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Por A.D.B. ![]() Ayudado por los 22 jugadores que formaron parte del encuentro, Castrilli pasó sin complicaciones su debut mundialista, y logró pasar inadvertido. Fiel a su costumbre, no toleró el juego fuerte ni las protestas y sacó a relucir tres tarjetas amarillas. En los momentos de duda, optó siempre por dejar correr la pelota. Algunos vieron al goleador de los daneses, Marc Rieper, en posición adelantada, pero las imágenes captadas por televisión demostraron que el tanto fue perfectamente legítimo. La gran novedad fue que Castrilli se puso por primera vez en su carrera el polémico dilatador nasal, esa tirita usada por muchos deportistas que, colocada sobre el tabique, aumenta la apertura de las fosas nasales y da una sensación de mayor oxigenación y capacidad aeróbica. Durante la primera parte los equipos se mostraron imprecisos, faltos de ideas y de claridad en la definición. A los once minutos, Castrilli amonestó al árabe Al Muwalid y al danés Weighorst un minuto más tarde. "Creo que la segunda tarjeta fue exagerada", puntualizó Sánchez. El segundo tiempo fue mucho más entretenido y con muchas jugadas para desnivelar, fundamentalmente cuando la pelota pasó por los hermanos Laudrup, quienes crearon las mejores situaciones. Así, Dinamarca pudo conseguir el gol del triunfo a través de Rieper, que luego fue amonestado por Castrilli. Otro que, a juicio de Sánchez, tuvo un buen desempeño, fue el línea argentino Claudio Rossi. "Pese a que las transmisiones de TV no son muy buenas, y no se puede apreciar bien del todo, Rossi habilitó muy bien en la jugada del gol." Al finalizar el partido, jugadores de los dos equipos se le acercaron para estrecharle la mano, signo inequívoco de que las cosas le habían salido perfectamente. "No tengo ninguna duda de que Castrilli dejará bien parado al arbitraje argentino en este Mundial", confesó Sánchez. Da toda la impresión de que el comité arbitral juzgará satisfactoriamente a Castrilli, y que le dará la oportunidad de dirigir un segundo encuentro de mayor relevancia.
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