formation aux Sports, aquí en L'Etrat. Se pararon los corazones, se desangeló el
aliento, cuando Gabriel Omar Batistuta abandonó de repente la práctica que todos los
enviados seguíamos espiando desde las colinas circundantes, para hablar, rostro dolorido,
con Daniel Passarella. Los periodistas radiales comenzaron a discar frenéticamente sus
celulares, la histeria suele crecer en proporción geométrica en estas circunstancias.
"Pisó mal y se dobló algo" alcanzó a informar alguien con cara de tener la
posta. Las lluvias de los últimos días dejaron las canchas del Centro en estado acaso
excesivamente blando. "Mamita, si no juega... Hay que tranquilizarse", pidió
otro. El equipo volvió a plantarse en la cancha, pero esta vez con Abel Balbo. El Bati se
quedaba al costado, junto a Hernán Crespo. "Crespo está entre algodones, ¿ahora
será Bati? ¡Qué mala suerte!" se lamentaron un par de enviados-hinchas.
No fue sino hasta que Eduardo Bongiovanni lanzó uno de sus sempiternos
partes de prensa que supimos que el delantero de la Fiorentina había sufrido "una
leve entorsis de tobillo que no reviste gravedad". Según el lugarteniente mediático
de Passarella, "no le impedirá estar en el debut. Como medida precautoria, nada
más, no participará de las actividades programadas para la tarde".
Luis Seveso, el médico de la selección, aseguró que con un buen
tratamiento kinésico, la recuperación de Batistuta no puede demorar más de 24 horas.
Esperemos. Porque para jugar mañana en Toulouse, aunque sea ante los japoneses,
necesitamos a todos. A Gardel seguro, pero también a los guitarristas, a Le Pera sin
duda, y si está Corsini, mejor.
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